jueves, septiembre 30, 2010
SEPTIEMBRE UN MES LLENO DE ESPERANZAS SALVATORIANAS

Que orgullosos nos sentimos de ser Salvatorianos y de ser hijos espirituales del Padre Francisco María de la Cruz Jordán y de la Beata María de los Apóstoles.

Hoy concluimos los Salvatorianos Religiosos, Religiosas y Laicos en todo el mundo, un mes lleno de gracias y bendiciones.

Si, en este mes, nuestro Dios nos ha regalado la oportunidad de meditar y de revitalizar nuestra vocación Salvatoriana incitando en cada uno de nuestros corazones el fuego de la pasión, para que con ella, continuemos con ardor y entusiasmo esos ideales que el Padre Francisco María de la Cruz Jordán y la Beata María de los Apóstoles apostaron para nosotros.

Jordán y la Madre María nos exhortan cada día a ser hombres y mujeres que, desde nuestro propio liderazgo, seamos capaces de trabajar por hacer de nuestras vidas un apasionamiento por el servicio principalmente por el pobre y necesitados del amor de Dios y a realizar nuestros sueños por la causa del Reino. Metas que ellos mismos forjaron y nos dejaron como herencia perenne.

El Padre Ignacio Madera SDS, en el XIX Encuentro Nacional de los Salvatorianos Laicos, nos exhortaba en “la necesidad de experimentar una conmoción, que sacuda y ayude a identificar la opción fundamental, el modo que hemos elegido vivir, el compromiso y vocación”, y nos decía...”ha llegado la hora de la adultez y del compromiso serio para vivir la vocación Salvatoriana con gozo, esperanza, responsabilidad y entusiasmo y que dé sentido y dinamismo a nuestro liderazgo cristiano”

Por lo tanto, El ser Salvatorianos hoy no significa entrar en adormecimientos, ni en letargos, ni mucho menos en esperas, sino en sentir que esa fuerza interior que nos inspira el Espíritu Santo, nos ayude a movernos, a luchar, a sufrir y a buscar incansablemente nuevas formas de vida, para que muchos hombres y mujeres, conociéndonos, puedan lograr con decisión y sin miedo, iniciar la transformación que contagie al mundo, para que este, sea capaz de vivir el amor, la justicia, la paz y la fraternidad.

Nuestro compromiso está ahí plasmado, Jordán y la Beata María así no los han definido en sus escritos: P. Jordán: “NO AVANZAR, SIGNIFICA RETROCEDER”, “NO TE DEJES ZARANDEAR DE AQUÍ PARA ALLÁ COMO UNA CAÑA POR EL VIENTO, SINO SÉ CONSTANTE EN EL SERVICIO DE DIOS. POR MUCHA OSCURIDAD QUE HAYA EN TU INTERIOR TU PADRE LA DISCIPARÁ A SU DEBIDO TIEMPO SI ERES FIEL A ÉL”

Beata María de los Apóstoles: “FINALMENTE MI PECHO ENCONTRARÁ, LO QUE DURANTE TANTO TIEMPO HE ANHELADO, MI JURAMENTO DE HOY, PARA SIEMPRE ME ATARÁ, A HACER CONTINUAMENTE, LO QUE TANTAS VECES HE DESEADO….A MENUDO PENSÉ: CUÁN DICHOSO ES QUIEN AMA, Y EL QUE POR EL HERMANO SU VIDA OFRECE”
 
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jueves, septiembre 23, 2010
ES EN LO PROFUNDO DEL CORAZON DONDE ACTUA EL ESPIRITU SANTO

Es en lo mas profundo del corazón donde actúa el Espíritu Santo si de verdad estamos dispuestos a mejorar nuestros comportamientos, nuestros temperamentos fuertes, nuestras relaciones familiares y sociales; y si aspiramos con decisión a ser humildes y sencillos de corazón como Jesús nos lo pide.

Tenemos que sacar de ese tiempo tan ocupado que tenemos a diario, unos momentos para sentarnos a escudriñar con la ayuda del Espíritu Santo, nuestro interior para así, encontrar en él, esas razones que hemos venido guardando muy adentro de nuestros corazones.

Solo nos basta poseer como espada la voluntad, la disposición y la radicalidad para esculcar e ir más allá, en lo más profundo del corazón, para dejar actuar al Espíritu Santo y así con El, renazca en nosotros la vida nueva, se de cambio de nuestras vidas y que sea El centro de todas nuestras decisiones.

Y es que todo el problema está en el corazón, así nos lo ensena Jesús. Por ello se nos hace necesario analizar con profunda disposición esos hechos externos y aislados, nuestras actitudes, las motivaciones internas. Si en nosotros están arraigados el orgullo, el miedo, el rencor, la pereza, la codicia o la envidia para atacar como valientes guerreros esas raíces.

Miren, si no curamos y sanamos de un todo nuestras heridas y grietas que hay en nuestros corazones y dejamos de pronunciar esas palabras agrias y no volvemos a expresar esos gestos que nacen de lo más adentro de nuestros corazones y dejamos actuar al Espíritu de Dios, no notaremos esa acción de Dios que sana y renueva nuestras vidas y nos hace felices.

Hoy, es la gran oportunidad para renovar y cambiar lo que somos, a dejar de buscar por fuera las respuestas a nuestras preocupaciones y a no seguir desgastándonos inútilmente buscando ayudas externas y hasta sortilegios.

Es hoy la oportunidad que nos brinda Dios para confiar en Él, en colocar en sus manos nuestras esperanzas y sueños y dejar que sea Centro de nuestras vidas. Por ello digámosle:

SENOR, TE DAMOS GRACIAS POR SER TU NUESTRA COMPANIA Y DARNOS LA OPORTUNIDAD DE LIBERARNOS DE NUESTRAS HERIDAS QUE DANAN ESE CAMINAR HACIA TI. SE TU POR SIEMPRE EL SOSTEN DE NUESTRAS VIDAS ESPECIALMENTE EN NUESTRAS DIFICULTADES. TE DAMOS A PARTIR DE HOY LA ACOGIDA EN NUESTRO CORAZON.
 
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miércoles, septiembre 15, 2010
VIVAMOS COMO AUTENTICOS AMIGOS DE CRISTO

Para que podamos vivir una verdadera amistad con Jesús debemos expresar con nuestra vida, una nueva forma de vivir. Debemos expresar en nuestros medios de vida, con nuestras palabras y actos, la bondad que existe en nuestro corazón, lo humilde, la mansedumbre y la misericordia con nuestro prójimo, el amor por la justicia y la verdad, el empeño sincero y honesto por la paz y la reconciliación.

Éste, podríamos decir, es el carné de identidad que nos califica como auténticos amigos’ de Cristo, que dicho en otras maneras, ha de ser nuestro pasaporte que nos permitirá entrar en la vida eterna.

Para convertirnos en verdaderos amigos de Cristo, tenemos que ser vehículos para el mundo de la salvación; esa misma salvación, que Jesús ha obrado con su muerte y resurrección en nosotros, y que no ha de quedar enclavada en nuestro corazón, sino que ha de ser transmitida de manera universal a todos los hombres sin distinción de raza, religión o clase social.

Jesús nos ha propuesto, que para lograr ser sus verdaderos amigos y poder alcanzar la salvación, tenemos que luchar con mucha decisión y entereza, así nos lo comunica el Evangelio de San Lucas. Cap 13, 23-24 «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán».

Este mensaje del Señor, contradice a los que se ilusionan con ser privilegiados, pues todos pueden entran en la vida, pero todos por la puerta estrecha: No hay privilegiados. El pasaje a la vida eterna está abierto a todos, pero es estrecho, porque es exigente, requiere empeño, abnegación, mortificación del propio egoísmo.

Estas palabras del Evangelio también nos invita a considerar el futuro que nos espera y al que nos debemos preparar durante nuestra peregrinación en la tierra para que vayamos preparando ese encuentro definitivo con el Padre y para que junto a Él, participemos del banquete de la vida inmortal junto con todos aquellos que aceptaron la invitación de seguirle y serle fiel.

Jesús nos propone a todos por igual la misma condición: Esforzarnos por seguirle e imitarle, tomando sobre sí, como hizo Él, su propia cruz y dedicando la vida al servicio de los hermanos.

SEÑOR, ILUMINA NUESTRO CAMINAR, QUEREMOS SER SIGNOS DE TU PRESENCIA EN EL MUNDO.
 
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miércoles, septiembre 08, 2010
ESTAMOS CELEBRANDO LA PASCUA DE NUESTRO FUNDADOR: PADRE FRANCISCO MARIA DE LA CRUZ JORDÁN

Breve reseña biográfica


Nació el 16 de junio de 1848 en Gurtweil (Alemania). Falleció el 8 de septiembre de 1918 en Tafers (Suiza). Sacerdote, Fundador de la Sociedad del Divino Salvador (Salvatorianos), de la Congregación de las Hermanas del Divino Salvador (Salvatorianas), así como del movimiento de Laicos Salvatorianos (Comunidad internacional del Divino Salvador).

El Padre Francisco María de la Cruz Jordán nació el 16 de junio de 1848 en Gurtweil, cerca de Waldshut, y, al ser bautizado, recibió el nombre de Juan Bautista. Desde la Primera Comunión, que fue acompañada por una experiencia espiritual extraordinaria, experimentó un cambio fundamental en su vida cristiana y fue creciendo en él el deseo de ser sacerdote. Después de varios años de aprendizaje y pasantías como pintor, se decidió definitivamente a seguir el llamado del Señor que ya sentía desde hacía tiempo.

Culminado el bachillerato en Constanza, y debido a sus extraordinarios talentos, comenzó a aprender idiomas. En 1874 inició la carrera de Filosofía y Teología en la Universidad Friburgo, en Brisgovia. En 1877 entró en el Seminario Diocesano de San Pedro y se ordenó sacerdote el 21 de julio de 1878. Su obispo le mandó a Roma para que siguiera con estudios lingüísticos en el Seminario San Apolinar. Se dedicó al estudio de idiomas orientales.

En el verano del 1877, Jordán había tenido todavía como estudiante, una experiencia profunda de Dios. A partir de ese momento sintió también un llamado de oponerse a la creciente pérdida de fe que se estaba manifestando en Europa. En los años siguientes se preguntaba cada vez más, si Dios no lo estaba llamando para que fundara una Sociedad Apostólica.

Después de un viaje que hizo por encargo de Propaganda Fide (Congregación por la Evangelización de los Pueblos), que lo llevó también a Tierra Santa, presentó sus planes al Papa León XIII, de quien recibió la bendición, el 6 de septiembre de 1880. Un año más tarde fundó la Sociedad Apostólica Instructiva. A ella, en un primer grado pertenecerían sobre todo hombres y mujeres que optaban por vivir según los consejos evangélicos. El día de la fundación de la rama masculina es el 8 de diciembre de 1881 y ésta, poco después, se transformó en una comunidad religiosa. Jordán escogió el nombre religioso de: Francisco María de la Cruz, donde refleja sus tres grandes devociones. Al mismo tiempo hizo el intento de fundar la rama femenina con la Hermana Francisca Streitel.

Fallido el intento, poco después lo intentó con la ayuda de Teresa von Wüllenweber, lo cual llegó a feliz término, con lo que el 8 de diciembre de 1888 quedaron fundadas las Salvatorianas. El intento de reunir a académicos, en defensa de la fe, en un segundo grado, no le resultó. Sin embargo, pudo animar y reunir, sobre todo en los espacios de habla alemana, a muchos Laicos a fin de trabajar apostólicamente inspirados por él. Es lo que hoy llamamos la tercera Rama de la Familia Salvatoriana: Los Laicos Salvatorianos. Estos se formaban por medio de la revista “El Misionero”. En 1884 el P. Jordán empezó incluso con la “Liga del Ángel de la Guarda” una institución juvenil y para niños, que también tenía su vehículo de comunicación y formación: la revista “Manna”.

Desde 1890, lleno de ánimo y dejándose guiar por el Espíritu, comenzó a expandir l as dos comunidades religiosas, empezando por Asam (India), después en diversos países Europeos como también en América del Norte y del Sur. Su apostolado personal consistía cobre todo en el acompañamiento espiritual y formación apostólica de los cohermanos jóvenes, así como en la coordinación de la Sociedad. A partir de 1902 se dedicó más y más a consolidar internamente sus fundaciones. En 1915 se vio obligado a mudarse con el Generalato a Suiza, país neutral, a causa la Primera Guerra Mundial. En ese mismo año se celebró el III Capítulo General y, a petición propia, se retiró de la dirección general de la Sociedad, ocupándose de ello el P. Pancracio Pfeiffer (1872 – 1945). El P. Francisco María de la Cruz falleció, después de haber padecido mucho, el 8 de septiembre de 1918 en Tafers, cerca de Friburgo, con fama de santidad. En 1956 se trasladaron sus restos a la Casa Madre de su “Sociedad del Divino Salvador”, Via della Conciliazione, en Roma.

Su tumba no es visitada únicamente por sus hijos e hijas espirituales, sino también por gente de todas partes del mundo, donde trabajan los Salvatorianos y Salvatorianas. Su Santidad Juan Pablo II también visitó la Casa Madre y oró delante de la tumba del Fundador. En el año 2002 se colocaron de manera solemne reliquias de la primera Beata de la Familia Salvatoriana en la capilla del Fundador. Se trata de la Beata María de los Apóstoles (Teresa von Wüllenweber), que junto con el P. Jordán, fundó la Congregación de las Hermanas del Divino Salvador, mejor conocidas como las Salvatorianas.

Profundamente interpelado e inspirado por la cita del Evangelio según San Juan: “En esto consiste la vida eterna: en conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías”, Jordán experimentaba en sí una inquietud apostólica apasionada. Se sentía llamado, como instrumento de la Divina Providencia, a colaborar en la salvación de todos. Los Salvatorianos y las Salvatorianas deben anunciar a Jesucristo por medio de la palabra y de escritos – “con todos los medios y formas que el amor a Cristo inspire”.

Para llevar a cabo la obra de Dios, Jordán, como persona humilde y consciente de sus limitaciones, se dejaba guiar por una profunda confianza en el Señor y buscaba con sincero corazón cumplir Su voluntad. En toda su sencillez se mostraba siempre dispuesto a aceptar, por el Evangelio, los sacrificios que fueran necesarios. En su pequeñez, Dios se hizo grande. Se caracterizaba por su gran fidelidad a la Iglesia, que amaba como a su propia madre. Su proceso de canonización, que fue iniciado en el 1942, está muy avanzado.

El Padre Jordán nos dejó, como una expresión válida de su espiritualidad, su Diario Espiritual, que inició como estudiante el 1º de julio 1875 y terminó pocos meses antes de regresar a la Casa del Padre eterno. En este Diario encontramos reflexiones, oraciones y comentarios que anota en 14 idiomas distintos. Sobre todo cuando estaba estudiando en el Seminario Diocesano de San Pedro anotaba muchos textos espirituales de ambos milenios cristianos, que le ayudaban a desarrollar su propia espiritualidad. El Diario Espiritual contiene también huellas de sus propias experiencias espirituales, tanto en tiempos difíciles, como también en tiempos de alegría y prosperidad. Da testimonio de una profunda búsqueda espiritual y de una inquietud apostólica ardiente. El Diario Espiritual está traducido en distintos idiomas, entre ellos también en español. El P. Jordán, por medio de su Diario Espiritual y por su vida, es un verdadero guía que nos muestra el camino de entrega apostólica y la búsqueda de la santidad a la que todos los cristianos estamos llamados.

Texto: P. Stephan Horn SDS, Vicepostulador
 
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martes, septiembre 07, 2010
DIOS ES NUESTRA FUERZA PARA VENCER LAS DIFICULTADES

Todos los días, desde nuestro despertar, vivimos enfrentados a muchas realidades. Así, es nuestro escenario diario de vida; convivimos con las alegrías, las emociones, las tristezas, los dolores y muchas cosas más.

Percibimos que en medio de esas realidades, también existen las dificultades; esas que muchas veces, quieren arrebatar nuestras vidas. Por ello, es bueno que hoy entendamos que en medio de nuestra condición humana, se nos hace necesario tener a Dios muy presente para que con su ayuda y su fuerza, podamos vencer toda adversidad.

Miren, cuántas de esas dificultades nos han parecido tan enérgicas, que con sus amenazas, nos sentimos sin sentido y hasta derrotados para siempre? Cuantos nos hemos sentido temerosos y cobardes frente a ellas? Cuantos nos hemos reguardado en fanatismos y siguiendo el ejemplo de amigos, utilizamos talismanes creyendo que con ellos podemos evadirlos?

Si dejamos que Dios actué en nuestros corazones encontraremos las fuerzas y las salidas para evadirlas. Solo basta que tomemos frente a ellas actitudes de valentía y con la ayuda de Él, actuando en nuestros corazones, vamos a fortalecernos tanto, que seremos más que unos valientes guerreros capaces de batallar y pelear frente a toda adversidad, hasta vencerlas.

Hoy ha de ser un día de victoria, el cual podremos vivir con toda pasión, si lo aceptamos plenamente y lo hacemos centro en nuestras vidas. Pidámosle con un corazón abierto que nos haga experimentar su fuerza en nuestro interior y toda la claridad mental para resolver todo, a su voluntad.

Les propongo esta oración: Señor, aquí estoy frente a ti seguro de que a partir de este momento voy a ser nuevo. Sí Señor, me propongo a ser nuevo y estoy seguro que tú vas a comenzar a actuar en mi corazón, me vas a restaurar, sanando mis nuevas y viejas heridas que generan todas las vicisitudes. Te suplico, me regales tu ánimo, porque a partir de ahora estoy dispuesto a sonreír, estar contento y feliz con todo lo que me das. En tu nombre saldré a conquistar mis nuevos días. Tú serás siempre mi Salvador. Amén.

Te aseguro desde ya la victoria, confía plenamente en Dios, Él irá con nosotros al campo de batalla y nos hará salir adelante.

SEÑOR, TE AMAMOS Y CONFIAMOS PLENAMENTE EN TI, LLENANOS DE TUS FUERZAS PARA SER MÁS QUE TRIUNFADORES.
 
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