Vivir la experiencia del perdón nos innova y nos enseña a ser cada vez más, signos del amor de Dios. Percibimos la gracia de Dios y nos llenamos de fortalezas para avanzar cada vez más hacia la renovación de nuestro espíritu.

Perdonar es la actitud donde Dios se nos muestra como el camino por donde nos transportamos llenos de su misericordia hacia la sanación de nuestro ser, logrando recibir de Él, los medios eficaces para triunfar sobre el mal.

Muchos somos los que nos hemos equivocado cuando pretendemos perdonar confundiendo fácilmente el perdón con la reconciliación.

Perdonar es darle respuesta moral a la otra persona que injustamente nos viene ofendiendo y reconciliación es el logro de alcanzar la unión de dos personas para respetarse mutuamente.

El perdón nos exige liberación, cambio sincero de actitud, ponerle fin a todo, darle el reconocimiento justo a la personas y ofrecer un sincero y franco amor lleno de la voluntad de Dios; haciendo entender a la otra persona, que Dios en su inmenso amor nos perdona con gran misericordia.

Cuando juzgamos duramente a los demás sin pensar que nosotros también fallamos, necesitamos recibir el perdón de Dios sin olvidarnos que delante de Él, todos somos deudores.

El Evangelio de San Mateo Cáp. 6. 14-15, nos muestra la misericordia de Dios hacia el pecador que se arrepiente, cuando Jesús le dice a sus Discípulos: “Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre Celestial los perdonará. En Cambio, si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”. Y el Cáp. 18.21-22, Pedro se le acercó y le dijo: “Señor, ¿Cuántas veces debo perdonar las ofensas a mi hermano? ¿Hasta siete veces?” Jesús le respondió: “No digas siete veces, sino setenta veces siete”. Lo que quiere decir ¡SIEMPRE!

Hoy Jesús nos llama a que busquemos nuevas maneras de abrirnos hacia los caminos que nos enseñan a vivir la reconciliación y ha que saquemos las fuerzas para enfrentarnos contra el mal que nos arrebata la convivencia pacifica y la paz. A creer que Él va a nuestro lado buscando todos los medios para que podamos perder el miedo a la libertad; y a que no nos cerremos hacia la búsqueda afanosa de vivir la aventura de expandir en cada rincón del mundo, su gran misericordia.

SEÑOR, CONCEDENOS HOY LA GRACIA DE TRABAJAR A TU LADO SIENDO MULTIPLICADOR DE TU PAZ.

Pensaba luego de leer el Evangelio de San Marcos Cáp. 16. 15-20, lo maravilloso que era caminar al lado de alguien que conforta con su presencia y su amistad, que como guía, enseña cualidades y pensamientos de Dios y de todas esas formas para adquirir valentía a través de su Espíritu Santo para perder el miedo y el temor, aceptándolo como consejero y mentor.

Y analizaba como en su época de estancia entre nosotros, sus discípulos que le siguieron luego que les llamó a pesar de su condición humana para convertirlos en pescadores de hombres, apreciaron, lo maravilloso de haber vivido esta experiencia al conocerlo y saber su procedencia. Así, lo comentan en sus escritos consignados en los Santos Evangelios.

Fue Jesús quien les mostró sus cualidades, que impresionaron no solo a ellos, sino a todos aquellos que querían conocerle y ver sus milagros y sanciones.
Realizó y forjó su vida en medio de un pueblo afligido, pobre y apartado, y allí, en medio de tanta humillación y violación de sus derechos, fue sencillo y de gran corazón.
Tenía sentimientos de humildad que denotaba a quienes le conocieron, no tener interés por denunciar las cosas por ganar prebendas, ni premios, sino para mostrar el camino verdadero, única fuente de la sanación de las heridas del corazón y la muestra de un medio que ayudaría al hombre para que alcance la perfección de su ser, logrando su salvación, mediante un cambio radical en su vida teniéndolo a Él como eje principal.

Hoy Él quiere aún que todos los hombres sin excepción, sin distingo de raza, religión o clase social, se dispongan con un corazón abierto y sincero a seguirle y convertirse en hombres que escudriñan los senderos de la perfección y se atrevan a salir como valientes guerreros a hacerle frente a todas las adversidades del mundo, a conocer los signos de los tiempos y a divulgar su palabra como fuente de vida nueva.

¿Sabes? Este Evangelio me dejó extasiado, descubrí como es fundamental para todo cristiano ser portador y transmisor del rostro amoroso de Jesús, mediante una vida coherente a su palabra donde se demuestre a los demás, por razón de un testimonio, que somos también nosotros, fuentes de luz en medio de las oscuridades y sal que da sabor a la vida.

Ahí está nuestra misión, ir a todos los lugares del mundo, donde el amor maravilloso de Cristo nos inspire, para proclamarlo como el Maestro que enseña el Camino, la Verdad y la Vida.


SEÑOR, TU NOS LLAMAS PARA SEGUIRTE Y PERMANECER SIEMPRE A TU LADO, NOS COMPROMETERNOS A ANUNCIAR EL REINO DE DIOS EN TODO LUGAR CON TU INSPIRACIÓN.

Muchos hoy nos preguntamos: ¿Será que Dios nos escucha cuando le oramos o tendrá misericordia por los que sufren las injusticias, hambre, pobreza, y el dolor? Estas preguntas y otras de ese mismo estilo las escuchamos insistentemente entre personas que viven dudosos e incrédulos de la existencia de Dios- Amor y que ponen en duda la fe.

Son muchos los lugares del mundo donde se viven a diario momentos de desencanto, indiferencia y escepticismo ocasionados por tanta crisis a veces provocada por los desastres naturales y otras veces por el mismo hombre, pero allí donde nace la angustia y la desesperación es donde debemos consolidar nuestra fe.
La fe no la podemos poner en consideración de otros, ni mucho menos usarla como un talismán mágico que sirve para solucionar o resolver nuestros problemas, ni como esa droga que recomiendan algunos para aliviar los dolores frente a las necesidades humanas, ¡NO!.

Hay la necesidad de entender que la fe es esa voluntad que soñamos y que todos poseemos para superar todas las dificultades. Ella es un parte de victoria que anteponemos para luchar contra el mal y que solo se logra con la ayuda, la voluntad y el poder de Dios.

Un hombre con una fe firme no piensa en el fatalismo sino que lucha y trabaja con profunda esperanza convencido que puede vencer el mal con el bien y el odio con el amor.
Un hombre con fe tiene la seguridad que en la Palabra de Dios logra llenarse de disponibilidad y de esperanzas, porque con ella es donde asume las responsabilidades con humildad y sinceridad.

Hoy es un buen momento para pedirle al Jesús que nos aumente la fe para tener con ella, una mejor calidad de vida. Que nuestras actitudes sean sinceras y radicales para que vayamos abandonando de una vez por todas esas aspiraciones exageradas que a diario vivimos y soñamos; y que confiemos plenamente en las maravillas que hace Dios cada día por nosotros. Que nos convenzamos de que hay que renunciar cada vez más de esas aspiraciones exageradas de tener dinero y ocupar posiciones sociales que nos van separando de la unión fraterna y de la vida común en la sociedad, las que provocan el desasosiego y la zozobra en el mundo de hoy.

Pidámosle al Señor para que con una fe renovada, profundicemos más en la oración, los sacramentos y la lectura de la Palabra para así, cultivar la confianza y la esperanza en Dios.


SEÑOR, SACIANOS DE FE PARA NO DUDAR UN INSTANTE DE TI

La sociedad en la que vivimos y nos forjamos día a día por nuestra vida, se mantiene hoy apartada y hostil con aquellos que creen en Dios, siendo muchos los que se burlan, atacan y tratan hasta de locos a los que han aceptado a Jesucristo como Señor y guía de sus vidas.

Sus burlas dejan entre ver la falta de comprensión hacia el Evangelio de Jesús que proclamamos no solo de palabras sino con nuestros propios testimonios de vida.

Y es que como hombres de fe y pacíficos que imitan al Salvador no podemos crear conflicto ante estas situaciones, sino que debemos mantenernos firmes y coherentes en nuestro hacer y actuar. Por ello, nuestras acciones han de ser la mejor respuesta que demos.

Nuestra actitud ha de ser valiente, de no dudar y de no avergonzarnos de ser protagonistas de la fe al Evangelio. Quienes creemos y vivimos de manera diferente no hacemos nada malo, antes por el contrario estamos sembrando en los corazones de los hombres semillas del amor misericordioso de Dios, alegrías y esperanzas para que cada uno se esfuerce por lograr la salvación en Cristo.

Hoy te invito a seguir adelante, depositando toda tu confianza en Dios, teniendo la certeza de que Él no nos defraudará.

Abramos nuestros corazones y dejemos que la fuerza que nos da su Espíritu Santo sea la que nos impulse hacia delante. Ten la seguridad que Dios te ha bendecido y que eres su hijo predilecto entre muchos de los que hoy ni siquiera se preocupan por buscarlo. Él conoce tu esfuerzo y sabe que tú te preocupas por vivir conforme a su Palabra.


SEÑOR, AYUDAME A SALIR VENCEDOR, LLENAME DE OPTIMISMO PARA SEGUIR CON TU GUÍA LOS SUEÑOS QUE ME HE PROPUESTO.

Reconocemos que los seres humanos somos débiles frente a toda dificultades las que nos llenan de temores y miedo al cometer muchos errores. Ante ellos y al ver que son muchas las veces que nos pasamos de la ralla con nuestras equivocaciones, intentamos tirar la toalla al vernos vencidos; pero nos damos cuenta que en medio de las tribulaciones y desesperanzas existe un Dios quien nos llena de su aliento, nos provee de sus fuerzas, nos da sabiduría y animo para que sigamos nuestras luchas y podamos vencerlas saliendo adelante ante todas las circunstancias de la vida.

Hoy les invito a recapacitar sobre nuestras vidas y a entender que cada minuto por vivir forma parte de ella. Que tenemos la necesidad urgente de cambiar y de creer en nosotros mismos convenciéndonos de nuestras capacidades y dones que Dios nos ha dado.

Nuestra insistencia es radical en cada uno de los escritos porque corresponde a esa invitación que Jesús nos hace infatigablemente para que encontremos en Él el camino verdadero de nuestra perfección, la que irreversiblemente nos conducirá a la casa del Padre.

Cuantos hoy decimos abiertamente que creemos en Dios formando parte de tal religión o creencia, pero en verdad nuestras obras dicen y demuestran lo contrario.
Vivimos constantemente engañándonos nosotros mismos y a los demás, fingiendo compartir el diario vivir con coherencia a nuestros principios e interiormente reconocemos y sabemos que realizamos hechos y acciones contrarias que expresan vicios y vacíos que nos confirman el vivir en consonancia con el pecado.

Te invito hoy a salir adelante, confiando plenamente en la relación abierta y permanente con nuestro Padre- Dios y ha no dejarnos vencer por las indecisiones que nos trasladan a vivir un mundo de desesperanzas, tribulaciones y frustraciones.

Tenemos la necesidad urgente de vivir cada día de cara a Dios dejando que su amor sea la roca donde se simiente nuestra vida, haciendo que Jesús sea el pastor que nos conduce hacia la plena libertad y donde la seguridad no deje perder la calma ante esos caprichos que turban nuestra fe.


SEÑOR, TU ERES FUENTE DE AGUA VIVA QUE SACIA NUESTRAS ANCIAS, DANOS LA OPORTUNIDAD DE SER VENCEDORES A TU LADO.

Hoy es muy común escuchar de muchos hombres expresiones que denotan dudas de la coherencia de otros y fácilmente dicen “Es que…no aplican lo que predican”. Y ello, radica fundamentalmente en la perdida de liderazgo de muchas personas que asumen situaciones distintas frente a la vida.

Quienes hacen estas reprimendas conocen muy de cerca a los que señalan; y no pecan de ignorancia, ya que perciben que sus modales no son los ideales, ni mucho menos coherentes, pues van siempre en contra vía de lo que son, de lo que hacen y de esa nobleza con que deben actuar.
Y no solo eso, están al tanto de lo que esas personas pueden hacer, a quienes consideran las primeras violadoras de las leyes o normas que se promulgan.

No son ellos solos los que juzgan o señalan, también somos nosotros los primeros en causar esta situación; porque como unos fustigadores salimos adelante llevando las banderas de los señalamientos sin ser capaces de vernos primero nuestros corazones para precisar las afirmaciones.

Es esta pues una doble moral a la que nos hemos venido acostumbrando, al no buscar la coherencia entre nuestras vidas y el alegato que hacemos sobre aquellas cosas o esas acciones que son justo realizar correctamente.

Hoy vemos en nuestra sociedad muchas personas que defienden a capa y espada los valores familiares y cuando se les mira muy de cerca percibimos que son ellos los primeros en ser infieles a sus principios y a sus parejas acostumbrándose a violar no solo los valores de su esposa sino la de sus hijos, amigos y familiares. Y así, con esa doble cara, hacen y expresan su doble moral.

Jesús hoy nos sale al encuentro para decirnos que Él es el símbolo de la moral y del amor, no de una moral de actos, sino de la moral de las opciones fundamentales que no se detienen en una u otra situación sino que caminan hacia la orientación y para darle el sentido total a vida.
Él nos señala el perdón como el medio eficaz para lograr la reconciliación y la paz, además, nos brinda todas las oportunidades que queramos si le somos fieles a sus ideales y a su seguimiento.
Para ello nos ofrece la moral de la comunicación, de la apertura, del dialogo y del entendimiento y no una moral para señalar al otro y excluirlo de la convivencia fraternal.

Hoy te invito a que revises tus principios morales y te mires con sinceridad a ver cuales son los que estas aplicando y cuales son los que más te cuesta cumplir.

Recuerda lo que le dijo Jesús a quienes perseguían para apedrear a la mujer adultera: “Quien se sienta libre de pecado que lance la primera piedra”.


SEÑOR, HOY QUIERO HACERTE ENTREGA DE TODAS ESAS SITUACIONES QUE NO ME PERMITEN VIVIR COMO TU QUIERES QUE VIVA.

Cuando andábamos equivocados sin aún descubrir que la fe es la fuente de una vida sana y abundante, caminábamos como sonámbulos sin importarnos las cosas, persistíamos en nuestras ideas extrañas, dudas, incredulidades e incertidumbres, sin darnos cuenta que en medio de ellas estaba Dios defendiéndonos, sosteniéndonos y dándonos las fuerzas que necesitábamos para alejarnos de esas inclinaciones e iniciarnos con Él a una vida nueva alimentada por una esperanza indestructible.

Y lo cierto es que cuando un hombre mira con esperanza la vida y se abandona en las manos de Jesús, la fuerza del mal intenta por todos los medios que estén a su alcance y bajo toda coacción, hacer hasta lo imposible para no perder a uno de sus adeptos.

Jesús es la fuerza imprescindible para destrozar de una vez por todas las ataduras que nos mantienen inmerso y en la retaguardia. Él es la esperanza indestructible que nos da la apertura a la vida, nos abre los caminos y nos brinda las alternativas que deseamos para ser sus seguidores. Él, nos enseña con su Palabra la experiencia nueva de vivir y como lograr la plenitud y la libertad.

Hoy ante tantas incertidumbres, inseguridades y falta de fe que vivimos, vemos como son muchas las personas que se aprovechan de nuestras circunstancias y debilidades; y como lobos hambrientos salen a nuestro encuentro ofreciéndose como “lideres” o “maestros de la vida” unos paraísos y tesoros escondidos donde se nos engaña y se percibe una felicidad equívoca.

A pesar que muchos dicen tener el conocimiento de esos engaños y mentiras caen presurosos en sus garras sin tener en cuenta los principios éticos y morales que se han venido sembrado como patrimonio en sus familias, sin dudar un instante, salen como ovejas sin control ha aceptar las propuestas que le presentan, dizque por indagar y conocer otras alternativas.

¡Hay de esas falsas ilusiones y esas falsas alternativas, contrarias a la plenitud de vida y la verdadera libertad que nos ofrece Jesús y de esos que tienen débil su fe!

Jesús no trata de sorprendernos sino que como buen Pastor toca las puertas de nuestro corazón, nos llama por nuestros nombres, nos invita a que le sigamos y como guía caminando delante de nosotros, acompañándonos como fiel amigo, nos muestra el verdadero camino de una vida abundante y una libertad plena.

SEÑOR, ENSEÑANOS A DISTINGUIR TU VOZ DE BUEN PASTOR PARA SEGUIRTE FIELMENTE.

En el día de ayer junto a mis hermanos de comunidad de los Salvatorianos Laicos de Cartagena, nos dispusimos a preparar un tema muy interesante a los padres de familia de bajos recursos económicos que tienen sus hijos enfermos de cáncer y que se encuentran bajo la guía y amparo de la Fundación de Esperanza de vida (FUNDEVIDA) dentro de la jornada de pastoral que realizamos allí.

El argumento que disponíamos era el de llevarles “El fortalecimiento de la Pareja para los momentos de dificultad”. Y en él analizábamos las circunstancias y momentos embarazosos que ellos atravesaban bajo la custodia y acompañamiento de sus hijos y la necesidad de que a la luz del Evangelio encontraran las fortalezas necesarias para soportar tan dura experiencia.

Y nos decíamos: Para vivir a la par de ellos y ubicarnos en su lugar es importante sentirnos que somos pieza fundamental de esta situación, que somos buenos padres y testimonio de vida que enseñan la guía y el camino que Dios ha dispuesto para nosotros; siendo buenas personas que van formando una unidad compacta entre padres e hijos y viceversa, que asumiendo los valores como rectores de los comportamientos, tales como la responsabilidad, el respeto, la tolerancia, la ternura, la honestidad, la sinceridad, el autocontrol y la solidaridad, ayudamos a construir la autoestima de sus hijos enfermos, haciendo que ellos aprendan a amarse mutuamente, sintiéndose bien consigo mismo a pesar de sus dificultades físicas y enfermedades, aceptándose tal como son y valorándose como personas humanas.

La necesidad importante era de comunicar los sentimientos del amor mediante el conocimiento de Dios-Amor, tomando como base para nuestra exposición la lectura de la Primera Carta de Juan Cáp. 4. 7-21 donde se destaca el papel importante del Espíritu Santo para guiarnos y la acción de Dios en los momentos difíciles quien acompaña a los hombres brindando fortalezas, ternura, caricias de Padre y enseñando que somos sus hijos predilectos y muy valiosos.

Nuestra experiencia fue única y sentimos como la luz de su sabiduría nos llenaba y percibimos que verdaderamente Dios está con nosotros, porque salimos consolidados para exponer a los padres de familia nuestros sentimientos cristianos y que comprendieran la necesidad del encuentro con Dios-Amor para sortear toda dificultad y salir adelante en todas y cada unas de las situaciones.

Realizamos nuestra pastoral en medio del dolor de algunos padres quienes veían a unos de sus hijos atravesar el mar profundo de las dificultades, al incrementarse y hacerse más aguda su enfermedad.

SEÑOR, LLENA CADA INSTANTE DE TU PRESENCIA Y FORTALECE LAS FAMILIAS QUE PADECEN EL DOLOR DE NIÑOS ENFERMOS CON CÁNCER.

TE INVITO A SER MIEMBRO DE QUERIDOS SALVATORIANOS, UNETE A NOSOTROS E INVITA A TUS CONTACTOS A QUE PARTICIPEN EN ÉL. ABRE: http://www.facebook.com/group.php?gid=9611669137

Si nos apartarnos a un lado y dejamos que los vientos de tristeza nos arrastren por los caminos del desanimo renunciando así, a los anhelos que hemos soñado y nos decidimos a buscar salidas ligeras, utilizando fantasías superfluas y torcidas, nos vamos acercando a la destrucción de nuestro ser y apartando cada vez más de los destinos que Dios ha señalado para el hombre.

Caminar hacia la perfección ha de ser desde ya nuestro ideal; para ello, se hace necesario fortalecer nuestra amistad con Dios y buscar con la ayuda de su Espíritu Santo unos planes de vida que nos ayuden a realizar encuentros personales con Cristo, para así, salir fortalecidos con actitudes guerreras que nos vayan apartando de las penumbras y medias luces que van brotando de la vida.

No somos perfectos pero debemos luchar por dar lo mejor de si a favor de nuestro proyecto de vida, favoreciendo de igual manera a los pobres y necesitados; los cuales, Dios nos lo ha puesto en el camino. Caemos fácilmente y con la fuerza que tiene el pecado nos vamos impulsando hacia la destrucción del ser. Pero, allí es precisamente, donde debemos luchar permanentemente colocando nuestras vidas en las manos de Dios, para que nos ilumine y proteja; y con Él, podamos realizar el deseo de constituirnos personas libres que caminan con la seguridad de alcanzar las metas perfectas.

Requerimos ser constantes y filiales a Dios comprometiéndonos con la vida a realizar todos esos sueños e ilusiones que nos planteamos, glorificándolo y haciendo su voluntad.

La voluntad de Dios es que seamos felices y que hagamos sacrificios para encontrarla en su plenitud.

Los cristianos somos gente que vivimos a la manera de Jesús, que vivimos seguros que no hay nada mejor que seguir sus huellas y sabemos que con Él el sentido de la vida no está en este mundo, ni mucho menos en aquello que se nos vende a diario como felicidad.

Hablamos de un Jesús vivo presente en nuestros ideales y sueños, que enseña a amar, que nos llena de sentido la vida y nos invita a comprometernos para alcanzar la verdadera libertad.


SEÑOR, QUE BUENO ES QUE COMPARTA MIS EXPERIENCIAS DEL ENCUENTRO CONTIGO CON TANTOS HIJOS TUYOS QUE QUIEREN AMARTE.

Hoy vemos muchos hombres afanados por buscan a un Jesús que le responda a sus necesidades, ansias de poder y riquezas, olvidándose que Él es la fuerza espiritual que seduce y nos conduce por el camino de la verdad y de la vida.

Así, envueltos en esa polvareda de ambiciones que les impiden ver el camino que los ha de arrastrar a los deseos de Dios, recurren a terceros, los que llenos de embrujos y sofismas estimulados por el vicio y la avaricia, los engañan con creencias y hábitos extraños que les incitan y les debilitan la fe.

Parece ser que las cosas del mundo y las apetencias mundanas, son un interés común y se olvidan que existe un Dios vivo y presente entre nosotros, que está frente a frente a nosotros deseando que nos desprendamos de esos pensamientos y costumbres, lo descubramos, le escuchemos y le sigamos asumiendo una vida distinta y un compromiso personal de ir modificando nuestras prácticas, mañas y placeres vanos.

No pensemos que esto nos ocurre ahora en estos tiempos, ¡No!, lo notamos en las Santas Escrituras y más exactamente en el Evangelio de San Juan Cáp.6, 22-29 cuando a Jesús se le acercaron un grupo grande de personas después que Él realizó la multiplicación de los panes y peces y Él con autoridad les dijo: “Me buscáis, no porque habéis visto signos de quien soy, sino por el interés y porque comieron pan hasta quedar saciados”.

Cuantos hoy queremos comprar un milagro de Jesús y recurrimos a colocarle veladoras y hasta realizar novenas, sin hacer el buen uso de las formas religiosas que han de expresar nuestra fe y cuando no vemos sus efectos, nos enojamos y hasta nos distanciamos de nuestra religión.

Jesús es el pan que nos da la vida, la esperanza y nos llena de fe. Él, nos alienta la alegría y nos aparta las tristezas y desencantos. Él es el alimento que perdura para la vida eterna.

No permitamos que los afanes del mundo nos distraigan y desvíen de la presencia de Dios. Oremos y pidámosle que nos llene de su Espíritu Santo para que comprendamos que la vida cristiana no se caracteriza con el deseo desmedido de poseer y acumular riquezas, sino que ha de estar centrada en el amor y la caridad.

SEÑOR, TU NOS CONOCES Y SABES NUESTRAS NECESIDADES. AYUDANOS A SER COMO TU QUIERES Y QUE TE SIRVAMOS DESINTERESADAMENTE.

Cuantas actitudes en la vida hemos tomado que llenan el corazón de oscuras sombras hasta el punto que lo comprime del temor y como unos heroicos evitamos exteriorizarlas, confesarlas e inclusive, que sean descubiertas por aquellos con quienes convivimos.
Y nos oprimimos, nos encerramos y hasta sufrimos momentos difíciles de estrés porque hacen tanto daño en nuestro interior.

Hoy Jesús nos sale al encuentro, en medio de nuestras angustias y debilidades, ya sea por la noche que vivimos, por el viento que en contra nos azota y por esas olas que golpean fuerte nuestra vida; y al oído nos dice: “Soy Yo, no temas, camina hacia delante, llénate de ilusiones y atrévete a navegar en el mar de las esperanzas que te ofrezco”.

Sensaciones como estas la vivieron en carne propia sus discípulos, quienes después de haberles enseñado a compartir con otros la vida, hacerlos sentar en el pasto verde para fijar la mirada en Él, dividir el alimento y comer con todos los cinco panes y dos peces que un joven cedió a la solicitud que le hiciese Jesús, ellos, se atrevieron a subir en la barca apostada a la orilla y remando mar adentro lo cruzaron de noche hacia Cafarnaún.

Fragmentados por su desconfianza y ansiedades, en medio de un mar embravecido por un viento fuerte, sintieron que Jesús se les acercaba caminando, calmando la braveza de sus desengaños e incredulidades para decirles que no fueran frágiles, que no temieran ante nada, que vigorizaran su fe y que Él, no les abandonaría porque siempre estaría junto a todos ellos llenándonos de energías con su Espíritu para que continuaran la vida.

Somos débiles y muchas veces las tentaciones son tan fuertes que nos derrocan y separan de Dios; llevándonos a la destrucción total de la vida. Pero en medio de nuestras debilidades y equivocaciones, siempre tenemos la compañía de Jesús quien nos brinda las fuerzas necesarias para luchar, invitándonos a que con firmeza crucemos el mar embravecido y oscuro por las tempestades de la vida, así como Él fue capaz de asumir la cruz.

Cristo nos invita a que seamos pan que se multiplica y que se hace accesible a todos, que seamos fruto de la tierra para que multipliquemos la cosecha y sean muchos los que se sacien de la comida que brindamos, porque en ella Dios se hace presente en persona.

Jesús es exigente pero no es inhumano, la libertad que nos ofrece es para que nos amemos unos a otros y sembremos en el corazón de los hombres luces que aparten definitivamente las sombras.


SEÑOR, DANOS TU LIBERTAD PARA QUE NO NOS FALTE TU PAZ Y SEAMOS FIELES A TI.

Jesús no solo nos ofrece el perdón de nuestros pecados sino que nos brinda la posibilidad de hacernos hombres nuevos y renovados, libres a las ataduras de la injusticia y de todo mal que pervierte y destruye a los hombres.

Para aceptarlo como nuestra guía, nuestro Maestro y restaurador, es indispensable ante todo que nos aceptemos a nosotros mismos tal como somos, frágiles y limitados que miran con esperanza a Jesús como el Salvador.

Quien se decide seguirle ha de mostrar el rostro sonriente de Él, que anuncia en cada lugar sin miedo o temor con su vida, la autenticidad de ser su discípulo transmitiendo esperanzas y el fruto de la transfiguración.

Jesús, fuente de agua viva y centro dinámico de nuestras vidas. Él se hace para nosotros como el pan partido y el vino derramado que calma la sed y el hambre invitándonos a que compartamos todo lo que tenemos con nuestros hermanos, siendo multiplicadores y accesibles para todos y conductores de la unión fraterna mediante la entrega incondicional del amor.

Una de las herramientas que nos ha brindado para que permanezcamos en la alegría es la oración, el autocontrol y la conciencia recta para lograr vencer las tentaciones.

Todos los hombres tenemos las capacidades necesarias que nos ha regalado Dios para hacer el bien, pero somos constantemente influenciados y amenazados por la tentación que nos conduce a realizar el mal. Tenemos hoy la necesidad imprescindible de desprendernos de todo para presentarnos ante Jesús renovados y libres de toda atadura.

Jesús nos invita con insistencia a cada momento de nuestras vidas a dejarlo todo por Él, a que seamos capaces de remar mar adentro dejando a la orilla del lago nuestras redes de las seguridades, autosuficiencias, cosas superfluas, secundarias y nuestros afanes por las cosas del mundo.
Para ello, necesitamos creer en lo que Él creyó, dar importancia a lo que Él dio e interesarse por lo que Él se interesó, defender su causa y mirar a los demás con sus mismos ojos.


RECORDEMOS QUE QUIENES SEGUIMOS DE VERDAD A JESÚS HEMOS SIDO SALVADOS Y QUE NUESTRO COMPROMISO ES DE SER SALVADORES.

Cuantos dilemas hemos sentido por las incontables cosas que a diario vive el mundo; nos vamos sintiendo incapaces de opinar y hasta para buscar formas o medios para ayudar a resolverlas; quizás, porque nos sentimos sin fuerzas o con una fe muy débil donde la confianza en Dios flaquea.
Pero en el fondo existe la esperanza y acudimos a Él para pedir refugio diciéndole: Señor, tu eres mi roca, eres mi fortaleza.

Valdría la pena que hoy nos preguntemos sobre la manera de cómo hemos fundamentado nuestra fe y si hemos sido conscientes del precio que debemos pagar por nuestra salvación, ya que ella se ha de pagar con fidelidad.

Cuantos impulsos nos llaman la atención y nos atraen, aunque sepamos en el fondo que nos van a destruir.
Ser fiel y ser obediente en medio de las tentaciones es lo que debemos hacer confiando plenamente que Dios no nos deja, ni nos abandona a pesar de que no seamos capaces de mirarlo.

Te invito hoy a confiar en Dios y ha buscarlo en medio de alegrías y dificultades, confiando en su Palabra, acudiendo a Él con plena sinceridad y a seguir de manera radical el camino que nos va señalando.

SEÑOR, AYUDAME A SEGUIR TUS PASOS Y A NO DETENERME A PESAR QUE ME SIENTA SIN FUERZAS.