En
los próximos días iniciaremos un nuevo año y con él las expectativas fluyen en
nuestras mentes y empezamos a soñar lo que podríamos alcanzar de acuerdo a
nuestras capacidades y anhelos.
Y
es que todos los hombres tenemos necesidades muy parecidas a pesar de la
diferencia de caracteres, culturas, ideologías y religión. Todos necesitamos un
algo para alcanzar esas metas; de allí mi intensión: Que aprovechemos este
tiempo para depurar barreras y dejar atrás todo aquello que nos obstruye e invade
el ánimo de luchar y oscurece el corazón.
Todos
abrigamos la esperanza, soñamos por tenerla y ello nos da oxigeno al alma. Esta
es la gran virtud que nos ha sido regalada por Dios, que nos llena de sentido
la vida y nos da la certeza de que algún
día viviremos la verdadera felicidad.
Vivir la esperanza nos conforta la seguridad del amor de Dios hacia nosotros y nos confirma la fidelidad a sus promesas.
Cuando no abrigamos la esperanza, nos limitamos y nos encerramos en nosotros mismos perdiendo todo horizonte y toda visión de una vida futura, apartándonos cada vez más de la reciprocidad de Dios.
El hombre no puede vivir sin la esperanza. La esperanza es el motor de la vida. La esperanza nos lleva a amar de verdad a Dios y a todos los que comparten la vida con nosotros hasta el extremo, de dar si es posible nuestra vida por ellos.
Cuando nos apartamos de Dios y no lo consideramos el motor de nuestros anhelos vivimos con las alas recortadas, no nos atrevemos a soñar, las metas se disipan, y los vuelos que aspiramos emprender se ven truncados porque no hay nada que nos entusiasme y colme el corazón.
Tengo una gran aspiración: Que en estos días que anteceden al nuevo año, a todos nos haga crecer en la esperanza apoyada en Dios y que de nuestro corazón fluya el amor, la comprensión, la solidaridad, la justicia y la paz que hemos soñado siempre alcanzar para vivir en unidad y fraternidad.
Coloquemos pues, en las manos de Dios nuestras vidas y nuestros corazones y veremos que no seremos defraudados.
Recordemos que la esperanza nos da vida, nos pone en marcha, nos invita a mejorar, luchar y seguir.
A cada uno de ustedes lectores de este Blog QUERIDOS SALVATORIANOS les deseo de todo corazón un Feliz y Prospero Año 2.013 llenos de muchas bendiciones y esperanzas junto a nuestro Dios.