miércoles, diciembre 31, 2014
NUESTRO SALUDO DE AÑO NUEVO

 
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viernes, diciembre 26, 2014
¿PORQUE CELEBRAMOS LA NATIVIDAD DE JESÚS- EL SALVADOR?

Las fiestas cristianas han surgido paulatinamente a través de los siglos. Estas nacen de un deseo de la Iglesia Católica de profundizar en los diversos momentos de la vida de Cristo. Se comenzó con la fiesta del Domingo y la Pascua, luego se unió Pentecostés y, con el tiempo, otras más.

Los misioneros, al evangelizar, fueron introduciendo las fiestas cristianas tratando de dar un sentido diferente a las fiestas paganas del pueblo en el que se encontraban. Podemos compararlo con una persona que recibe un regalo con una envoltura bonita, la cual guarda y utiliza posteriormente para envolver y dar otro regalo. La Iglesia tomó de algunas fiestas paganas las formas externas y les dio un contenido nuevo, el verdadero sentido cristiano.

La primera fiesta que se celebró fue la del domingo. Después, con la Pascua como única fiesta anual, se decidió festejar el nacimiento de Cristo en el solsticio de invierno, día en que numerosos pueblos paganos celebraban el renacimiento del sol. En lugar de festejar al “Sol de Justicia”, se festeja al Dios Creador. Así, poco a poco, se fue conformando el Año litúrgico con una serie de fiestas solemnes, alegres, de reflexión o de penitencia.

La liturgia es la manera de celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de acuerdo con ella, sino que la celebramos con acciones de culto en las que manifestamos, comunitaria y públicamente, nuestra adoración a Jesucristo, presente con nosotros en la Iglesia. Al vivir la liturgia, nos enriquecemos de los dones que proceden de la acción redentora de Dios.

La liturgia es el conjunto de signos sensibles, eficaces, de la santificación y del culto a la Iglesia. Es el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.
Liturgia viene del griego leitourgia, que quiere decir servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad.

El Concilio Vaticano II en la “Constitución sobre la Liturgia” nos dice:

“La liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro".

La liturgia es la acción sagrada por excelencia, ninguna oración o acción humana la puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo. Es la fuente de donde mana toda la fuerza de la Iglesia. Es la fuente primaria y necesaria de donde deben beber todos los fieles el espíritu cristiano. La liturgia invita a hacer un compromiso transformador de la vida, realizar el Reino de Dios. La Iglesia se santifica a través de ella y debe existir en la liturgia por parte de los fieles, una participación plena, consciente y activa.


Fuente: Catholic.net
 
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martes, diciembre 16, 2014
ES TIEMPO DE CONVERSIÓN Y DE RECONCILIACIÓN

Estamos en Navidad y nos hemos venido preparando para recibir a Jesús, el Hijo de Dios en nuestros corazones.

Es tiempo de Adviento, tiempo de gracia, y en él,  tenemos la oportunidad de vivir la fraterna unión no solo con Dios sino con todos los que conviven a nuestro alrededor.

Es por ello que les invito a detenernos un poco y a que reflexionemos sobre este tiempo que nos regala el Señor para vivir la plenitud de la reconciliación y el perdón encontrando la paz verdadera.

Recordemos que Dios hizo todas las cosas con sabiduría y amor, y que admirablemente creó al hombre. Cuando éste por desobediencia perdió su amistad, no lo abandonó al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendió la mano a todos y envío a su Hijo Unigénito a vivir entre nosotros, naciendo de una mujer virgen, por obra y gracia del Espíritu Santo; para que, quien le encuentre, viva con Él la plenitud de una vida nueva.

Con su paciencia ilimitada, su incansable fidelidad al plan de reconciliación, al transcurrir de los tiempos, el Señor ha ido conduciendo a los hombres con la esperanza de la salvación, porque Él no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y vuelva a Él y viva. Admirablemente  así lo expresa la parábola del Hijo Pródigo, página central de la revelación y parábola de la entera historia de la familia humana.

El perdón de los pecados está en el corazón mismo del anuncio evangélico desde su mismo comienzo. Jesús declara repetidamente que ha venido para buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19, 8) y no se contentó solo con exhortar a los pecadores a que se convirtiesen e hiciesen penitencia, sino que acogió a los pecadores para reconciliarnos con el Padre y les perdonó los pecados como en el caso de la pecadora, del paralítico o de la mujer adúltera. Comió con publicanos y pecadores y su comprensión hacia el pecador la expresó en varias parábolas. Como signo, además, de que tenía poder para perdonar los pecados, curó a los enfermos de sus dolencias.

Esta centralidad del perdón de los pecados en toda la obra de Jesús quedó consagrada para siempre en el cáliz de su "sangre derramada por muchos para el perdón de los pecados".

Esta obra no podría considerarse acabada con su muerte: Ella debía alcanzar a todos los hombres, quienes a pesar de todo siguieron pecando.

Allí no termino su obra, ¡Cristo Resucito! ; Y resucitado,  confió a los Apóstoles continuadores de lo que Él hizo la misión de anunciar a todos los hombres el perdón y la reconciliación que Dios mismo les ofrecía en la muerte y resurrección de su Hijo; encargándoles predicar el camino de conversión abierto a todos, junto con el poder de atar y desatar, de perdonar y retener eficazmente los pecados. Al darles el Espíritu Santo y revestirles de la fuerza de lo alto.

Como Jesús y movidos y animados por el Espíritu Santo, inauguran su misión con la exhortación a la Penitencia el día de Pentecostés, proclaman "un bautizo para el perdón de los pecados", e indican que la conversión, llevada a su cumplimiento en el bautismo, es la condición primera para la salvación.

Desde entonces, y a lo largo de toda su historia, la Iglesia no ha cesado jamás de predicar la conversión y la reconciliación, ni ha dejado de perdonar los pecados porque tiene conciencia de ser dispensadora de la gracia del perdón, merecido por Cristo una vez por todas y porque el Espíritu Santo, principal agente de la remisión de los pecados, habita en ella.

La Iglesia, por esto, como la define el Vaticano II, es en Cristo como un sacramento, o sea, "signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano". Ella debe buscar ante todo llevar a los hombres a la reconciliación plena, proclamando la misericordia de Dios y exhortando a los hombres a la penitencia para que abandonen el pecado y se conviertan a Dios.

Con este mensaje de la reconciliación queremos exhortar a todos a encontrar de nuevo a Dios y a vivir la esperanza participando de la gloria de Dios.


SEÑOR, QUE EN ESTE TIEMPO DE ALEGRÍA POR TU LLEGADA, PODAMOS VIVIR A PLENITUD TU PALABRA Y SER MOTIVADORES DE LA RECONCILIACIÓN QUE NOS HAS MOSTRADO EN EL MUNDO.
 
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lunes, diciembre 08, 2014
CELEBRAMOS HOY 8 DE DICIEMBRE DOS GRANDES ACONTECIMIENTOS
 
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jueves, diciembre 04, 2014
SENTIRSE INFLAMADOS POR LA LUZ DE CRISTO

Jesús nos pide insistentemente en sus Evangelios que nunca debemos ocultar la luz que Él nos ha entregado; y nos insta a que si queremos estar unidos a Él, todo lo que tenemos que es de Él, debe ser compartido con los demás; porque la naturaleza misma de Cristo es compartir todo lo que es bueno y es amor.

Cuando nos aferramos a cualquier cosa diferente a Él, su luz dentro de nosotros se debilita y hasta se desvanece, y lo que hemos construido se derrumba y hasta se pierde.

Nuestra capacidad de amar a los demás como amo Cristo, por ejemplo, se hace más fuerte cuando servimos con sacrificio y con gusto, como lo hizo Él.

Al leer Proverbios 3: 27-34 podemos precisar que, para recibir las bendiciones de Dios, es necesario adoptar comportamientos que nos lleven a ser imagen de Él, es decir, mostrar que en nuestro interior reina el amor y la misericordia.

Miren: Cuando somos humildes, Dios nos muestra la misericordia para que podamos estar llenos de bondad hacia los demás, incluso cuando no lo merecen.

La bondad de Dios está siempre disponible para nosotros, pero para experimentarla más, tenemos que estar unidos a Él y más, cuando la compartimos con los demás. Cuando tratamos bien a los demás, avivamos su fuego - Amenizamos la luz y ello, muestra a los demás nuestra unidad con Cristo, y en esa relación, experimentamos más de su amor incondicional y de su bondad.

Cuando rompemos la unidad y escondemos la luz de Cristo, cada vez que nos mostramos egoístas en el amor, en la solidaridad, en brindar el amor fraternal y no hacemos el uso indicado por Dios de nuestros talentos. La Luz que Él nos ofrece, se desvanece y no brillaremos como sus estrellas.

Recordemos que el egoísmo viene del miedo.

Cuando tenemos miedo de entregarnos a los demás y presumimos que algo malo nos va a pasar, allí, aflora el egoísmo. Todo ese interés por ser luz de Cristo en medio de las dificultades y de las necesidades, se deteriora y  pierde; entonces,  toda la motivación que se sentía se desvía y hasta se encauza con actos que van de acuerdo a criterios del mundo y ligados a conveniencias.

Recordemos, el amor incluye el sacrificio, y el miedo no es de Dios. El miedo es una oscuridad que envuelve la luz de Cristo.

Jesús dice: "Para cualquiera que tiene, más se le dará," pero sólo porque lo damos. Si limitamos nuestra generosidad y retenemos el amor o bondad o cualquier otra bendición que Dios nos ha dado, limitamos el combustible de Dios para la llama. Y así, "al que no tiene, aun lo que parece tener le será quitado." Es peligroso ocultar la luz de Cristo.

¿Cuán ardiente - celosa y emocionada - es tu fe? ¿Está creciendo tu espíritu o marchitándose? ¿Qué estas reteniendo, protegiéndolo para ti mismo? Para llegar a ser más unidos a Cristo y toda su bondad, mira hacia adentro y entra en contacto con la alegría que sentirías si te deshaces de los temores que han oscurecido tu vida.



SEÑOR, DANOS CORAJE Y DECISIÓN PARA SER TU LUZ EN TODAS LAS OCASIONES DE LA VIDA.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:19 a.m. | Permalink | 0 comments
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