Antes que Jesús fuera sacrificado en una cruz
nos deja una tarea muy importante. Pareciera como es el hombre que se va de
viaje y a su regreso a cada uno nos pedirá cuenta de lo que realizamos. Por
ello hoy nos dice: estén vigilantes, atentos, despiertos, siempre dispuestos a
recrear cosas nuevas en su propia vida.
Tener un corazón bien dispuesto para amar,
servir y comprender que el futuro de la espera, se crea en el hoy con atención
y esfuerzo para vivir y practicar la Palabra de Dios. No hay que dormirse,
dejando para mañana lo que puedes hacer hoy.
Cada día, cada minuto de nuestra vida hay que
darle un verdadero sentido para descubrir la gran riqueza del amor de Dios y el
amor al necesitado. Quien está despierto y vigilante, descubre la verdad de la
vida y camina rectamente en la presencia de Dios. Porque tú Señor de la vida y
de la historia: "Sales al encuentro del que practica gozosamente la
justicia y se acuerda de tus caminos" (Is. 64,4).
Sólo Él es el Dios que nos impulsa a una vida
nueva, porque somos obra de sus manos. Porque él "es nuestro padre,
nosotros la arcilla y tú el alfarero. Somos obra de tus manos" (Is.64, 7) Es tiempo de Vigilancia y Espera.
Abrir bien los ojos para descubrir la
cercanía de Dios. De ese Jesús, el Dios con nosotros que ha entrado y entra en
nuestra historia de cada día, para que hagamos visible su amor. Y para que
recreemos el mundo violento en un mundo de fraternidad, de paz, de comprensión,
de diálogo transparente. Es recordar la venida histórica de Jesús, cuya palabra
encarnada hace nacer la esperanza de que algo nuevo está naciendo: allí donde
hay esfuerzo por amarse y amar al hermano, en el gesto solidario de construir
juntos una comunidad donde se respete el derecho a la vida, al medio ambiente, a
la verdad, a la libertad y a la dignidad de cada ser humano.
Somos nosotros cristianos los que tenemos que
estar vigilantes, para ser testigos de esperanza, para saber "alabar a
Dios por el don maravilloso de la vida y por quienes la honran y la dignifican
al ponerla al servicio de los demás, por el espíritu alegre de nuestros pueblos
que aman la música, la danza, la poesía, el arte, el deporte y cultivan una
firme esperanza en medio de problemas y luchas"
Jesús viene para manifestarnos el sentido
profundo de nuestra vida y la fidelidad de Dios su Padre y Padre nuestro:
"Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo
Jesucristo, Señor Nuestro" (1 Cor. 1,9).
Preparémonos pues, para su venida con una
esperanza constante y contagiante, frente a un mundo sin esperanza. Dejemos que
la luz de Cristo penetre en el corazón y en la mente de todos para recrear
nuestra historia en una historia de paz, de comprensión y de esperanza. Un
mundo nuevo es posible si nos comprometemos a realizarlo.
SEÑOR. ENSÉÑANOS A CONFIAR EN TI. QUE TU GRACIA Y TU AMOR NOS CONDUZCAN SIEMPRE A ESTAR
VIGILANTES Y ESPERANDO TU REGRESO.