sábado, septiembre 28, 2013
JESUS ANUNCIA SU PASION

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 43-45

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.

Reflexión

Los discípulos de Jesús estaban asustados y no se atrevían ni a preguntar por el significado de sus palabras. Hablar de muerte no es fácil a nadie, porque es enfrentarse con el misterio y lo que nos trasciende no tiene explicación, sino que hay que aceptarlo en la fe y en la confianza. Jesús aceptó la muerte desde el abandono en su Padre y sólo así fue capaz de atraer sobre nosotros la salvación.

¡Cuántas veces nosotros nos perdemos en preguntas y cuántas otras no somos capaces ni de cuestionarnos por miedo a la respuesta!. Dios nos sorprende siempre en su infinito amor, y es la confianza y el amor lo que nos tiene que mover en la vida porque el temor paraliza y nos deja sin fuerzas para actuar. El que ama ha pasado de la muerte a la vida; por eso echemos fuera el miedo y vivamos en la plenitud del amor.

Meditación del Papa Francisco

La novedad de Dios se presenta ante los ojos de las mujeres, de los discípulos, de todos nosotros: la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que oprime la vida, y le da un rostro menos humano. Y este es un mensaje para mí, para ti, querida hermana y querido hermano. Cuántas veces tenemos necesidad de que el Amor nos diga: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura..., y es ahí donde está la muerte. No busquemos ahí a Aquel que vive. Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida! Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado. Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo, confía en él, ten la seguridad de que él está cerca de ti, está contigo, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere. (S.S. Francisco, 30 de marzo de 2013)..

Petición

Jesús, ayúdame a entender, y a vivir, lo que hoy me quieres decir en esta oración.

Propósito

Rezar una oración por el día de mi muerte porque solo Dios conoce el día y la hora que estaremos en su Presencia.

FUENTE: CATHOLIC.NET
 
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martes, septiembre 17, 2013
QUE HA DE SIGNIFICAR PARA NOSOTROS SER DISCIPULOS DE JESUS
Antes de iniciar esta reflexión quiero expresarles  que quien opta seguir los pasos de Jesús Maestro antes que todo debe iniciar con decisión firme una conversión y un cambio total de mentalidad.
 
Es doloroso decirlo, pero para muchas personas no es normal ser bueno, no es normal pensar cómo piensa Jesús, actuar como actúa Jesús. Lo normal, lo espontáneo parece que es otra cosa... Ser discípulo, entonces, exige un renacer (cf. Jn 3,16). Y si nacer y hacer nacer cuesta —esto pueden confirmarlo las damas que son madres—, el renacer también. “El plazo se ha cumplido. El reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el evangelio” (Mc 1,15). “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16).
 
La conversión es difícil, porque uno llega a acostumbrarse a todo, incluso —y sobre todo— llegamos a acostumbrarnos a nosotros mismos, a nuestros defectos, a nuestro pecado. Y buscamos cualquier cosa que nos justifique tal y como somos, que no nos incomode, que no cambie nuestro panorama. Estamos acostumbrados a buscar soluciones fáciles: la eutanasia, el divorcio, el aborto, el matrimonio gay. Todas estas opciones intentan solucionar nuestras insatisfacciones, pero solamente las disfrazan y las aumentan. Por eso la conversión es difícil, porque lo único que realmente colma y da sentido a nuestra existencia y soluciona nuestras insatisfacciones es darnos cuenta de que no estamos aquí para este mundo, sino para la eternidad, para buscar la eternidad.
 
Con esta búsqueda de la eternidad a través de la conversión vamos adquiriendo una mentalidad radicalmente nueva de todas las cosas, una visión tan radical, que su fundador, Jesucristo, fue considerado un loco. Por eso, el cristiano, si es auténtico, será siempre un exiliado, un signo de contradicción.
 
La conversión es un pasar de mi mundo al mundo de Dios; de mi horizonte, al horizonte de Dios. Ése es el cambio de mentalidad que origina el discipulado. De luchar por los primeros lugares, a luchar por los últimos: “El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9,35b), de modo que lo que nos haga dichosos sea la pobreza, el ser perseguidos; de modo que nos convenzamos de que la mejor venganza es el perdón (cf. Mt 10,18ss).
 
Esta visión radicalmente nueva se obtiene a partir del encuentro con Cristo (cf. Jn 8,12). Es asunto de encontrarse con Él, de entrar en su mundo, de saberse iluminado por su luz, y así aprender a razonar de otro modo.
 
Ser discípulo es, entonces, adquirir un modo de razonar que difiere del mundo, que no busca la gloria humana, que asume la realidad divina aun a pesar de la cruz. Recordemos el pasaje en el que Jesús anuncia: “Iré a Jerusalén para ser crucificado”. Pedro le dice que no vaya. Y el Señor le increpa con una palabra muy fuerte:“Apártate de mí, Satanás” —¡lo llama Satanás!— (cf. Mt 16, 21-28).
 
Ser discípulo es sentirse contento por ser juzgado en virtud del seguimiento de Cristo, es entregarse completamente a esta locura del amor. Porque cuando se ama, se hacen locuras; si no te ha sucedido, ¡nunca amaste!
 
“Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). Esta luz que ofrece Cristo a sus discípulos no es una luz natural: naturalmente no escoges el celibato, el martirio, la pobreza, etcétera; es una luz sobrenatural, y sólo la podemos entender y asumir desde allí, desde la perspectiva de lo sobrenatural. Esta luz es, además, una realidad eterna. Esta conversión, esta relación de amor, si es verdadera, es para siempre; si lo dejas, es que, en realidad, ¡nunca te encontraste con Él!
 
Este encuentro permite lograr un misterioso parentesco con Cristo mismo y con los hermanos, a tal punto que Cristo se vuelve padre, madre, hermana, hermano, etcétera, como leemos en Lc 8,19ss: “Entonces se presentaron su madre y sus hermanos, pero no pudieron llegar hasta Jesús a causa del gentío. Entonces le avisaron:
 
—Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte.
   Él les respondió:
—"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.
 
Y en otro pasaje se lee: “A cuantos la recibieron [a la Palabra], a todos aquellos que creen en su nombre, les dio capacidad para ser hijos de Dios” (Jn 1,12).
 
Este parentesco es mayor a cualquier otro, porque Dios une más que la sangre (cf. Jn 1, 13). Y la persona que es totalmente de Dios, es también totalmente mi hermano, mi hermana, mi madre.
 
Ser discípulo implica —consecuencia inevitable— perseverar. Y se trata de perseverar con Él en sus tribulaciones: “Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas” (Lc 22,28). El discípulo debe estar preparado para la prueba, para enfrentar al enemigo. Pero no estoy pensando tanto en enemigos afuera, sino que me refiero al enemigo que yo soy para mí mismo. El peligro es que uno se acostumbra a todo, hasta a uno mismo: me acostumbro a mí mismo, a esta persona que no ha terminado de ser discípulo de Cristo, a este yo egoísta, que busca el primer puesto, que quiere estar siempre al frente. Éste es el enemigo contra el que lucha el discípulo.
 
El discípulo es enviado como cordero entre lobos. El cristiano es contraste, es profecía, es choque — ¡claro!, debido a la conversión—. El discípulo es capaz de decir “no” y de optar en contra del pecado; es capaz de comprender, asumir y amar esta opción del bien que se enfrenta al mal sin medir, para enfrentarlo, el tamaño o la potencia: el discípulo opta por el bien a pesar de la inmensidad aparente o real del mal.
 
El discípulo asume cada día más la lógica de las pequeñas cifras, es decir, la lógica de Jesús: la lógica de la semilla de mostaza, que es la más pequeña de todas; la lógica del grano de trigo echado por el sembrador; la lógica del “pequeño rebaño”, como ha llamado a sus discípulos; a lógica de la levadura, que no se ve pero que fermenta toda la masa; la lógica de la sal, que, con tan sólo una pizca, cambia el sabor a toda la comida. Esta lógica es la que hace que el pastor abandone noventa y nueve ovejas para buscar una que se le ha perdido.
 
Finalmente, y quizá lo más duro: los discípulos son los que están dispuestos a dar la vida por el maestro: “Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). En el pasaje final del Evangelio de San Juan, cuando el Señor pregunta a Pedro: “¿Me amas más que éstos?”, se nos ilustra muy bien hasta dónde ha de llevarnos el discipulado, porque, como Pedro, si amamos al Señor verdaderamente, si le seguimos como Él mismo nos propone (cf. Jn 21,19), también tenemos que saber que “cuando seas viejo extenderás los brazos y será otro quien te vestirá y te conducirá a donde no quieras ir” (Jn 21,18b). La propuesta es clara:“Sígueme, si me amas, y prepárate a dar la vida”.
Entonces, ser discípulo implica llegar a pedir la gracia de entregar la vida por el Maestro.

 
SEÑOR, AQUÍ ESTOY DISPUESTO A HACER TU VOLUNTAD E IR A TODOS LOS LUGARES DONDE EL AMOR POR TI ME LO INSPIRE PARA TRANSFORMAR A MUCHOS HOMBRES Y MUJERES A FIN DE QUE TE CONOZCAN Y TE AMEN COMO EL ÚNICO Y VERDADERO DIOS.
 
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domingo, septiembre 08, 2013
NAVIDAD DEL PADRE FRANCISCO MARIA DE LA CRUZ JORDAN
Fiesta ésta muy propicia para una “parada de retorno”, algo así como “adelante hacia su pasado” y regreso en “contravía del olvido”, que nos permita evocar a Jordán, grato heraldo del evangelio, fundador y padre, maestro y jefe, líder religioso, organizador y regulador de la Familia Salvatoriana.
 
La “magia del recuerdo” nos otorgue hacer memoria de sus pisadas apostólicas de avanzada y de conquistas, cuando no todo fue “color de rosas”, pero en todo caso un “hombre de excepción con vocación singular”, de los que solo se encuentran en el mundo de tarde en tarde! Germano de origen, romano de espíritu, cuya trayectoria vital y obra eclesial se puede sintetizar: Todo para que conozcan a Dios, todo por el Salvador!
 
Cumple hoy 95 años su muerte, su obra 132, en Colombia 114. Y hoy de las 3 Ramas (según Catálogo del año pasado), la 1ª Rama de salvatorianos religiosos cuenta con 1.180 miembros (obispos, sacerdotes, hermanos, estudiantes), en 34 países, con 160 casas, colegios, parroquias, obras, misiones, tareas y sedes de pastoral apostólica. Otro tanto la 2ª Rama de las hermanas salvatorianas. Y la 3ª Rama o “Refundación del Laicado” asocia ya varios centenares en el mundo.
 
Hoy y acá hay representación de las 3 Ramas y somos realización del gran “sueño de Jordán”. Y en todo el mundo estamos, de tal manera que Jordán decía “ya no se nos oculta el sol” del cosmos y nos ilumina “el sol de la vocación salvatoriana”. Lo que aspiró como Fundador al organizar para la Iglesia “apóstoles para el Salvador”.
 
He ahí como “enriqueció a la Iglesia”, al mundo y a nosotros todos. Creó un “discipulado salvatoriano” que empezó a formar desde 1883, a lo cual dedicó media vida  y ya en 1886 se ordenaba el primer sacerdote, por caso un viudo, el P. Tomás Weigang. Hubo un año 1900 en que se ordenaron 47. A su muerte fueron en total 349 los ordenados. Hasta hoy ha habido 7 obispos.
 
También codo a codo cultivó la vocación para hermano salvatoriano, hoy son 126 en el mundo. A estos como a toda la Familia Salvatoriana en sus 3 Ramas, proveniente de los 3 Grados de la división inicial de la Sociedad, nos legó directivas y  enseñanzas en “Estatutos – Reglas – Constituciones”, en sus Alocuciones, Diario, Cartas,  Revistas (9) y demás…
 
Jordán mismo, nacido en Gurtweil, Alemania en 1848. Sus padres fueron Lorenzo y Notburga, Sus hermanos Martin y Eduardo. De escolar la 1ª Comunión marcó un cambio positivo en su vida. Realizó varios trabajos incluso el de pintor, fue soldado, estudio privadamente e ingresó al Liceo en el VI curso. Fue universitario y partícipe de Congresos Católicos. Seminarista solo el último año de preparación al sacerdocio. De sacerdote pasó a Roma para estudiar idiomas orientales, conocedor ya de unos 50, su gran capacidad. En viaje a Tierra Santa consolidó su voluntad y al regreso fundó su Obra, la SAE, luego SCE por intervención romana y al fin como premio providencial SDS, con avanzada pujante. Con 3 mujeres intentó la rama femenina (Tekla Bayer, Amalia Streitel, Baronesa Teresa). Solo la tercera se mantuvo fiel hasta la consolidación de la Congregación hoy existente. Jordán organizó Regla para Sacerdotes Diocesanos (1883), Estatutos para Niños de LA, con sus respectivas revistas (2) y Regla para una III Orden secular (1885). Fue exorcista del Hno. Félix Bucher poseso (1897). En vida realizo 33 fundaciones locales!
 
Sus carismas personales fueron muy claros: Confianza en Dios y en su amor providente que hace partícipe al que se apoya en su omnipotencia. Hombre de oración permanente, esa su moneda y pagaré como “fuerza más grande del mundo”.  Sentir con la Iglesia fue como su “segunda naturaleza”. La Voluntad de Dios le caracterizó en su cumplimiento de manera ferrera. En el Pacto se caracterizó como “ínfimo” ante el Creador. Y en su Testamento legó todo lo anterior, pobreza, amor.
 
Lo había cumplido y sintetizado en su Nombre que correspondió de veras en todo el tinglado: Francisco como el Poverello de Asís, pobreza fundamento y madre para su comunidad. María por su gran devoción personal y el normatizar su exaltación desde las Constituciones de 1888 como Madre de Dios, Inmaculada Concepción, Reina de los Apóstoles, Madre del Salvador, Madre Dolorosa, sus principales advocaciones. Cruz a cuya sombra vivió, trabajo, sufrió y maduró la obra que el Padre le confió. Bellezas vividas al respecto escribió en su Diario y expresó siempre. Jordán como se apellidó y en verdad se asemejó a ese otro Juan Bautista que en el Jordán y siempre fue Precursor del salvador como este hijo de Gurtweil.
 
Pero sobre todo y en particular “marcó carismáticamente”, es decir, nos caracterizó con un Carisma propio y peculiar para la configuración con Cristo, sobre todo dos aspectos de su misterio y ministerio (como enseña la Iglesia LG): Maestro (Lehr, Libro) y Salvador (Heiland, Cruz). De ahí nuestro sello y emblema. Carisma para Religiosos, religiosas y Laicos. El Divino Salvador “lo máximo” para cada salvatoriano
 
Jordán fue rico en Fines u objetivos señalados en sus normas a su Sociedad. Fines que esquematizados resultan en la siguiente forma: Fin general: La Gloria de Dios y la salvación de las almas. Santificación propia y la del prójimo. Fin propio: Propagación de la Fe, con universalidad formando la “conciencia religiosa”. Fin especial: Hacer conocer a Dios y a su Enviado Jesucristo (Jn 17,3), de ahí el Nombre SDS y la acogida a la Madre del Salvador. Fin constitutivo: Imitación de los Apóstoles y el asocio apostólico de Laicos (Hombres, mujeres, jóvenes y niños).
 
Los trazos fundamentales que nos quedan de Jordán en espiritualidad salvatoriana, serían los siguientes como de propia escuela: Cristológica. Carismática. Marina. Eclesial. Evangélica (Obediente. Desprendida. Amante). Apostólica. Confiada. Orante. Crucificante.
 
Jordán fue un hombre de contactos. El “nudo de relaciones” para Jordán fue muy claro y a la vez bastante eclesial. El “no caminaba a solas por la vida” (AH,3,15). Un hombre de contactos, con su antena humana bien puesta, como se la dio Dios para su senda cristiana, sacerdotal, religiosa y fundacional.
 
Fundador viajero, itinerante, con su “propio cuento” de viajes. Su vida un viaje y en su vida de viandante, peregrino de Dios, un cúmulo de trayectos recorridos y tantos de ellos reiterados por razón de los pasos que fue dando su Sociedad en avanzada, colocada en el itinerario del tiempo y del espacio y necesitada de visitas de conformación, animación y progreso. No abandonando a los suyos, que así lo sentían más cerca. Muy diciente el cuento de sus viajes!
 
Y le aprobaron su obra así: El 27.V.1905 Decretum Laudis SDS. El 8.III.1911 la SDS. El 20.III.1922 Constituciones. El 8.XII.1983 las Constituciones actuales renovadas.
 
Pasado que se hizo presente en Colombia y concretamente acá en La Estrella: Desde 1899 definitivamente en esta patria nuestra: 67 salvatorianos del extranjeros han colaborado de Alemania, Austria, Hungría, Usa. A ellos honor y grata memoria! Once primeros enviados por el Fundador, luego por Pfeiffer… Su labor solo en la costa caribe hasta 1942. Desde entonces en el interior del país. Hoy 1 Obispo, 45 sacerdotes de los 72 ordenados, 14 estudiantes mayores, 3 hermanos.
 
Jordán siempre válido y actual   Y lo es con la evocación  de su pasado, que como pretérito sigue avante con memoria permanente, por haber sido base y fundamento de respuesta segura a necesidades de hoy. Modelo de santidad y guía seguro en el seguimiento de Cristo Salvador, regalo de Dios como hombre, cristiano, sacerdote, religioso y Fundador. Modelo de confianza y apóstol de la Providencia, desde su pobreza esperanzada, su obediencia cumplidora y su castidad amorosa. Modelo de oración, apostolado y misión evangelizadora. Ya “Siervo de Dios” y en espera de ser declarado “Beato”, pues está en curso el examen del milagro presentado. Para el mundo de hoy su Plan sigue con validez y vigencia. Su Proyecto conserva significado y mensaje constante. Su Obra continúa en pie y viable, dada la urgencia de trabajar en la instrucción religiosa y la salvación integral de las gentes. Su Propuesta, su Manera y su Peculiaridad perduran y siguen dando tarea a tantos asociados, cuya representación hoy acá se regocija en esta Eucaristía de doble fiesta!


P. David Restrepo R. SDS

La Estrella, 8.IX.2013
 
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miércoles, septiembre 04, 2013
LA BEATA MARÍA DE LOS APÓSTOLES
Primera Superiora General de la Congregación de las Hermanas del Divino Salvador
Therese von Wüllenweber nació en el castillo de Myllendonk, Mönchengladbach, Alemania, el 19 de Febrero de 1833. Fue alumna del pensionado de las Hermanas Benedictinas de Lieja, Bélgica, de 1848 a 1850. En 1853 y en 1857 se dedicó a unas misiones parroquiales inspiradas por los jesuitas y en 1856 hizo un retiro, que le dejó un impacto profundo y suscitó en ella una vocación misionera.
En 1857, con el fin de aclarar su vocación, ingresó a la Comunidad de las Hermanas del Sagrado Corazón en Bloemendaal, Holanda, pero luego se retiró en Marzo de 1863, por sentirse incapaz de comprometerse con una Congregación que tenía como tarea primordial la de la educación.
En el intento de descubrir realmente su vocación, pasó unos breves periodos con las Hermanas de la Adoración Perpetua y con las Hermanas de la Visitación. En 1875, en presencia de su director espiritual Dr. Von Essen, hizo en privado voto de ir a las misiones.
En un ex convento en Neuwek, Alemania, se ocupó de los huérfanos y dio a mujeres mayores la posibilidad de vivir una vida comunitaria. Sin embargo, no le fue fácil realizar su vocación y siguió buscando una comunidad misionera.
El 25 de Abril de 1882, respondió a un anuncio que el Padre Buenaventura Lüthen puso para la Sociedad Apostólica Instructiva. El Fundador, el Padre Francisco Jordán, la visitó el 4 de Julio de 1882, y se quedó tres días. Therese quedó profundamente impresionada por la personalidad del Jordán y el 5 de Septiembre de 1882 se convirtió en la primera mujer que ingresó al Primer Grado de la Sociedad Apostólica Instructiva. En 1883 el Padre Jordán reagrupó a unas hermanas en Roma, pero pidió a la Madre María que se quedara en Neuwerk como hermana de la Sociedad Apostólica Instructiva. Hubo problemas con las hermanas en Roma y el 13 de Octubre de 1885 fueron separadas de la dirección del Padre Jordán. Hoy constituyen la Congregación de las Hermanas de la Virgen de los Dolores.En 1888, el Padre Jordán llamó a Roma a la Madre María y fundó una casa para las Hermanas en Tivoli.
El 8 de diciembre de 1888, ella y dos hermanas recibieron el hábito de las manos del Padre Jordán. El 25 de Marzo de 1889 la Madre María hizo los votos perpetuos en la Sociedad Apostólica Instructiva, siendo nombrada superiora. En diciembre de 1890 tres hermanas fueron destinadas a la primera misión de la Sociedad en Assam, India. Para finales de 1892 había 50 hermanas y algunas novicias en la casa de Tivoli. Muchas de ellas fueron enviadas a diversas partes del mundo. En 1894 siete hermanas murieron en Tivoli por una epidemia de tifoidea y la Madre María decidió trasladarse con sus hermanas a Roma. Fue elegida por unanimidad superiora general en el primer Capítulo General de las Hermanas del Divino Salvador, en 1905. Murió el 25 de diciembre de 1907, después de una breve enfermedad. En reconocimiento de sus virtudes personales, de su confianza en la Divina Providencia, y de su compromiso por las misiones, fue beatificada el 13 de Octubre de 1968.
Su fiesta la celebramos el 5 de Septiembre
 
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martes, septiembre 03, 2013
JORNADA DE ORACION Y AYUNO CONVOCADA POR EL SANTO PADRE FRANCISCO
 
“Quisiera hacerme intérprete del grito que, con creciente angustia, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón, en la única gran familia que es la humanidad: ¡el grito de la paz! Es el grito que dice con fuerza: Queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, desgarrada por divisiones y conflictos, estalle la paz; ¡nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra! La paz es un don demasiado precioso, que tiene que ser promovido y tutelado…
Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar en toda la Iglesia, el próximo 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero…”
 
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