viernes, julio 20, 2012
CRISTO ES EL AGUA QUE NOS LLENA DE VIDA
Inquieto y lleno de dudas me preguntaba cierto día un señor que iba de pasajero en un bus de servicio público con destino al centro de Cartagena (Col) después que una persona se subiera a este y nos leyera y comentara a cerca del versículo del Evangelio de San Juan donde Jesús se encontraba con una mujer Samaritana en un pozo y El con sed le pedía agua para beber; y este, le decía a ella: “Quien beba el agua que Yo le daré, no tendrá sed nunca, sino que el agua que Yo le daré se hará en él fuente de agua prominente para vida eterna".

Yo, al momento no entendía su inquietud, pero me incitaba a una conversación a la cual yo le respondí.
 Me decía, amigo, ese señor está bien documentado pero me inquieta algo de eso que leía y comentaba.  Usted podría explicarme acerca de cómo es eso de que Cristo es el agua viva y ¿cómo es eso del que bebe de Él se llena de vida y será fuente para otros?
Yo le respondí: Mira, el único fundamento que tiene la Iglesia es Jesucristo. En su corazón están todas las acciones de quienes le seguimos y le amamos. El nos habla con amor a través de su Palabra que se encuentra escrita en las Santas Escrituras. Yo te invito a que en este momento le demos gracias a Dios por haber permitido que hoy ese hombre se subiera a este bus para hablarnos de lo que El quiere de nosotros y de lo que significa para los hombres.
Mira que interesante es lo que dice esa Palabra. Cristo se nos ofrece a ti, a mí y a los que vamos en este bus como un tesoro inigualable, se ofrece como pastor que ama a sus ovejas y como agua viva que todos debemos beber. Ahora, ¿Qué significado tiene para nosotros creer en Jesús como el agua que da vida?
Cuando Jesús nos afirma “Si alguno tiene sed, venga a mi beba” y nos promete además que “El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá jamás sed; y que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna”. El nos está relacionando el beber con el creer.
Te acuerdas o abras alguna vez escuchado lo que dice el Evangelio: “Yo soy el pan de vida; el que a mi viene, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, nunca tendrá sed” Aquí vemos que estas palabras nos dan a entender la misma cosa.
Muchos nos equivocamos y solo creemos que cuando Cristo se nos ofrece como el agua que da vida, nos limitamos solo al agua, y hasta nos esforzamos en tener en nuestras casas grandes botellones de agua bendita para rosear en casa los pisos, ventanas y hasta la cama. No, eso no es así. Cristo no es un mago, ni un hechicero, ni mucho menos un brujo que hace “Milagros mágicos y sorprendentes.”
Creer en Cristo es confiar plenamente en El, confiar como agua viva que renueva y da nueva vida, significa recibir a Jesucristo, el Hijo de Dios, el Maestro y el Guía, con todas las gracias que da la vida de Dios y que apaga la sed que tiene el alma. Es decir, saborear y sentirse satisfecho con todo lo que Dios representa para los hombres en Jesucristo. Te pregunto: ¿Ya has bebido de esta agua de vida?
Ojala estas aclaraciones hagan en ti ese mismo efecto que le produjo Jesús a la mujer Samaritana.
¿Y qué efecto le provoco? Le dije: La mujer dejó el cántaro, se fue a la aldea y contó a los vecinos lo referente a aquel hombre que encontró en el pozo.
Mira, el extraordinario efecto sobre la mujer de este encuentro con el desconocido provocó la curiosidad de aquéllos, de modo que también ellos acudieron a él. ¿Cuántos pasaría de solo oír hablar de Jesús que a conocerle personalmente?.
El me respondió: ¿Donde usted ha aprendido tanto de esto? Gracias por haberme atendido y haberme explicado de manera sencilla todo esto. De verdad he comprendido el significado universal de la identidad de Jesucristo. Y todo esto ha producido en mí un impacto en mi mente y mi corazón, estoy seguro que lo divulgare a muchos para que le conozcan y le amen.
La invitación a seguir a Cristo, portador del agua de la vida, tendrá un peso mucho mayor si quien la hace se ha visto profundamente afectado por su propio encuentro con Jesús, porque no se trata de alguien que se haya limitado a oír hablar de él, sino de quien está seguro de «que es realmente el Salvador del mundo» Se trata de dejar que las personas reaccionen a su manera, a su propio ritmo, y dejar a Dios hacer el resto.
SEÑOR, TU NOS REGALA VIDA EN ABUNDANCIA, PERMITE QUE HOY BEBAMOS DE ESA FUENTE QUE NOS NUTRE Y NOS LLENA DE VALOR PARA CONTINUAR ESTE CAMINO HACIA TI.
 
posted by Laureano García Muentes at 10:20 a.m. | Permalink | 0 comments
lunes, julio 16, 2012
JESUS NOS PIDE HOY:


Que tomemos cada día nuestra cruz y le sigamos por el camino del amor total a Dios Padre y a la humanidad:
"El que no toma su cruz y me sigue -nos dice- no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará".

Es la lógica del grano de trigo que muere para germinar y dar vida. Jesús mismo "es el grano de trigo venido de Dios, el grano de trigo divino, que se deja caer en tierra, que se deja partir, romper en la muerte y, precisamente de esta forma, se abre y puede dar fruto en todo el mundo".

SEÑOR, TU ERES NUESTRO SALVADOR, HOY ESTAMOS DISPUESTOS A ESCUCHARTE. 
 
posted by Laureano García Muentes at 4:58 a.m. | Permalink | 0 comments
miércoles, julio 11, 2012
NOS HEMOS PLANTEADO UN GRAN DESAFIO

Los desafíos del mundo han influido en el actuar del hombre de hoy, tanto es así, que muchos nos mostramos indiferentes a vivir como si Dios no existiera, y no  solo eso, nos conformarnos en seguir por el mundo andando según nuestras propias conveniencias o simplemente siguiendo religiones que son vagas e incapaces de enfrentarse a la cuestión de la verdad y el deber de la coherencia.

Nos empeñamos en acumular riquezas, amigos influyentes, trabajos de alto rango y de jugosas cosas materiales donde lo más importante es el provecho económico y el desprecio a los más débiles. Vivimos como si fuéramos Dioses.
Nos movemos en un mundo lleno de fantasías y sueños extravagantes que nos hacen sentir unos grandes “pilares sagrados” apoyados en cosas superfluas y equivocadas.
Estas cosas me hacen pensar y reflexionar. De verdad, cuantos talentos, habilidades y enseñanzas Dios nos regala de manera gratuita desde el vientre de nuestra madre para traducirlos al servicio a los demás. Y hoy nosotros no solo los despreciamos, sino que no nos interesan.
Quienes hoy los hemos considerado necesarios, los moldeamos, los orientamos y lo fortalecemos con las gracias de Dios cada día, para que con su ayuda, apostar al cambio de los que en nuestros días se niegan a conocerle y escucharle a fin de que puedan en medio de sus necesidades, reconocer sus bondades que iluminan el camino del logro de los mejores éxitos para la salvación de sus familias de esta gran avalancha antisocial que hoy nos envuelve y nos aleja de su presencia.
Ante todo queridos hermanos, es nuestra responsabilidad de hombres creados por Dios de vivir y tener en cuenta el vínculo esencial entre la fe y la caridad.
La caridad favorece la apertura y el encuentro de Dios con el hombre de hoy, en su realidad concreta, para llevar a Cristo y su amor a cada persona y a cada familia, especialmente para aquellos más pobres y necesitados.
El amor de Cristo ha de llenar nuestros corazones y ha de movernos a evangelizar. Todos los cristianos seguidores del divino Maestro somos muy importantes, ahora como entonces, Cristo Salvador, envía a sus discípulos por los caminos del mundo para proclamar su mensaje de salvación a todos los pueblos de la tierra.
Los desafíos actuales que tenemos por delante son exigentes, pero no debemos tenerles miedo. Estamos invitados a recobrar la presencia de Dios en el mundo. Apuéstale a ello.

SEÑOR, MUESTRANOS TUS CAMINOS Y FORTALECE EN NOSOTROS TU PRESENCIA PARA PODERTE SEMBRAR EN CADA CORAZON DE LOS HOMBRES.

 
posted by Laureano García Muentes at 8:26 a.m. | Permalink | 0 comments
sábado, julio 07, 2012
COMO PODEMOS ALCANZAR LA SANTIDAD


En una conversación que realizaba cierto dia con un Religioso, se nos vino a la mente tratar el tema de cómo un hombre puede llegar a ser santo.

Después de compartir experiencias y situaciones puntuales que a diario vivimos en el mundo de hoy, llegamos a la conclusión siguiente:
Nadie nace santo. La santidad se consigue con mucho esfuerzo, pero también con la ayuda y la gracia de Dios. Todos, sin exclusión, estamos llamados a reproducir en sí mismos la vida y el ejemplo de Jesucristo y caminar detrás de sus huellas.
El secreto de la santidad es la oración constante la cual puede ser definida como el continuo contacto con la Santísima Trinidad. En el Evangelio de San Lucas 18:1, podemos encontrar la respuesta a nuestra inquietud: El nos dice: "reza siempre y sin desfallecer"
Mira Fernando, me decía: Si hoy nos situáramos en aquella linda experiencia vivida por los apóstoles y en este momento pasara a nuestro lado Jesús y  de frente nosotros a Él nos propusiera dejarlo todo para seguirle, ¿cómo nos sentiríamos? o ¿cómo le responderíamos?
Bueno Padre, le dije Yo, estaría dispuesto a seguirle y a dejarlo todo para ser su apóstol.
Mire Padre yo creo que hoy además de la oración hay varios caminos para llegar a conocer a Jesús. Y eso se lo digo hoy para quienes nos leen y escuchan opten por encontrar la manera de allanar los caminos para conocer, escuchar, amar y seguir a Jesús Maestro y Guía.
Uno de los secretos para alcanzar la santidad es éste: no desviar nunca la mente de un pensamiento que debe regir toda la vida: Dios. El pensamiento de Dios debe ser como la nota sobre la cual todo el canto del alma se entona.
¿Has visto cómo hacen los artistas? Se mueven, van, vienen, parece que no miran abajo del escenario. Pero, en realidad, no pierden nunca de vista al maestro de música que les marca el tiempo.
También el alma, para no equivocarse y para no distraerse –lo que le haría equivocarse– debe tener el ojo del alma siempre fijo en Dios. Hablar, trabajar, caminar, pero el ojo mental no debe perder de vista a Dios.
Segundo punto para alcanzar la santidad: no perder nunca la fe en el Señor. Cualquier cosa que suceda, creer que sucede por bondad de Dios. Si es algo penoso, incluso malo, y por ello querido por fuerzas extrañas a Dios, pensar que Dios lo permite por bondad.
Las almas que saben ver a Dios en cualquier lugar, saben también cambiar todas las cosas en moneda eterna. Las cosas malas son monedas fuera de curso. Pero si las sabemos tratar como se debe, éstas se hacen legales y adquieren el Reino eterno.
Está en nosotros hacer bueno lo que no es bueno; hacer de las pruebas, tentaciones, desgracias –que arruinan completamente a las almas ya derrumbantes– puntales y fundamentos para edificar el templo que no muere.
 
La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.
Si queremos llegar a conocer, amar y servir a Jesús debemos ser corresponsables con El. De la misma forma como aprendemos a amar y enamorarnos de otras personas: la esposa, los miembros de la familia y amigos íntimos, etc. así, también, debemos amarle y a medida que le vamos conociendo, amarle más.
Bonita experiencia Padre, le dije. Bueno ya que conocemos estos principios, empecemos a ponerlos en práctica.

SEÑOR, ALIMENTA NUESTRA ALMA CON TU AMOR PARA SER CADA DIA COMPROMETIDOS CON ESA PERFECCION QUE NOS QUIERES DAR.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:44 a.m. | Permalink | 0 comments
miércoles, julio 04, 2012
VIVIR LA JUSTICIA DE DIOS
Dios siempre salvaguarda al hombre que vive el valor de la justicia.
Quienes creen que El es justo vive siempre en actitud de respeto, de amor, de fidelidad; porque sabe perdonar de corazón y está dispuesto siempre a comenzar siempre de nuevo.

Cuantas veces nos hemos equivocado queriendo suplantar a Dios. Hacemos justicia con nuestras manos y castigamos a quienes por alguna razón nos han ofendido y maltratado.
La justicia de Dios no consiste en castigar a los malos y premiar a los buenos. Hablar de la justicia divina no debe llevarnos a pensar en un juez que condena a los transgresores de unas leyes.
Las relaciones de Dios con sus hijos (todos los hombres en el mundo) no se fundan en ningún tipo de ley, sino en su maravilloso amor gratuito.
La justicia de Dios es el fundamento de su continua actitud de perdón. “La misericordia del Señor con sus fieles dura siempre; su justicia pasa de hijos a nietos” (Sal 103,17). El interviene en favor de los que reconocen con humildad sus infidelidades y sus problemas, y se fían totalmente de él, como amigo fiel que nunca falla.
La justicia divina está hecha de gratuidad y de fidelidad a sus promesas. Por eso el Segundo Isaías puede presentar a Yavé como “Dios justo y salvador” a un pueblo que había sido tan profundamente infiel a su alianza (Is 45,21). La tarea de liberar y restaurar es la tarea propia de la justicia de Dios (Jue 5,11).“Mi salvación durará para siempre y mi justicia nunca se acabará” (Is 51,6). Justicia y salvación de Dios son una misma cosa. Dios “juzga” a su pueblo salvándolo (Sal 48, 11.15).
Según Jeremías, Dios y justicia están tan íntimamente interrelacionados, que practicar la justicia es conocer a Dios y conocer a Dios es practicar la justicia (Jer 22,16). La experiencia de construir la justicia es experiencia de Dios, pues se trata de respetar a cada ser humano como hijo querido de Dios y de ayudarle de modo que pueda vivir dignamente.
Dios es justo también respetando la libertad que nos ha dado. Él siempre está en actitud de ayuda. Pero jamás se impone a nadie.
La fidelidad a un proyecto de amor no puede ser impuesta a la fuerza. Por eso respeta tanto nuestras decisiones. Aunque usemos mal nuestra capacidad de opción y de compromiso, Él se mantiene siempre fiel a su actitud de ayuda, si es que se le acepta. Su proyecto es ayudarnos a crecer como personas, en amor, inteligencia, belleza, creatividad...
Dios no es paternalista. No realiza Él directamente lo que es nuestras propia responsabilidades. No nos hace "los deberes", mientras nosotros "jugueteamos" como chiquillos caprichosos. Esto es parte de su justicia también. Él anda siempre dispuesto a animarnos y aconsejarnos, pero jamás a ser un metiche, alcahuete de nuestras irresponsabilidades. Es justo aun dejando a veces que nos rompamos nuestras caprichosas narices, cuando las metemos donde no debemos, a ver si así aprendemos...
Pero es Padre, todo amor, por encima de todo. Por eso su justicia acaba enderezando todo lo que nosotros torcemos. Muchas veces no sabemos cómo. Pero él es fiel a su amor y sabe cómo arreglárselas para que al final todo pueda contribuir para nuestro bien. A veces nos corrige, aun con dureza, pero siempre con cariño, buscando ayudarnos a crecer y a madurar.

SEÑOR, GRACIAS PORQUE SIEMPRE TIENES TU CORAZON ABIERTO A NOSOTROS, A PESAR DE NUESTRAS INFIDELIDADES ESTAS SIEMPRE DISPUESTO A PERDONARNOS.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:40 a.m. | Permalink | 0 comments
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