lunes, noviembre 21, 2011
SEGUIR LAS HUELLAS DE JESUS UNA DECISION FIRME Y ESTABLE

Queridos lectores, hoy quiero exhortarlos a caminar tras las huellas de Jesús y con El en nuestros corazones constituirnos en sus discípulos que sin miedo arriesgan hasta su vida para proclamarlo en todos los lugares y utilizando todos los medios que el amor por Él nos lo inspire.

Pero para ello nos pide con toda claridad que para seguirlo debemos tomar decisiones firmes y estables. Parecería hasta intransigente en cuanto a la decisión de seguirlo, abandonar familia, dejar a un lado los bienes y las comodidades; no volverse atrás en la decisión… parece intransigente. Pero cuando los discípulos quieren hacer caer fuego sobre los samaritanos que se niegan a recibirlo, reciben una fuerte reprimenda. Ese es Jesús y esa es su enseñanza: una clara decisión en su seguimiento, una exigencia en la vida de quien lo sigue; pero un respeto grande para el que es diferente.

Nuestro mundo que cada día aparece más plural y que tendríamos que aprender a vivir en relación con la diversidad, se ha dejado también llevar cada vez más por los fundamentalismos religiosos, políticos y raciales. No aceptamos que el otro sea diferente y entonces lo tomamos como enemigo. San Pablo, en la lectura de Ga 5,1.13-18 nos señala una frase que, con insistencia, viene a darnos el sentido del seguimiento de Jesús: “Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues la libertad y no se sometan al yugo de la esclavitud” Seguir a Jesús no es cuestión de ideologías que nos esclavicen sino de vida que brota de nuestro interior.


Si entendiéramos estas palabras de Pablo tendríamos la verdadera libertad. Nosotros, igual que los discípulos, caemos en los exclusivismos y en las discriminaciones. ¡Qué dolorosa la historia de la Iglesia y de las religiones que se enfrascan en guerras y matanzas defendiendo a un Dios que es amor! Y ojalá esto hubiera quedado en el pasado, pero hoy está más presente que nunca. En nombre de Dios mueren miles en Irak, en África y en América. Más que vivir la vida de Dios, nos hemos dedicado a defenderla. En nombre de Jesús se condena al que no piensa igual que nosotros.


En la palabra de Dios tenemos casos ejemplares de cómo es el seguimiento. Al primero que se ofrece espontáneamente para seguirlo, Cristo le pide que no se identifique con ninguna institución, que no busque sus propias seguridades pues él no tiene dónde reclinar la cabeza. Y le descubre que si quiere seguirle ha de aceptar vivir en la inseguridad y renunciar a una vida cómoda y tranquila: Jesús nos quiere abiertos a todo y a todos, universales, no apegados a nuestros propios feudos.


La segunda invitación, “deja que los muertos…”, que algunos interpretarían literalmente y como una injusticia contra la propia familia, parece indicarnos una nueva forma de la religión: romper con una tradición que esclaviza como el mismo Jesús ya lo ha hecho. Pide que esa ruptura sea total, que no se viva en la indecisión, que no se retrase su opción y se disponga a anunciar la novedad del reino con urgencia y prontitud.


Al tercero le dice que el seguimiento sólo es posible con decisión firme y con mucha constancia. No se puede jugar a dos cartas. No se puede ser cristiano un día sí y otro día no. No se puede vivir en una religión de comodidades y seguridades. No se puede arreglar un seguimiento a nuestros propios gustos. Hoy como ayer, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres que dejándolo todo se comprometan con la causa del Evangelio y, tomando el arado sin mirar hacia atrás, entreguen la propia vida en la construcción de un mundo nuevo donde reine la justicia y la igualdad entre los seres humanos.


El seguimiento de Jesús es una invitación y un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta esforzada. Es pues un don y una conquista. Una invitación de Dios, y una meta que nos debemos proponer con tesón. Pero sólo por amor, por enamoramiento de la Causa de Jesús, podremos avanzar en el seguimiento. Ni las prescripciones legales, ni los encuadramientos jurídicos, ni las prescripciones ascéticas pueden suplir el papel que el amor, el amor directo a la Causa de Jesús y a Dios mismo a través de la persona de Jesús, tiene que jugar insustituiblemente en nuestras vidas llamadas.


Hoy están en juego dos preguntas que parecerían distintas pero que en realidad se unen en su fundamento: ¿Cómo estamos siguiendo a Jesús? ¿Cómo es nuestra actitud con los que piensan diferente a nosotros? Y dijo que están unidas en su fundamento porque si realmente seguimos a Jesús tendremos sus mismos sentimientos: un amor incondicional, incluso a los enemigos


DIOS PADRE NUESTRO: TU HIJO JESÚS, “DECIDIÓ SUBIR RESUELTAMENTE A JERUSALÉN”, SIN IMPORTARLE TODO LO QUE AQUEL CAMINO LE IBA A ACARREAR DE SUFRIMIENTO Y DE CRUZ; AYÚDANOS, A LOS QUE QUEREMOS SER SEGUIDORES RADICALES SUYOS, A TOMAR TAMBIÉN RESUELTAMENTE LA OPCIÓN DE DAR NUESTRA VIDA DÍA A DÍA EN EL SERVICIO A LA CAUSA QUE ÉL CON SU ENTREGA NOS MOSTRÓ.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:20 a.m. | Permalink | 0 comments
viernes, noviembre 11, 2011
TE INVITO A CARGAR CON NUESTRAS CRUCES

A continuación he querido traerles hoy algunas pautas que nos son necesarias para ayudarnos a tener las fortalezas necesarias a fin de cargar sobre nuestros hombros esas cruces que consideramos pesadas para seguir los pasos que Cristo nos enseñó, así:

No vivamos recordando las cruces del pasado. Algunos se la pasan la vida recordando lo triste que ha sido su vida, como si así cambiasen el pasado. Esas cruces ya las han vivido. Y lo que vale desde ya es Vivir el presente. Así no tendrás que revivirlas mañana. Porque las cruces que se aceptan con generosidad se viven y se olvidan. No vuelven a doler más.

Tampoco vivas imaginando las cruces del mañana. ¿Sabes cuáles van a ser? Además, Dios no te ha garantizado fuerzas para llevar las cruces de hoy y las de mañana juntas. Dios da las fuerzas necesarias para las cruces de cada día. Para las de mañana, tendrás que esperar a mañana. Vivir hoy las cruces del mañana es llevar exceso de peso hoy. Y eso hay que pagarlo.

Vive las cruces reales. No las imaginarias. Muchos tienen más cruces en la cabeza que sobre sus hombros. Pero como no saben ver la luz, siempre se están imaginando y soñando cosas. De las cruces de hoy podrás culpar a alguien. De las cruces imaginarias, tú serás el único culpable. ¿No crees que ya son suficientes las cruces de verdad, sin necesidad inventarte otras nuevas?

Las cruces son para ser llevadas a hombros. Pero mejor si las llevas en el corazón. Te lo aseguro, Las cruces cuando se llevan con el corazón pesan mucho menos. El corazón tiene más resistencias que tus hombros, por muy forzudos que los tengas.

Algo importante. No soluciones el problema de tus cruces echándolas encima de los hombros de los demás. Las cruces se llevan o te llevan. Pero tus cruces solo valen para ti. No están hechas a medida de los demás. Si estás de mal humor, ¿por qué tienen que pagar los demás? Si estás con rabia y furioso porque las osas te salieron mal, ¿qué culpa tienen los tuyos? Aguántate.

Ah, un consejo. Las cruces no se miden ni se pesan. ¿Cómo sabes tú que tus cruces pesan menos que las del vecino? ¿Cómo sabes tú que las cruces de tu vecino son más llevaderas que las tuyas? ¿Por qué él camina feliz bajo su peso? Eso no es problema de la madera de la cruz que parece más liviana. Es que posiblemente él le ha puesto más ilusión, más esperanza, más corazón.

Y otra cosa. No culpes a Dios de te envió ésta o aquella cruz y luego te pones a rezarle para que te la quite o cambie. Porque eso es como decirle que se equivocó contigo y que se corrija. Hay muchos que primero hacen a Dios culpable de sus cruces y luego cuando le rezan, lo hacen dudando. ¿Me hará caso? Bueno, si Dios nos manda las cruces y luego nos las quita pareciera estar jugando con nosotros. Y Dios es muy serio. El, nunca nos engaña.

Orémosle al Señor con fe y mucha confianza; pidámosle que llene nuestros corazones de fortalezas para soportar nuestras dificultades diarias y podamos colocar en sus manos y sobre nuestros hombros todas nuestras incapacidades, atreviéndonos con decisión llenar nuestros corazones de su Espíritu que nos invita a caminar sin desconfianza y con toda seguridad hacia El.
 
posted by Laureano García Muentes at 7:48 a.m. | Permalink | 0 comments
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