miércoles, febrero 29, 2012
ALIMENTEMOS NUESTRA FE Y LA CONFIANZA EN DIOS

La incredulidad todos la experimentamos hasta cierto punto y ella, nos roba nuestro poder sobre el pecado. La incredulidad es lo que nos motiva a tomar otros rumbos y hacer las cosas a nuestra manera o a la manera del mundo en vez de obedecer las maneras de Dios.
Ella, corrompe nuestra mente y nos aparta de la idea de quién es Dios realmente.

“La incredulidad nos hace poner a Dios limitado y como si lo metiéramos en una caja”. Me decía un día un gran amigo. “Aprendí de esto hace muchos años atrás cuando estaba frustrado por la aparente ineficacia de mis oraciones”. Y me decía: “En mi conocimiento limitado, yo concluí que siempre que estuviera alrededor de otros que buscaban la intervención divina de Dios, ellos sólo conseguirían un milagro si yo salía del cuarto. ¡Como si mi incredulidad estuviera arruinando todo para los que si creían! Había encajonado a Dios en una pequeña idea. En mi cerebro, yo limité quien era él y lo que él puede hacer y lo que él quiere hacer, basado en mis experiencias humanas. Yo estaba orando a mi propia idea de Dios, mi propia imagen creada por mí de él”.

Y me continuaba diciendo: “Para librarme de esto, yo hice un ejercicio espiritual que quizás tú encuentres útil, también. Yo me imaginé una caja dentro de mi cabeza. Yo me imaginé que abría la caja para dejar salir a Dios estallando de ella. Yo lo "vi," expandirse a un tamaño mucho más grande- él creció más grande que el universo, más grande que lo que mi imaginación podía contener, e incluso más grande que eso. Entonces recé a ESE Dios. ¡Y adivina! ¡La diferencia en mi fe fue impresionante! Yo ya podía confiar en un Dios que era inmenso y poderoso”.

Qué gran experiencia has manifestado le dije, explicándole que lo contrario de la incredulidad, según Jesús, es la fe.

Nosotros quizás pensamos que no tenemos la suficiente fe como para obtener milagros, pero si la tenemos, porque la fe es un regalo puro, dado a nosotros por el Espíritu Santo durante nuestros bautismos. Pero la fe debe ser ejercitada por medio de la confianza en Dios y ella ha de ser una decisión, no un sentimiento, no un regalo.
La confianza es la decisión de dejar salir a Dios de la cajita mental donde todos lo tenemos.

Recordemos que Jesús les dijo a sus discípulos que la razón por la cual ellos no pudieron expulsar al demonio de aquel hombre poseído fue porque les faltaba más oración.

Miren, nuestras obras más poderosas para el reino de Dios vienen de una base de oración.

Cuándo nosotros entramos en la oración sincera (no oración de rutina que es solamente un montón de palabras que salen de nuestros labios sin darles consideración), nosotros nos unimos a Dios y abrimos la caja de nuestro pensamiento limitado para meditar en quien es Dios realmente.

La mejor oración que podemos ofrecer cuándo la confianza está débiles es, como dijo el asombrado padre del chico a Jesús, ¡"Creo, pero ayúdame porque tengo poca fe"!

En esto, nosotros admitimos nuestra comprensión limitada de Dios mientras afirmamos que nuestro deseo verdadero es de ser un creyente.

Elegir confiar en Dios no significa que nos forcemos a tener confianza; significa que QUEREMOS confiar - y Jesús hace lo demás.

SEÑOR, CONFIAMOS EN TI, TU DE VERDAD NOS GUIAS Y NOS ALIMENTAS LA FE, AYUDANOS A SER VERDADEROS DISCIPULOS TUYOS Y A LLEVAR TU MENSAJE DE AMOR A TODOS LOS HOMBRES.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:31 a.m. | Permalink | 0 comments
domingo, febrero 19, 2012
CUANDO ACEPTEMOS NUESTROS SUFRIMIENTOS UNIÉNDONOS A JESÚS EN SU CRUZ, NUESTRO DOLOR LLEGARÁ A SER ORACIÓN

Hace unos días me comentaba una amiga sobre la serie de problemas que tenia y que no le encontraba las soluciones. Y me decía: “Me encontraba tan desesperada de lo que me estaba pasando que tuve la necesidad de visitar a mi director espiritual para contarle todo lo que sentía y escuchar de él, sus consejos”. Y me continuaba diciendo: “Yo no recuerdo cual había sido la causa inicial de mi sufrimiento, pero yo nunca me olvidaré de cómo él me respondió cuando de manera sincera le comente sobre ellos: "En vez de ver tu cruz como una maldición, tómala como una bendición". Yo admirada de su respuesta le pregunte: ¿"Cómo"? y el me respondió: "Abrazándola”.

“Mi temor había sido como cargar la cruz, no encontraba por ninguna parte formas de cómo sobrellevara y sabia que si seguía así, me iba a llevar esta situación a un desastre irremediable”.

“Por supuesto que yo estaba equivocada”. Me decía. “Una vez que yo deje de tratar vanamente de deshacerme de ellas, sentía que la carga se hacía mucho más ligera”.
Mira, me decía: “He experimentado la gran fuerza que me ha dado Jesús. Desde la Cruz me ha mirado a los ojos y me ha invitado a que le mire y le conozca”.

“Cuándo nos atrevemos a escucharle e ir aceptando su Palabra notamos que ella se hace vida en nosotros. De verdad, cuando nosotros aceptemos que siempre tendremos a personas en nuestra vida quiénes nos rechazarán, que demandarán demasiado de nosotros, o nos lastimarán de alguna u otra manera, y cuando aceptemos nuestros sufrimientos uniéndonos a Jesús en su cruz, nuestro dolor llegará a ser una oración. Y una vez que hemos hecho esto, alcanzaremos la fuerza de Cristo y la energía para hacer lo que es bueno y cariñoso”.

Es entonces nuestro momento. Cuestionémonos hoy y sinceramente respondamos a esta pregunta: ¿Qué tan ansiosos nos encontramos por resolver nuestras preocupaciones? Es esta pregunta una medida excelente para saber cómo y de qué manera esta nuestra fe en Dios. Y si ella, la tenemos verdaderamente.

A menudo y quizás a muchos nos pasa que en vez de vivir por fe, vivimos por el temor. Tenemos miedo de que si hablamos de Dios abiertamente, los demás nos rechazarán. Tenemos miedo de que si obedecemos a Dios cuando él nos habla por medio de las enseñanzas morales de la Iglesia, la vida será demasiado dura, demasiado desagradable, demasiado incómoda, o demasiado desastrosa.

Tenemos miedo de que si tomamos en serio las escrituras acerca de dar limosna y donamos el diez por ciento de nuestros ingresos a la parroquia y a otras organizaciones de caridad, nosotros acabaremos en la pobreza o, por lo menos, miserables por no comprar tantas cosas materiales como nos gustaría tener.

Jesús explica en un pasaje del Evangelio de San Marcos Cap. 8,34-9,1 que las obras de la fe implican realmente: cargar nuestras cruces por amor a los demás, como Él lo hizo.

No hay trabajo más grande que el de llevar la carga de amar a los que son difíciles de amar a pesar de sus pecados en contra de nosotros. No hay bendición más grande que la de transformar nuestros sufrimientos en una ofrenda a Dios para el beneficio de los que son impíos. Ten en cuenta que no todos los sufrimientos son cruces que debemos soportar; hay buscar el discernimiento por medio de la dirección espiritual y consejería terapéutica de alguien que lleno de Dios nos desea ayudar.

SEÑOR, NOS ABRAZAMOS A TU CRUZ Y CON UN CORAZON HUMILDE TE PEDIMOS NOS FORTALEZCAS PARA ASUMIR Y CARGAR CON NUESTROS PROBLEMAS HACIENDOLES LIBIANOS.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:17 a.m. | Permalink | 0 comments
martes, febrero 07, 2012
SOMOS INSTRUMENTOS DE DIOS PARA EL MUNDO.

El Evangelio de San Marcos en 1, 21-28. Nos ayuda a que comprendamos cuán grande tiene el reconocimiento de ser hijos predilectos de Dios.
El, nos ha hecho a su imagen y semejanza, y nos invita a ser con la ayuda de su Espíritu Santo, instrumentos suyos para todos los hombres a fin de que le conozcan y le amen como el verdadero y único Dios que ama y salva.

En sus apartes, San Marcos nos dice: “En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".

Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de él!". El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: "¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta?

Este hombre tiene autoridad para mandar hasta los espíritus inmundos y lo obedecen". Y muy pronto se extendió su fama por todo Galilea.

Al meditar y reflexionar esta Palabra, podemos percibir que cuando nos disponemos a aceptar la autoridad de Jesús, le estamos diciendo que nos libere del mal y seamos sus instrumentos.

De verdad, todos los hombres sin excepción estamos llamados a cumplir una misión, llamados a realizar el bien, a vencer el mal en el mundo.

Recordemos que Jesús es Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen, y se hizo hombre. Esto, lo pronunciamos cuando oramos el Credo.

Si, nosotros somos instrumentos de liberación del mal en el mundo, por ello, hoy te invito a que tomes la decisión de conocer, escuchar y seguir a Jesús y con El en nuestro corazón convertirnos en sus instrumentos para ayudarle a expandir su Palabra de vida en todo el mundo utilizando todos los medios que El mismo nos lo inspire.


MI COMPROMISO DE HOY:

REZARÉ EL CREDO, Y MEDITARÉ MUY BIEN CADA FRASE.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:34 a.m. | Permalink | 0 comments
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