jueves, junio 28, 2012
CRISTO ES NUESTRO SINCERO AMIGO
Acojamos cada día la Palabra de Cristo.

Escuchemosle como el verdadero Amigo que comparte con nosotros el camino de la vida.

Con Él a nuestro lado seremos capaces de afrontar con valentía y esperanza todas las dificultades, los problemas, también las desilusiones y los fracasos.

No tengamos miedo. El es el amigo fiel.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:23 a.m. | Permalink | 0 comments
viernes, junio 22, 2012
¿SER SAL Y LUZ PARA EL MUNDO?
Está claro que la sal es para salar y para dar sazón a las comidas. En nuestra sociedad consumista, la sal es un ingrediente que carece prácticamente de valor porque nos hemos acostumbrado a tenerla. Y, además, es muy fácil conseguirla en las tiendas de nuestros barrios y en los supermercados con un precio muy bajo.

Pero si, por enfermedad o por algún otro motivo, nos vemos privados temporalmente de ella, nos damos cuenta de su gran importancia en la vida.

La sal desde tiempos antiguos ha venido siendo utilizada en nuestras casas además, para preservar los alimentos sobre todo las carnes y los pescados, aunque hoy en día por los avances tecnológicos contamos con refrigeradores, neveras y conservantes que parece la han desplazado. Pero ojo, en el tiempo de Jesús nada de esto existía.

Cuando el Señor nos dice que los cristianos debemos ser sal de la tierra, nos está diciendo que tenemos que dar el sabor y la sazón al alimento; y que también debemos servir como conservantes para que el mundo no se pudra en el pecado y en los vicios.

Miren, de acuerdo a esta apreciación hecha por Jesús, los que seguimos sus pasos en el mundo, los cristianos, tenemos el compromiso único de ser sabrosos; y eso lo logramos a través de esa  la plenitud de la vida que nos regala el Espíritu Santo de Dios, cuando con decisión nos esforzamos en realizar una vida de acuerdo a su voluntad, siendo testimonios de su presencia entre todos los hombres.

Y es que un cristiano es útil cuando a través de su testimonio evangeliza y agrega en ese servicio el condimento del amor de Cristo a las vidas de otras personas. Para decirlo en otras palabras: los cristianos somos en el mundo lo que el alma es para el cuerpo.



Estamos hechos para brillar y para dar sabor; para que el mundo vuelva a sentir cuán importante es la presencia única que tiene Dios, como camino, verdad y vida; y sienta que nosotros (los cristianos) en medio de los hombres tenemos una inacabable tarea por seguir la obra creadora de Dios a través de la misión de dar a conocer la plenitud de su amor, de su justicia y de su paz a los hombres.

Qué hermoso seria que cuando nos vean en el mundo, los que tratamos y con quienes convivimos tengan que exclamar de nosotros, todos asombrados: Miren cómo se aman. Miren cómo brillan en el mundo, miren cómo iluminan el camino, son como una lámpara que hay que poner en lo alto, para que alumbre a todos. Claro está, sin olvidarnos que somos lámparas y que llevamos la luz de Cristo en nuestros corazones.

Reflexionemos entonces: Si nosotros, siendo cristianos, siendo sal de la tierra, creemos que hemos perdido el sabor; confíenos plenamente en que hay uno que nos lo puede devolver, confiemos en que hay uno que puede hacernos ser otra vez sal de la buena, que nos puedes pasar de ser sal insípida a ser sal que da sabor.

Solo Jesús es quien da sentido a nuestra vida y es El quien nos hará ser lo que debemos ser para así sazonar y prender fuego al mundo entero.

SEÑOR, AYÚDANOS Y GUÍANOS EN TODOS LOS PASOS QUE DEMOS EN LA VIDA A TRAVES DE TU ESPÍRITU SANTO, PARA QUE ÉL SEA QUIEN EDIFIQUE, EN NOSOTROS A LOS AUTÉNTICOS TESTIGOS DE TU AMOR.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:11 a.m. | Permalink | 0 comments
viernes, junio 15, 2012
TODOS NOSOTROS ESTAMOS LLAMADOS A SER SANTOS

Estamos ya a las puertas de celebrar el aniversario 164  del nacimiento de nuestro Venerable Fundador, Siervo de Dios, Padre Francisco María de la Cruz Jordán (16 de Junio del 2.012), y este acontecimiento me ha llenado de inquietud sobre lo que ha de ser nuestra vida, la cual, como hijos espirituales, ha de estar sembrada cada día de las virtudes y valores que él vivió, para así poder alcanzar con firmeza y decisión también nuestra propia santificación.

Seguramente en nuestra vida cotidiana y quizás en muchos lugares hemos podido escuchar a muchas personas  hablar de manera pesimista sobre muchas situaciones que ocurren en el mundo, expresándose de esta manera: ¡Ya este mundo no tiene remedio!, ¡Este mundo va  directo a la perdición! Y quienes les escuchamos  susurramos entre sí dándoles a ellos toda la razón. Pero ojo, esto no será cierto si nosotros no lo permitimos.

Es verdad que el ambiente que vivimos a diario es muy difícil; la Iglesia tiene muchos problemas y que hay en el mundo muchísimas gentes caminando por senderos equivocados; pero eso, como lo podemos leer en la historia de la humanidad, ha sucedido siempre.

Miren a través de la historia Dios nos llama a todos a ser sus testigos en el mundo, a dejar de lado la desconfianza, el pesimismo, la negatividad y nos invita a estar despiertos y seguros por la fe de sus acciones. Pero, vemos que sólo son unos cuantos los que le responden.
Desde el principio de la humanidad (y eso lo puedes leer y palpar en las Santas Escrituras), han sido sólo unos cuantos los que han seguido a Dios y en ellos Él ha puesto toda su confianza.
Dios, ser supremo y omnipotente, siempre ha querido demandar del hombre, su plena decisión de lealtad a Él  para salvar al hombre y con unos cuantos que le han respondido ha podido lograr que la Iglesia sobreviva, a pesar de todos los ataques que ha sufrido externa e internamente.
Tu y Yo, estamos hoy llamados por El a  ser sus escogidos, sus santos al igual que nuestro Fundador Padre Francisco Jordán.
Pero… algunos de nosotros permanecemos temerosos y no nos atrevemos a iniciar. Seguramente será que hemos escuchado quizás muchas conversaciones donde han percibido a alguien decir palabras como estas: “todos los cristianos estamos llamados a ser santos y… que  tal, imaginarnos como estatua de yeso en el altar de una Iglesia, rodeado de veladoras y reliquias. ¿No te parecerá ridículo pensar que se fabriquen estampitas con tu fotografía, a la que le hayan sobrepuesto una coronilla refulgente alrededor de tu cabeza?

Muchos reirán y hasta se burlaran. Sin embargo, ser santo no tiene nada que ver con las estatuas y las estampitas. Ser santo es llegar al cielo para estar con Dios y a eso es a lo que estás llamado desde que fuiste concebido en el seno de tu madre.

Los santos, son y han sido hombres y mujeres llenos de debilidades y defectos que se han puesto a la disposición de Dios; que han estado dispuestos a darle cinco panes y dos peces para que Él pueda dar de comer a cinco mil hombres; que le han prestado una casa para que Él instaure la Eucaristía; que han quitado piedras de los sepulcros para que Él resucite a los muertos. Hombres y mujeres que se han animado a ser fermento, a ser sal, a ser luz para iluminar a los demás.

El pertenecer a esos pocos que escuchan y responden a Dios sólo depende de nosotros. Dios nos pide ayuda, cuenta con cada unos de nosotros para salvar a muchísimos hombres. Pero sólo tú y yo somos los encargados de responderle positiva o negativamente.


Recuerda siempre, Dios nos llama a través de lo diario, de lo cotidiano, de nuestros compañeros y maestros, de nuestras tareas, problemas, éxitos y fracasos. Todo lo que pasa a nuestro alrededor es un mensaje Divino que te llama a ser santo, ahí donde Dios te ha puesto, en esa casa, en esa escuela, en ese trabajo, con esos compañeros y esos hermanos para que los transformes con tu luz.


SEÑOR, TE PEDIMOS QUE NOS LLENES DE TUS GRACIAS Y FORTALEZAS PARA CONTINUAR A PESAR DE LAS DIFILCULTADES EL CAMINO QUE NOS SEÑALAS.
 
posted by Laureano García Muentes at 3:49 p.m. | Permalink | 0 comments
sábado, junio 09, 2012
LOS CAMINOS PARA ACERCARNOS A JESÚS
Son varios los caminos por los que podemos acercarnos al Señor Jesús y así vivir una existencia realmente cristiana, es decir, según la medida de Cristo mismo, de manera tal que sea Él mismo quien viva en nosotros (ver Gál 2,20).

Cuando recordamos y leemos los apartes de los evangelistas que hablan de la ascensión de Jesús a los cielos, notamos en ellos que el Señor nos dejó como guía su Espíritu y la promesa segura de que estaría con nosotros hasta el fin del mundo (ver Mt 28, 20).

De esta manera y con toda firmeza podemos decir que Jesucristo se hace realmente presente en su Iglesia no sólo a través de la Sagrada Escritura, sino también, y de manera más excelsa, en la Santa Eucaristía.
Si analizamos una de sus palabras pronunciadas durante su vida junto a nosotros, podríamos preguntarnos: ¿Qué querría afirmar Jesús cuando nos dice: "venid a mí todos aquellos que estén cansados y agobiados que yo les aliviare"? La respuesta hoy nos confirma su revelación anticipada del misterio que más adelante nos mostraría cuando en la ultima cena le dice a sus discípulos: "Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, el que crea en mí no tendrá nunca sed." (Jn. 6, 35).

Miren, Aquí, Jesús nos está extendiendo la invitación a que nos alimentemos de Él. Ya que se convierte para todos nosotros sus seguidores en el Pan que nos llena de una Vida plena y verdadera.
Por ello y por siempre atestiguamos que en la Eucaristía Jesús Vivo y Resucitado está presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra y por la fe creemos que su presencia en la Hostia y en el Vino no es sólo simbólica sino real; esto se le llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidente—forma, color, sabor, etc. — permanecen iguales.
Y es que en este encuentro con Cristo en la Eucaristía se evidencia una experiencia personal e íntima, y que supone el encuentro pleno de dos seres que se aman. Es por tanto imposible generalizar acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de los hombres. Sin embargo sí debemos traslucir en nuestra vida, la trascendencia del encuentro íntimo con el Amor.
Alabado, adorado, amado y agradecido sea por siempre entre todos los hombres y en todos los altares del mundo, hasta la consumación de los siglos el corazón eucarístico de Jesús. Amén
SEÑOR, HOY CUANDO TODOS CELEBRAMOS CON ENTUSIASMO LA CONSAGRACION  VIVA DE TU CUERPO Y DE TU SANGRE TE PEDIMOS QUE TU PRESENCIA REINE ENTRE NOSOTROS PARA QUE LA PAZ Y LA RECONCILIACION SEA EL INSTRUMENTO QUE NOS CONDUZCA A ENCONTRARTE Y AMARTE MAS.
 
posted by Laureano García Muentes at 9:02 a.m. | Permalink | 0 comments
martes, junio 05, 2012
VIVAMOS LA HUMILDAD SIENDO CONSCIENTES DE NUESTRAS LIMITACIONES
Cuanto nos cuesta y hasta se nos hace difícil decir sinceramente “voy a ser más humilde”.

De verdad quienes luchamos por ser humildes se nos hace necesario  encontrarnos con Dios y pedirle con toda confianza, colocando en sus manos la vida, para que nos de todas las fuerzas necesarias para hacer realidad nuestras decisiones y que a través de ellas, realice en nosotros los cambios que necesitamos para caminar a su lado hacia la perfección que nos ofrece.

Si, la humildad es una virtud especialmente agradable a Dios porque le permite darnos más gracias y además, le permitimos que trabaje en nosotros buscando en cada día tener la finura que nos quiere dar

Miren, En las Santas Escrituras podemos ver y palpar que Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Salvador, se humilló ante su Padre–Dios por todos nosotros, Ello lo hizo tanto en la encarnación como en la muerte en la cruz.

De verdad, El, siendo todopoderoso renunció libremente al resplandor de su majestad divina para vivir como hombre verdadero y se hace pequeño por amor, para salvarnos. Y es así, que se convierte en modelo de humildad. Él no vino para ser servido sino para servir: “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y hallarán descanso para sus almas”. (Mt 11,29).

La Palabra de Dios, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento está llena de llamamientos a practicar está virtud y a darle mucha importancia en nuestra vida de seguidores y discípulos de Cristo. La Santísima Virgen María y todos los Santos nos han dejado el ejemplo de una vida humilde y sencilla.

La virtud de la humildad conviene pues verla en la forma de ser de los demás. Por ejemplo: Si necesitamos de un médico o de otros profesionales a nadie de nosotros nos gustaría encontrarla con actitudes de persona altanera y orgullosa; Todos preferimos frente a una de nuestras necesidades encontrar a una persona sencilla, sin presunciones que sabe prestar atención a lo que necesitamos y está dispuesta a servir.

Hoy se habla poco o con desprecio de esta virtud: esto es motivo de esa gran desviación del camino que nos ha trazado Jesucristo y ello se debe a las constantes manifestaciones de ese desorden en que está hundida nuestra sociedad.

A diario vemos en la prensa hablada o escrita que existe un total desapego de lo que debe ser la humildad y el servicio a los demás. Ella por todos lados en sus publicaciones nos transmiten  cosa ilusas tales como estas: “para tener éxito… para ser admirado tenemos que…” Todo lo contrario de lo que ha de ser la humildad.

Estas actitudes van en contra vía a lo que nos exhorta el Evangelio. Aunque se diga que ello es algo “superado” y “obsoleto” habrá que insistir en la humildad cristiana, virtud de “otros tiempos”, pero que a todos nos está haciendo mucha falta. La palabra servir al igual que humildad, para muchos hoy les parece significar debilidad, algo así como ser uno poca cosa.

Nunca podemos olvidar que hemos sido salvados por pura gracia de Dios. Vernos ante Dios, en nuestra pequeñez y en su grandeza, nos ayudara a perseverar en el camino de la sencillez. Porque la humildad nos lleva a que la gloria de Dios se manifieste en nosotros. De esa manera se hace el bien a los demás y también nuestra vida es más verdadera.

SEÑOR, ENSEÑANOS A SER HUMILDES Y SENCILLOS DE CORAZON Y QUE TOMADOS DE TU MANO PODAMOS SEGUIR POR LOS CAMINOS QUE NOS OFRECES Y ASI, SERVIRTE COMO INSTRUMENTOS DE AMOR.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:26 p.m. | Permalink | 0 comments
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