miércoles, diciembre 26, 2012
VIVAMOS UN NUEVO AÑO LLENO DE ESPERANZA
En los próximos días iniciaremos un nuevo año y con él las expectativas fluyen en nuestras mentes y empezamos a soñar lo que podríamos alcanzar de acuerdo a nuestras capacidades y anhelos.
 
Y es que todos los hombres tenemos necesidades muy parecidas a pesar de la diferencia de caracteres, culturas, ideologías y religión. Todos necesitamos un algo para alcanzar esas metas; de allí mi intensión: Que aprovechemos este tiempo para depurar barreras y dejar atrás todo aquello que nos obstruye e invade el ánimo de luchar y oscurece el corazón.
 
 
Todos abrigamos la esperanza, soñamos por tenerla y ello nos da oxigeno al alma. Esta es la gran virtud que nos ha sido regalada por Dios, que nos llena de sentido la vida  y nos da la certeza de que algún día viviremos la verdadera felicidad.

Vivir la esperanza nos conforta la seguridad del amor de Dios hacia nosotros y nos confirma la fidelidad a sus promesas.

Cuando no abrigamos la esperanza, nos limitamos y nos encerramos en nosotros mismos perdiendo todo horizonte y toda visión de una vida futura, apartándonos cada vez más de la reciprocidad de Dios.

El hombre no puede vivir sin la esperanza. La esperanza es el motor de la vida. La esperanza nos lleva a amar de verdad a Dios y a todos los que comparten la vida con nosotros hasta el extremo, de dar si es posible nuestra vida por ellos.

Cuando nos apartamos de Dios y no lo consideramos el motor de nuestros anhelos vivimos con las alas recortadas, no nos atrevemos a soñar, las metas se disipan, y los vuelos que aspiramos emprender se ven truncados porque no hay nada que nos entusiasme y colme el corazón.

Tengo una gran aspiración: Que en estos días que anteceden al nuevo año, a todos nos haga crecer en la esperanza apoyada en Dios y que de nuestro corazón fluya el amor, la comprensión, la solidaridad, la justicia y la paz que hemos soñado siempre alcanzar para vivir en unidad y fraternidad.

Coloquemos pues, en las manos de Dios nuestras vidas y nuestros corazones y veremos que no seremos defraudados.

Recordemos que la esperanza nos da vida, nos pone en marcha, nos invita a mejorar, luchar y seguir.

A cada uno de ustedes lectores de este Blog QUERIDOS SALVATORIANOS les deseo de todo corazón un Feliz y Prospero Año 2.013 llenos de muchas bendiciones y esperanzas junto a nuestro Dios.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:56 a.m. | Permalink | 0 comments
jueves, diciembre 20, 2012
DE LA FE AL AMOR

 
 
El Adviento tiene como intención central el llevar a las personas a que vivamos la experiencia de encontrar momentos de crecimiento espirituales a fin de que depositemos toda nuestra confianza en Dios y entendamos que El nos abraza y nos sostiene aun en los conflictos, las pruebas y las dificultades que nos sacuden a diario y que ponen en riesgo nuestra paz.
 
 
 
La verdadera fe significa que creamos que Dios convierte cada dificultad en una ventaja y esta creencia, nos da la alegría.
 
 
La verdadera fe significa que permitimos que Jesús sea nuestro Señor, nuestro Maestro, nuestro guía, por lo que a través de su Palabra y de su Espíritu Santo recibimos la mejor orientación posible.
 
Vivimos una crisis de amor. No hay capacidad de darse, de pensar en los demás, de salir de uno mismo para servir. Esta crisis es consecuencia de una crisis de fe.
 
 

 
 
San Agustín decía que cuando uno se aparta de la fe se aleja de la caridad, pues no podemos amar lo que no sabemos si existe o no existe. En otras palabras, desde la fe reconocemos y aceptamos a otros en su bondad, en sus valores y riquezas personales, y sólo a partir de esta aceptación podemos amarlos (cf. De doctrina christiana I, 37, 41).
   
En muchos corazones se vive una crisis de amor. No hay capacidad de darse, de pensar en los demás, de salir de uno mismo para servir, para dar. Esta crisis de amor es consecuencia de una crisis de fe. Quizá nos faltan ojos para descubrir en cada hombre, en cada mujer, la presencia del Amor de Dios, un Amor que dignifica cualquier existencia humana.
   

Es verdad que algunas malas experiencias en el trato con otros nos hacen desconfiados, precavidos, “prudentes”. No resulta nada fácil ofrecer nuestro tiempo o nuestro afecto a alguien que nos puede engañar o tal vez podría llegar a darnos una puñalada por la espalda. Pero más allá de esos puntos negros que nos hacen desconfiados ante los extraños, existe la posibilidad de renovar la fe y de abrir ventanas al mucho bien presente en los otros.

 
Además, cientos de hombres y mujeres que caminan a nuestro lado nos miran con fe, con afecto, confían en nosotros. A veces lo hacen por encima de algunas faltas que hayamos podido cometer contra ellos. Su mirada nos dignifica, nos hace redescubrir esos valores que hay en nosotros, ese amor que Dios nos tiene, también cuando somos pecadores. ¿No vino Cristo a buscar a la oveja perdida? ¿No hay fiesta en el cielo por cada hijo lejano que vuelve a casa?


Hemos de pedir, cada día, el don de la fe. Una fe que nos permita crecer en el amor. Una fe que sea entrega, lucha, alegría, a pesar de los fracasos. Fe en el esposo o la esposa, fe en los hijos, fe en el socio de trabajo, fe en quien busca romper el ciclo de la corrupción con un poco de honradez. Hay que renovar esa fe que nos lleve a crecer en el amor.


Es cierto que en el cielo ya no hará falta tener fe. Pero ahora, mientras estamos de camino, la fe nos hace mirar más allá, más lejos, más dentro. Nos permite vislumbrar que el amor es más fuerte que el pecado y las miserias de los hombres. Nos permite entrar en un mundo de bondades que hacen la vida hermosa y que nos preparan para recibir el don del paraíso, el don del amor eterno del Dios Padre nuestro.
 
Texto tomado del Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
 
 
posted by Laureano García Muentes at 5:50 a.m. | Permalink | 0 comments
jueves, diciembre 13, 2012
PARA TENER FE, PONLE ATENCION A LO QUE ESCUCHAS

"El que tenga oidos para oir, que lo escuche"
Mt.11.11-15

Piensa en una montaña que has estado enfrentando: ¿Qué te ha estado afligiendo? ¿Qué necesidad no se está cumpliendo? ¿Qué es lo que has estado esperando que haga que tu vida sea mejor? ¿En otras palabras, por qué necesitas a un Mesías? ¿De qué necesita liberación?

Isaías dice, "Los pobres y los humildes buscan agua pero no la encuentran". ¿Qué es lo que has estado pidiendo que haya sido en vano?

Mire las ultimas palabra de Jesús en el Evangelio de Mt. 11.11-15: ¡"El que tenga oídos para oír, que lo escuche"! Dios te ha estado diciendo como rastrillar las montañas en tu vida y como triturarlas hasta hacerlas polvo. El te ha estado mandando una tempestad que dispersará las partículas de tu montaña molida. ¡Pero Ah! ¡Cómo no nos gustan a veces las soluciones de Dios para nuestros problemas!

La solución de Dios a una relación dividida es que tú hagas el bien a la persona que ha pecado contra ti, aun si ellos no se arrepienten. Eso es lo que Jesús hizo en la cruz: El murió, aún para los que nunca aceptaron su regalo de misericordia.

La solución de Dios a los problemas financieros es la limosna (donando 10% de nuestros ingresos) inclusive si parece que no podemos dar tanto.

La solución de Dios, a la montaña de la miseria que aguantamos por enfermedades físicas o una mala situación en la vida es de alabarlo en todas las circunstancias y ofrecerle nuestros sufrimientos como penitencia por los pecados de alguien más.

La solución de Dios, al trato injusto es de amar a nuestros enemigos, hacer el bien a los que nos persiguen, ir más allá cuando algo es requerido de nosotros, y olvidarnos cuando alguien nos roba algo en vez de exigirles que lo regresen (ve el Sermón de la Montaña, Mateo 5, 6 y 7).

Siempre, que hacemos las cosas a la manera de Dios, entre más difícil sea para nosotros, mejores serán los resultados. Salvando las divisiones ganaremos amistades renovadas. Dando generosamente descubrimos que no podemos aventajar a Dios en la generosidad. Imitando a Cristo, la miseria se desmorona en paz y después alegría. El tratamiento injusto ya no nos molesta tanto. Dios dice, "No temas, yo te ayudaré" y la fe nos dice que esto es verdad, antes de que veamos que las cosas mejoren.

¡El que tenga oídos para oír, que lo escuche! Las soluciones de Dios no siempre son fáciles, porque van en contra de los deseos de nuestra naturaleza humana. Es por esto que Jesús dijo, "El reino de Dios ha sufrido la violencia, y el violento lo toma a la fuerza". Nosotros no podemos traer el reino de Dios a nuestros problemas sin ir en contra de nuestra propia carne y forzándonos a dejar nuestras propias maneras de resolver los problemas. Tal violencia a nosotros mismos requiere ayuda extra - ayuda que viene del Espíritu Santo.

SEÑOR, AYUDANOS A ENCONTRARTE EN CADA MOMENTO DE LAS DIFICULTADES Y QUE SEA NUESTRA DECISION SEGUIRTE POR SIEMPRE.  

Tomado de: REFLEXIONES PARA EL ALMA.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:07 a.m. | Permalink | 0 comments
sábado, diciembre 08, 2012

131 AÑOS EDIFICANDO EL REINO DE DIOS EN EL MUNDO

Los Salvatorianos de todo el mundo celebramos hoy 8 de Diciembre, 131 años de la Fundación de la Sociedad del Divino Salvador (SDS), por ello, compartimos con nuestros lectores esta alegría y el gran regocijo de ser hijos espirituales de nuestro Fundador Padre Francisco María de la Cruz Jordán, quien con la ayuda de Dios y con mucha constancia y el esfuerzo, cristalizo su sueño de fundar una Sociedad de Religiosos, Religiosas y Laicos, que optando por ser como los Apóstoles de Cristo, fueran expandiendo por todos los rincones del mundo el conocimiento de la verdad y así, buscar con la inspiración Divina, que hombres y mujeres sin distingo de raza, religión o clase social se salven.

ESTA ES NUESTRA MISION: “QUE TE CONOZCAN A TI, UNICO DIOS VERDADERO Y A TU ENVIADO JESUCRISTO COMO EL SALVADOR DEL MUNDO”. Jn.17.3
 
posted by Laureano García Muentes at 4:26 a.m. | Permalink | 0 comments
martes, diciembre 04, 2012
VIVIR ESTE TIEMPO DE ADVIENTO ACOGIENDO A CRISTO EN EL CORAZÓN

«Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a ingenuos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Mi Padre me lo ha entregado todo, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»

Lc 10.21-24

Todos los hombres en el mundo deseamos la paz, aspiramos a que se viva en justicia y exista la libertad; se acabe la opresión, el desacierto, las guerras y la violencia entre nosotros mismos. Soñamos con ser felices para siempre.
Vivir este tiempo de Adviento, es celebrar y vivir, bajo el signo del encuentro, la búsqueda afanosa del hombre con Dios. Es por ello, que desde siempre, de generación en generación, cada año, se prolongan esos anhelos.
El Adviento no es una simple preparación de la navidad, es el animarnos a recuperar la esperanza e infundir el coraje que nos impulse a tomar decisiones y deseos de cambio en nuestras vidas.
Cuando  en todo el mundo se prepara a recibir la navidad, parece florecer la alegría y el compartir. Todo es fiesta, se encienden las luces en las grandes ciudades, pueblos y casas por más pobres que sean, todos y todas nos llenamos de color y de buen ánimo.
Es hora de sentarnos unos instantes para revisar nuestras vidas, de discernir como la vamos construyendo y como se mantienen nuestra fe y nuestra esperanza.
Miremos un instante el tiempo transcurrido y lo que nos depara de hoy en adelante. Si damos vuelta a la historia de nuestra familia, podemos recorrer los afanes y sacrificios vividos por nuestros antepasados para traernos bienestar en el día de hoy.
Recordemos un poco nuestra historia y vivámosla con profundidad. Aquellos abuelos mayores trabajaban hombro a hombro las huertas y campos para lograr obtener lo fundamental para vivir y dejar a sus futuras generaciones un legado que les ayudara a su supervivencia. Un tiempo plagado de esfuerzos, sacrificios y lo más importante, de mucho amor.
Nuestros padres, sus tareas no fueron fáciles. Ellos buscaban afanosamente danos bienestar y educación, puertas muy importantes que nos abrieron hacia lo que es hoy nuestra vida.
Al llegar al día de hoy, sería bueno preguntarnos: ¿Sera que esta historia nos ha impulsado a vivir junto a nuestra familia, hijos y nietos los mejores valores y las grandes esperanzas para que estas futuras generaciones sean mejores en su entorno?
Existe algo muy especial y es esa fuerza que nos une a todos, es esa, un gran tesoro: Y es la fe, es esa, la raíz de nuestros pueblos. Es la esperanza que nos hace vivir como una gran familia que está destinada a sembrar y seguir sembrando en todo tiempo y lugar: El Amor.
Al celebrar la Navidad, una vez más recordamos y hacemos vida la presencia de Dios entre los hombres. Lo sentimos cerca, hecho un niño, frágil, débil, llega al mundo plagado de desesperanzas y de irresponsabilidades de sus gobernantes, pero viene de manera humilde naciendo en un portal, pero lleno de felicidad porque su misión es la de liberarnos, llenarnos de esperanzas y de verdades para vivir en la plenitud. Solo quiere darnos felicidad.
Donde vive Dios, hay futuro. Y cuando hablamos de futuro, nuestro corazón se muestra expectante mirando al mas allá,   a remar mar adentro a pesar de las dificultades, a cuidar lo que tenemos y a huir a la superficialidad.
Estamos en el tiempo de cuidar nuestra fe, acercarnos cada vez más a Dios con humildad, sin vergüenza, a sentarnos con Él en su mesa, a acoger su palabra, vivir con humildad y amando a nuestros hermanos más desfavorecidos que viven en la miseria y el abandono.
Sintámonos hijos de Dios, más cristianos, seguidores del mejor de los maestros, el guía inigualable, el que tiene un corazón grande y donde todos cabemos por igual. Este será por siempre el mejor sentido y regalo de la Navidad.
 
SEÑOR, TU ALBERGAS NUESTRAS ESPERANZAS, LLÉNANOS DE VIDA PARA DAR MUESTRA AL MUNDO DE TU INFINITO AMOR.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:12 a.m. | Permalink | 0 comments
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