jueves, agosto 30, 2007
ARRÁNCALE A TU CORAZÓN LAS INSEGURIDADES

Hoy el mundo se encuentra amenazado por muchas de fuerzas inhumanas que van socavando al hombre para acabarlo y destruirlo. Siembran el desasosiego, el temor, el horror y la desesperanza siendo muchos los que se dejan arrastrar por esas corrientes malignas y de pecado. Caemos en constantes violaciones a los derechos humanos y de justicia social y con ello, impedimos el reconocimiento de las aspiraciones del hombre que lo lleven a vivir la verdadera libertad.

Divinizamos la riqueza, el poder, el sexo, el placer y nos sentimos dioses y todopoderosos ante los demás, volviéndonos esclavos de esos males y lo peor de todo, nos creemos indestructibles.

¿Cuantos hoy viven en la miseria y la pobreza absoluta por culpa de esa dejadez del hombre y su falta de amor hacia los demás? ¿A cuantos le son violados sus derechos fundamentales de vivienda, educación y de tener una familia con dignidad? ¿Cuántos viven hoy en las grandes ciudades en medio del fango y en casas de cartón, porque han sido despojados de sus pertenencias por aquellos que tienen el poder, el dinero e ideas malignas que socavan la dignidad del hombre?

Tu y Yo como cristianos continuadores de la misión de Jesucristo en el mundo, tenemos un compromiso ineludible: Dar de comer y beber al hambriento la fe y el amor del Padre; emprendiendo acciones que consoliden obras concretas a favor de los que sufren, de aquellos que han olvidado a Dios y que han asumido de alguna forma el egoísmo, el odio y la animadversión, en contra de nuestros hermanos que se encuentran débiles y sin ayuda.

Cuando oremos el “Padre Nuestro”, no lo hagamos simplemente repitiendo unos vocablos que el mismo Jesús nos enseño, ¡NO!, Hagámoslo con un corazón sincero y abierto pidiéndole a Dios que Venga a nosotros su Reino de amor y que todos nos unamos para hacer su voluntad.
Que ese pan de vida que nos regala a diario y de manera desinteresada, lo reproduzcamos cuantas veces más y lo repartamos a muchos en el mundo que lo necesitan, sin ser indiferentes y egoístas y sin quedarnos con él en nuestras manos, para saciarnos nosotros, sino que a ejemplo de Jesús lo multipliquemos entre la multitud que ansía conocerle, seguirle y que tienen hambre de justicia, paz, solidaridad y amor.

Arráncale hoy a tu corazón esas inseguridades y llénate de la fuerza de su Espíritu, para que puedas perder el temor de hacer buenos propósitos y así, contribuyas junto a otros a resolver el problema del hambre y de la injusticia social en el mundo.

AMEMONOS DE CORAZÓN, NO DE LABIOS NI DE OIDOS.
 
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martes, agosto 28, 2007
UNA EXPERIENCIA QUE GRATIFICA

Al cumplirse el primer aniversario de este portal, he podido sentir de verdad como el Espíritu Santo me ha ayudado a que viva una de las mejores experiencias de mi vida.

Cada vez que me siento frente al computador y empiezo a idear y concatenar el sentido y forma de hacer llegar el mensaje del Salvador basado en mi experiencia del encuentro con Él, experimento que es muy grande la responsabilidad de sostenerla y avivarla frecuentemente con su ayuda. Entonces, Él, me permite reflexionar como he de vivir y de realizar mi vida dimensionándola espiritualmente a través del encuentro sincero. Además, concibo que también sea el responsable del crecimiento espiritual de muchas personas lectores en el mundo y que este medio es el instrumento mediante el cual logramos encontrar de una manera diferente a Cristo Resucitado.

Como un testimonio de vida quiero revelarles que vivo una experiencia que gratifica. Y gratifica, porque veo a diario que son muchos más los lectores en el mundo y eso me ayuda a que me comprometa a ahondar más y con toda energía, en el conocimiento de Cristo y de una manera permanente a esforzarme por mejorar mi manera de ser y actuar, a buscar y aprender de mis debilidades, a perfeccionar mis comportamientos frente a situaciones adversas, a salir al frente sin ningún temor para hacer claridad sobre la verdad, a sentir y vivir la necesidad de ser coherente con mis actos y a vivir brindando el más grande amor a mi esposa, mis hijos, yernos, nietos y a todos ustedes con quienes comparto la rutina de mi vida.

Todo lo que siento de verdad, es una bendición que Dios me ha brindado. Y lo digo, porque con su ayuda, he encontrado paz en mi corazón ayudándome por esforzarme en el mejoramiento de mi ser y ha actuar inspirado con los sentimientos que Él impulsa.

Por tantas cosas hermosas quiero agradecer a Dios y a cada uno de ustedes la lealtad, permanencia y constancia en la lectura de mis escritos, los que por inspiración del Espíritu, ayudan a meditar y reflexionar sobre la forma maravillosa como Dios va actuando en cada uno de uno, de manera sencilla.

Que hermoso sería que cada uno nosotros dedicásemos unos instantes a mirar las maravillas que Dios realiza cada segundo en nuestras vidas, vida donde a diario reina el afán y una generación que se ha olvidado de Él. A que con la ayuda de estos apuntes pensemos cuantas experiencias gratificantes ha hecho Dios en nosotros, las cuales nos han animado a lograr los cambio y el renacer de una vida nueva siendo testigos ante el mundo de que el está vivo.
 
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domingo, agosto 26, 2007
FORTALECER LA VIDA CON LA ESPERANZA

Al reafirmar la vida con Jesús, la esperanza nos llega y le vamos dando un verdadero significado a todo aquello que nos duele, que nos marca desilusiones, desencantos y lo que nos opaca muchas veces.

Es allí precisamente, cuando comprendemos realmente lo que significa cargar con la cruz; cruces que hay que llevar consigo en nuestros hombros sin el cansancio o el desasosiego, eso sí, renunciando decididamente a toda fuerza humana que impida avanzar; contando solo con la fuerza que nos regala Dios.

Activando nuestras vidas con el esfuerzo y la decisión, nos permite continuar sin mirar atrás y a tener la firme voluntad de poder hacer todo para la gloria de Dios. Ese empuje que vamos logrando gracias al Espíritu Santo, nos va convirtiendo en testigos de la vida y de la esperanza, portadores de sueños y de ganas de engendrar luz en medio de tanta tiniebla, de tender nuestras manos cuando nos necesiten, de tener una mirada sincera y abierta y un corazón lleno de amor repleto de unas ansias valerosas de esparcir la verdad de Jesucristo Salvador por todo el mundo, cueste lo que cueste.

Al ser testigos de la verdadera vida que brota de la cruz, nos ayuda a que nos constituyamos en unas fortalezas firmes y en los signos que contagian al mundo de ilusiones; porque traducimos el dolor en esperanza; nos formamos como instrumentos de Dios que convierte la sabiduría humana en la locura de dar todo por amor a la cruz, en ser testimonios del silencio y símbolos del perdón que desafia ante todo, los fracasos de los hombres, de aquellos, que pierden su vida por alcanzar mediante el egoísmo y la deshonestidad, el ser poderosos ante los demás.

Activar la fe y la esperanza nos permite que nuestro interior se llene de una fuerza inquebrantable ante cualquier dificultad, nos trae la paz y bendición a todos nuestros quehaceres diarios y nos llenamos de una profunda confianza en Dios.

San Pablo en la carta a lo Hebreos 12.2 nos dice: “Levantemos la mirada hacia Jesús, el que motiva nuestra fe y la lleva a la perfección. Él se fijó en la felicidad que estaba reservada, y por ella no hizo caso de la vergüenza de la cruz, sino que fue a padecer en ella, y en adelante,está sentado a la derecha del trono de Dios.

Nuestro Padre Fundador Francisco Jordán nos exhorta insistentemente a continuar nuestra vocación, con el sacrificio de la cruz, dejando en ella, los desencantos que nos da la vida y nos dice: “Tengan ánimo, que las grandes obras nacen y crecen bajo la sombra de la Cruz.”
 
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jueves, agosto 23, 2007
LA DESHONESTIDAD Y LA FALSEDAD

Ser deshonesto es una impureza y quien se desenvuelve en sus actividades cotidianas con hipocresía es un falso. Jesús fue un fuerte crítico de aquellos quienes se comportaban incoherentes en su ser y actuar mediante actitudes de engaño o artimañas a la gente; los calificaba de hipócritas porque querían siempre ocupar los primeros lugares a fuerza del atropello de los demás. Lc.14.7-14 y en muchas ocasiones hasta los maldijo diciéndoles ¡serpientes razas de víboras! Mt. 23.13-39.

Las personas que actúan así son tan falsas que ya no son conscientes de que hay que pensar y actuar de manera justa y con la verdad. Cuando uno es honesto su manera de ser y actuar es, auténtica y genuina; expresa respeto por si mismo y por los demás, tiñe la vida de apertura, confianza, sinceridad y expresa la disposición de vivir en la luz. En cambio el que vive en la deshonestidad busca la sombra, el encubrimiento, el ocultamiento, vive en las penumbras, es ficticio, impostado, no se respeta a si misma ni a los demás.

En la convivencia social y familiar ser honesto es muy importante, ya que cuando no se actúa con honestidad, se cae en la falsedad, se pierde la franqueza y la razón de la verdad.

Jesús instruyó una recta condición a todo hombre o mujer decidido a seguirle, sea cual fuere el carisma o espiritualidad a asumir. Le pide que deje todo a un lado; norma que es exigente que ha de ser aplicada de manera vertical, cuando se llama por su nombre a quien desea seguirle.

“Síganme” pero déjenlo “todo”. Esta advertencia personifica hoy a todo cristiano que dice ser fiel seguidor de Cristo. No solo ha de dejarse de si mismo amando más y transmitiendo amor, sino siendo testimonio de una entrega plena y consciente, rechazando el egoísmo. Ejercitar el egoísmo, la deshonestidad y la falsedad, es “meter el amor propio debajo de nuestros zapatos”, frase celebre del Papa Juan XXIII; siendo este, un principal obstáculo que nos impide que el amor de Dios nos alcance y se difunda a nuestro alrededor.

Pedro le dijo a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» A lo que Él respondió: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros». Mt.19.27-30.
 
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martes, agosto 21, 2007
ESTÁ TU CORAZÓN DONDE ESTÁ EL TESORO

Al vivir el encuentro con Dios experimentamos una de las más extraordinarias vivencias. El aceptarlo como nuestro tutor, nos ayuda a resplandecer como un tesoro en medio de nuestra vida, ha descubrirlo en su palabra que nos orienta y a sentirlo en su constante encuentro con nosotros a través de la oración.

Hoy cuando nuestra sociedad se encuentra sumida en el abandono espiritual y ético, necesitamos todos los cristianos levantarnos y salir a rescatarla y a buscar todos los medios posibles que el Espíritu Santo nos inspire, para librarla como quien libra un tesoro del ladrón.

Un testimonio de vida ejemplarizante, una vivencia inspirada en la palabra bajo la acción del Espíritu Santo, nos ayudará ha amilanar la depresión, a enraizar el amor y la caridad fraterna orientando a los hombres a que vivan con un corazón dispuesto a guardar el tesoro mas preciado que es Dios. Mediante nuestras vidas y nuestras obras el tesoro brillará y quien lo encuentre contemplara su brillo.

El Espíritu nos da la fuerza y el poder para que muchos conozcan el amor de Dios, quien conoce el amor de Dios no puede tener tristeza ni angustia, no puede vivir en lo vano, lo vacío, lo superficial.
El amor de Dios nos invade el corazón de gozo y alegrías, nos enseña a mirar el mundo de manera diferente, a no sentir miedo, ni cobardía ni temor, a ofrecer y brindar valores y ha repartir el tesoro entre los que necesitan de la misericordia de Dios.

¿Que tan lleno esta mi corazón del brillo de la presencia de Dios? Hoy cuando vivimos llenos de contradicciones y de ambigüedades, es bueno que sepamos lo que significa vivir un verdadero encuentro con Dios, por ello, se hace necesario aprender a abrir el corazón y a sumergirnos en el río del Espíritu para vivir cada una de sus manifestaciones y así, estar listo para tener en el corazón el tesoro de Dios.

No dejemos que caiga la noche, encendamos nuestra lamparas prosiguiendo el camino que nos conduce hacia el tesoro. Pidamos a Dios por todas aquellas cosas con las cuales le hemos ofendido, a pensar y actuar de manera diferente, a caminar por un solo sendero y a que con nuestro paso firme y seguro, nos enseñe lo que Jesús nos ha confiado: darlo a conocer como el camino, la verdad y la vida, en donde reina la paz y la esperanza.

“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo. El hombre que lo descubre lo vuelve a esconder, y se siente tan feliz que vende cuanto tiene y compra ese campo”. Mt. 13.44.
 
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domingo, agosto 19, 2007
SER COMO RÍOS DE AGUA VIVA QUE NUNCA SE AGOTAN

Cuando estamos dispuestos a no apagarnos sin dejar huellas, cuando queremos romper el presente y anhelar por extendernos en el mundo como ríos de agua viva dejando rastros de nuestras pisadas y de nuestros ideales, es porque sentimos en nuestro interior, el ardor de la presencia de Dios que alimenta el sentido de la vida.

Tener a Dios consigo es concebir su aliento que anima, inspira y empuja, es tener y transmitir felicidad, es impulsar a los demás a que vivan y brinden el amor, la justicia, la paz, la fraternidad; es ser solidario y generoso, transmisor de valores, de dignidad, confianza, esperanza, y humildad; es ser sincero y portador de la verdad.

Un río de agua viva ha sido y será siempre el ejemplo extraordinario y digno de imitar de María la Madre de Dios, Madre del Salvador. Ella en su vida nos dio el modelo de la caridad, de entrega desinteresada e incondicional por el servicio al prójimo y a los más necesitados; esparció el amor a Dios en cada rincón del mundo y entre los hombres sin distingo de raza, religión y clase social; nos dejó sus huellas marcadas con una entrega total al seguimiento a su Hijo Jesús y una vida ejemplar que nos brinda la acogida de mamá.

Ser río de agua viva, es ser inquieto, tener aspiraciones y ser signo de liberación. Es llevar consigo y dejar actuar al Espíritu de Dios en nuestras capacidades emprendedoras, en nuestros proyectos de vida y aquellos que son para el bien de los demás, es convertirse en un instrumento de renovación y de gratitud a Dios, es aprender a levantarnos de donde estamos para servir y acompañar a los demás, es comprometerse en seguir a Jesús no solo de palabra sino con hechos concretos, es dejar nuestros gustos e intereses personales y egoístas, es ser compasivo y misericordioso, es saber perdonar a los que ofendemos y nos ofenden. En fin, ser un buen samaritano que se levanta presuroso para brindar el amor de Dios a los hombres dejando de lado los intereses de poder y dinero.

Jesús, con voz alta y de pie en el templo le decía a los judíos y a sus seguidores:”Venga a mí el que tiene sed; el que crea en mí tendrá de beber”.Jn.7.38. ¿Cuántas veces nos quedamos solamente en las buenas intenciones, en el quisiera seguirlo, en el querer ser su discípulo, en el ser un buen cristiano, en el querer ser un testimonio de vida ejemplar…pero... que será lo que nos pasa?, nos quedamos ahí, en el “quisiera ser”.

Por ello, todos los cristianos tenemos que esforzarnos en responderle a Dios como sus hijos y como ríos de agua viva que llevan corrientes de renovación, vayamos construyendo el ideal de mundo que Cristo ha soñado: Un mundo fraterno y solidario.

“Feliz el que tome parte del banquete del Reino de Dios”dice San Lucas en el Cap.14.15,
 
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jueves, agosto 16, 2007
SER OPTIMISTAS Y CON MUCHA FE

Cuando tenemos fe nos llenamos de optimismo y seguridad, esa pasión la mantenemos llevandola en nuestro corazón como un sello que garantiza que todas aquellas cosas que soñamos y anhelamos se irán realizando convirtiendose en realidades. Con la fe y el optimismo, perdemos el temor, nos llenamos de valentía para luchar y nos forjamos por alcanzar las metas soñadas. Tenemos fe y esperanza de que Dios va a nuestro lado como un guía que nos enseña a que no perdamos el entusiasmo ni el ardor por lograr alcanzar nuestros propósitos.

Ese fuego que sentimos, hace parte de la acción del Espíritu Santo, que nos hace ver la utilidad de la presencia de Dios en nuestra vida.
Cuando hablamos muchas veces de “utilidad”, nos referimos al uso de esas cosas superfluas del mundo de hoy, que son de un uso transitorio y que al poco tiempo se desechan. La utilidad de Dios, apunta hacia ese norte donde la vida hay que realizarla de acuerdo al sentido real y verdadero que Él nos da.

Al Tener fe y confianza en Dios, le confiamos la guía del optimismo por lograr realizar nuestros proyectos, de formalizar y construir una vida familiar basada en el amor, la comprensión, el cariño, la solidaridad, la fraternidad haciéndola signo de la acción suya en nuestro entorno social; demostrándole al mundo que en los quehaceres diarios y convivencia, los hombres no somos objetos de valor, sino hijos de Dios.

Nuestro optimismo ha de estar siempre marcado por las gracias del Espíritu Santo, ya que como cristianos tenemos una misión que realizar en el mundo, la que ha de estar enmarcada por nuestra responsabilidad frente a todas las circunstancias y situaciones de la vida, por amor a nosotros mismos y a los demás, teniendo coherencia de vida frente a las pautas que nos da el Evangelio, y ha utilizar con dignidad los dones que Dios nos dio de acuerdo a nuestros gustos y afanes.

Nuestra fe y nuestro optimismo se alimentan mediante el hábito de estar en permanente comunicación con Dios mediante la oración, Él con ella, nos fortalece, enseña y alimenta para que nuestro caminar sea eficaz y con firmeza. Además, nos ayuda a luchar, a perseverar y a pontencializar nuestras capacidades de reflexionar y pensar por hacer siempre bien las cosas.
Tengamos claro que nuestro ejemplo de vida es Cristo, que nuestros fundamentos y razón de nuestras luchas es Cristo y que toda fuerza que necesitamos nos viene de Cristo.

“Así, ya que han aceptado a Cristo como Señor, vivan con él, enraizados y cimentados en él, apoyados en la fe que les enseñaron, y dando siempre gracias a Dios”. Colosenses 2.6-7.
 
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martes, agosto 14, 2007
RENOVAR LOS IDEALES

Cuantas veces hemos provocado desatar en nuestro interior iras que llegan a ser hasta vengativas por causa del orgullo o por nuestros egoísmos. Y todo esto, porque descubrimos que nuestros allegados o ha quienes le hemos depositado confianza, nos defraudan y traicionan; desencadenándose en nosotros, odios, rencores, venganzas y desilusiones.
Estimulamos la ira y ejercitamos la conjugación de comportamientos y expresiones que se entrelazan con proyectos de desagravio en contra de esas personas, acrecentando el conflicto e involucrando quizás a los que viven junto a nosotros o aquellos que están en nuestro entorno, con actuaciones que jamás han conocido o escuchado.

Provocamos dolor y ahondamos las heridas poniendo de manifiesto muchas veces frustraciones de sueños o fracasos de esperanzas pasadas. Se enlazan las cizañas con la envidia y se inician los cuestionamientos que lastiman. “Como quisiera vengarme y que todos vean que ese es un traidor”, “frustró todos mis anhelos de lograr el objetivo que soñé”, “me falta coraje, pero yo se que puedo, vengarme”, “no quisiera actuar, pero se que eso qué hizo no responde a la realidad”.

Al mismo tiempo en nuestro interior, como si la voz de nuestra conciencia nos repeliera esos pensamientos y esas actitudes egoístas, percibimos sentimientos y criterios que nos inspira Dios y que invitan a que actuemos de manera diferente, rechazando la violencia y los actos de venganza que queremos manifestar: “¿Yo quien soy para juzgar?”, “me hizo sufrir esta vez, pero estaré dispuesto a perdonarlo esta otra vez”, “basta ya de intrigas y sigamos adelante”. “los dos tenemos que hablar y buscar motivos que llevaron a estas discordias”, “estoy seguro que lo hizo para defenderse de mis errores, pero…”. En fin, se vivencia en nosotros votos de fe y de confianza, combinadas con ansias de perdonar, luchar y de seguir adelante con el ideal que soñamos.

Como vemos así transcurre nuestra vida envuelta en altibajos, alegría y frustraciones, gozos y desencantos. Y es allí, en esos momentos cuando nuestra vida se enfila hacia rumbos diferentes. Entonces, tenemos que actuar con prontitud, asumiendo actitudes inversas y reconociendo que es necesario cambiar de manera radical, nuestros comportamientos negativos, para darle cabida a la calidad de una vida fraterna y solidaria, aceptándonos tal como somos, reconociéndonos que no somos únicos y perfectos y que son muchas las veces donde erramos por nuestros egoísmos y por ser egocéntricos.

Es necesario recordar que en medio de las dificultades y conflictos, está la presencia de Dios y con Él, su fuerza que nos hace estremecer nuestro interior y a que sintamos la ayuda que nos brinda su Espíritu Santo.
Descubramos pues, nuestros vacíos y lo que tenemos valioso de nuestra vida y meditemos con la ayuda de Dios, como debemos forjar nuestros ideales junto a los demás sin quedarnos en los señalamientos y juzgamientos, sino que busquemos en el trasfondo, circunstancias de amor, cariño, comprensión y perdón, aceptando por recuperar la verdad frente a nuestros propios errores.

“Si uno de vosotros hiciese daño corporalmente a un cohermano o pusiese su vida en peligro, ¿Qué no se diría de él? Ahora, ¡considerad bien si no es un mal mucho mayor herir la reputación de un cohermano y privarlo del buen nombre”
P. Jordán P y E Cap. 41.2
 
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domingo, agosto 12, 2007
¡QUE MIS OJOS TE VEAN SEÑOR!

En cierta ocasión un hombre clamaba como loco en la soledad de una noche: ¡“Qué mis ojos te vean Señor”! Todos quienes transitaban por ese lugar, se quedaban atónitos al ver el desespero que transmitía. Fue así que, en medio de sus gritos, muchos lo percibían y seguían sin importarles nada, otros se mostraban a la expectativa de lo que podía suceder y pocos fueron los que mostrándose inquietos, tenían el deseo de ayudarle.

Al sitio fue llegando tanta gente, que se lleno de tal manera, que muchos fueron los que buscaron objetos para subirse y apreciar la escena. Fue entonces cuando en medio del tumulto se le acercó un señor de apariencia joven, sencillo y muy caritativo y le dijo: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Y el hombre al mirarlo, se le abalanzo sobre sus hombros y llorando le pidió que le ayudara. Él con gran desespero le contó su historia y le suplicó que le apoyara diciéndole: “Solo le pido al Señor del cielo que mis ojos le puedan ver”.

Todos los que allí estábamos, nos sorprendimos por la expresión de confianza que había tenido hacia aquel hombre joven desconocido. Algunos decían ¿Quién será ese joven? Otros ¡debe estar borracho!, otros, ¡ha de estar drogado!, otros ¡está loco! y muchos para si, ¡pobre de ese señor!
El Joven dejó que descargara su angustia en llanto y sacará de su interior todos esos impulsos que le apesadumbraban, después de un largo tiempo, se sentó junto a él y con voz dulce le dio unos consejos y levantándose se marcho proveyéndole tranquilidad. El hombre enalteció su mirada y con una actitud diferente, tomó su maletín ejecutivo tirado en el suelo y dándole gracias a Dios, se marchó hacia rumbo desconocido.

Esta escena nos hace reflexionar sobre como ha de ser nuestra actitud de cristianos frente a las necesidades de los demás y como debemos afanarnos por tener una fe sólida.
¿”Qué quieres que haga por ti”? Nos pegunta Jesús hoy, y nuestra respuesta de verdaderos seguidores ha de ser radical frente a la fe y a nuestra actitud de conversión; siendo suplicantes ante el favor Divino.

Quien quiere y cree humildemente en Dios, comprende que en medio de las dificultades y problemas está Él, deseando que nos levantemos y aceptemos los sufrimientos como parte de la vida. Muchos aún no lo hemos entendido todavía y cuando se presentan los conflictos, lo culpamos de muchas situaciones desfavorables, porque somos demasiadamente exigentes con nuestro Padre Celestial.
El que clama al cielo mediante la oración y el arrepentimiento sincero, mezcla sus deseos y ansiedades con la confianza y la esperanza para mostrar su sinceridad y su nobleza como hijo de Dios; y Él, lo escuchará.

El Señor nos quiere modelos de fe y esperanza, que seamos tenaces y no tengamos vergüenza de proclamarlo como el Salvador. Que sigamos contando con su aliento que ayuda a continuar; y que lo descubramos en todos los momentos de nuestra vida llamándolo Papá, a pesar de nuestros errores, flaquezas, angustias y cegueras.

Hoy es necesario que le respondamos con firmeza a nuestro compromiso de seguirle siendo más audaces en nuestras decisiones de cambio, confiando que Él, es el alimento de nuestra fe y nuestra esperanza para lograr la vida nueva.

“En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto” Jn. 12.24
 
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jueves, agosto 09, 2007
VALOREMOS CADA PASO QUE DAMOS

Cuando iniciamos un camino nuevo es importante que fijemos nuestra mirada en un lugar seguro y que vayamos valorando cada paso que damos; así, se fortalecerán nuestras seguridades y todas nuestras dudas se van disipando hasta llegar a desaparecerlas.

Si leemos y reflexionamos el Evangelio de San Mateo 14,22-36 entendemos que quien duda y se muestra débil en sus promesas de vida, sucumbe y se deja arrastrar por las fuerzas de la tribulación y el desaliento. Solo si ponemos nuestra absoluta confianza en el Señor, el ímpetu de su aliento y su palabra, nos hará valorar cada paso y nos llenará de fuerza para vencer.

Jesús, nos muestra que es necesario tomar decisiones radicales fortalecidos mediante la fe y la esperanza, confiados de que Él va delante mostrándonos el camino verdadero para alcanzar la verdadera libertad.

Cristo nunca nos ha hablado de triunfos rápidos y fáciles al estilo del mundo. ¡No! Él en varios de sus pasajes, nos alertó ante el desaliento de la prueba y nos aseguró que Él tiene la fuerza para vencerla. En Jn.16.33 nos dice: “Se lo he dicho todo para que tengan paz en mí. Ustedes serán perseguidos en este mundo, pero ¡sean valientes! Yo he venido al mundo”

Una gran prueba de que Jesús está en medio de nosotros, es la fuerza que su Espíritu nos impulsa y anima para poder continuar. Cada día en nuestro despertar notamos su presencia cuando miramos a nuestro alrededor y sentimos que vivimos y que poseemos la pujanza que nos colma y nos lleva a desarrollar nuestros proyectos y proposiciones.

Los discípulos de Emaús lo vivieron cuando volvían a sus casas o trabajos, después de ver muertas sus esperanzas Lc. 24, 13-35. Allí, Jesús como en el Evangelio de San Mateo14, 22-36, caminó en medio de sus tempestades y les pidió que en su andar se llenaran de su confianza y seguridad para así, superar todas las dificultades, todos los vientos y tempestades.

Si vamos con Cristo, todo lo podemos en su nombre. Confiemos que nosotros también podemos caminar y andar sobre aguas tempestuosas como lo hizo Él, lo importante es tener fe y confiar en la fuerza de su Espíritu y de su Palabra, sin aceptar nuestras dudas.

“Padre, ahora ellos reconocen que viene de ti todo lo que me diste. Las palabras que me confiaste, se las he entregado y las han recibido. Reconocieron verdaderamente que yo he salido de ti y creen que tú me enviaste.” Jn 17.7-8.
 
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martes, agosto 07, 2007
EL EQUIPO DE JESÚS

Que importante sería que todos los cristianos en el mundo nos uniéramos como un equipo de gran solidez, que conjuga esfuerzos y que batalla por llevar juntos a todos los pueblos y naciones lo que Jesús sembró en nuestros corazones.
Esta necesidad se nos hace inexcusable a todos como bautizados, porque como cristianos hemos sido enviados por el mismo Jesús al mundo a cumplir la misión que nos encargó. Misión que lleva dogmatizada con sello, la visión que anhelo y que forjó durante su vida como un testimonio ejemplar que muestra el camino que nos transporta a conseguir la salvación.

Para formar y hacer parte ese gran equipo, necesitamos optar por rechazar las ambiciones de prestigio y de poder. ¿Hoy cuantos somos los que afanosamente buscamos reconocimientos y honores, ser centro de decisiones y que nos complazcan o aplaudan por esos “estados” que ejercemos?

Jesús, nos reveló cuales eran los gustos de Dios. En cierta ocasión le dijo a sus discípulos: “Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos”. Con estas palabras, nos dio a entender que Él no comparte la hipocresía, el dinero, ni mucho menos la ambición.
Muchas fueron las veces que amonestó a sus seguidores, a quienes les decía “que no había venido a traer la paz sino la espada y que quien optara por seguirle tenía que tomar su propia cruz y le siguiera y quienes no se atrevían hacerlo, no eran dignos de su presencia”. Mt.10.34.38. Su actitud siempre fue de servir y dar amor.

Pero muchos somos los que nos hemos equivocado cuando mezclamos los deseos del servicio con la codicia y el dominio sobre el otro. ¿Cuantos vivimos hoy preocupados por tener y cuantos descuidamos lo que verdaderamente nos da vida abundante?
Quien ya hacemos parte de este equipo, sabemos que encontrar la felicidad, es procurar crear en la familia y en el medio donde convivimos unas relaciones sociales sanas, llenas de amor, comprensión y vivir los valores que enseño Jesús, sin ambicionar o conquistar cosas con egoísmo.

Un seguidor de Jesús, ha de ser humilde y sencillo, dispuesto a servir, a ser signo del amor de Dios y no debe tener aprecio exagerado a las cosas materiales.

Hoy somos muchos los que han hecho de la codicia el motor de la economía y lo peor de todo, es que por los medios de comunicación se pregona abiertamente que quien produce más, logra la felicidad. Pero es un montaje y una distracción para la sociedad ya que son muchos los pobres que actualmente viven en condiciones infrahumanas y despojadas de sus pertenencias y hasta de sus familias.

¿Te sientes hoy dispuesto a ser un verdadero jugador del equipo que lidera Jesús, el maestro, el guía, el Salvador del mundo? Atrévete.

“Feliz ese servidor al que su patrón, cuando llegue, encuentre también ocupado. Yo les declaro que lo pondré al frente de todo lo que tiene”.
Lc. 12.43-44.
 
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domingo, agosto 05, 2007
EL CAMINO DE LA VIDA

La vida es un camino el cual tenemos que construir con tenacidad, esfuerzo y disciplina haciéndolo cada día agradable a pesar de toda circunstancia, dificultad y desasosiego; luchando constantemente por alcanzar la felicidad y por hacer las cosas bien.
Cuando tomamos esa decisión, nuestro ánimo nos ayuda a mantenernos firmes evitando así, que los conflictos obstruyan o descarrilen el optimismo.
Pero allí es donde cada uno ha de actuar, esforzándose de manera desinteresada para que su caminar por la vida, sea certero, construya historia y lo conduzca a la felicidad plena. Pero eso depende de cada uno.

En estos tiempos donde nos ha tocado vivir situaciones tan difíciles, tenemos que aferrarnos a Dios sin claudicar, leyendo y escudriñando su palabra la que nos ayudará a mantenernos tranquilos y serenos, con seguridad y confianza, así, veremos que todos nuestros proyectos y proposiciones, van ha salir bien y como lo quiere la Divina Providencia.

El Padre Francisco María de la Cruz Jordán en una de sus Palabras y Exhortaciones que dejó plasmadas en los corazones de sus hijos espirituales, nos dice: “Quien confía en el Señor no sucumbirá. No caerá aquel cuya fortaleza es el Señor” “Vivid en la convicción de que una confianza en el Señor abate al enemigo infernal. Os pido que tengáis esto presente para toda vuestra vida, y así, tendréis tal poder y tal fuerza, que ninguna potencia podrá resistiros”.

Los estímulos y testimonios de los demás son una ayuda importante que permiten fortalecer la capacidad de detenernos a pensar y actuar, a levantarnos y seguir nuestro camino por la vida sin el afán y las ansias desordenadas que brinda el mundo. Pero, esas incitaciones no podemos tomarlas como propias, cada uno ha de tener la capacidad de esforzarse en luchar sin bajar un solo instante la guardia, buscando en el medio amigos verdaderos que ayuden a mantener el animo arriba y a que nos brindemos mutuamente consejos y practicas de superación personal.

Nunca pretendamos que la motivación de continuar el camino por la vida ha de caer del cielo, como El maná en el desierto de Sin. (Exo.16.15-18), ¡NO! cada uno ha de esforzarse en construir desde sus propias luchas, desde sus propias comprensiones y desde las victorias del ayer y triunfos logrados con anterioridad, su futuro. Por ello, es necesario, que revisemos nuestras propias capacidades, cualidades y potencialidades siendo optimistas.

“Señor: Tu eres mi refugio, mi castillo, ¡mi Dios, en quien confío!”.Salmo 91.
 
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jueves, agosto 02, 2007
SOMOS HIJOS DE LA VERDAD

Cuantos no entendemos aún que la fe es un instrumento mediante el cual podemos alcanzar la libertad. Muchos de nosotros a pesar que estamos abiertos a la conversión, seguimos pecando, cometiendo actos que exteriorizan falsedad y con nuestras actuaciones seguimos realizando cosas con el orgullo de ser ya perfectos y denotamos aún el apego a lo material. Y aún, vivenciando todas esas experiencias pasadas, damos muestra a los que están a nuestro lado, que todavía ellas nos mantienen postrados y que no nos dejan desprender del mundo, para entrar en los caminos de Dios.

La verdad y la libertad van de la mano. Cuando nos sentimos cerrados y ajustados a nuestros recuerdos, añoramos las cosas del mundo y vivimos despreocupados de nuestra realidad, no estamos siendo equivalentes con lo que hacemos sino que nos hallamos esclavos del pecado. Solo seremos libres, cuando poseamos la capacidad de disponer de nosotros mismos y de ir reconstruyendo nuestra persona y brindamos un testimonio de una vida coherente al Evangelio y a las realidades definitivas que nos exige Dios.

Un verdadero seguidor del Salvador ha de sentirse que es amado por Dios y ha de ser autentico aunque continué siendo victima de los perjuicios de su ambiente, o mantenga inconcientemente algunas mentiras en su manera de vivir.

En el Cáp. 8. 31-32 y 34, Jesús dijo en ese entonces a los judíos que le seguían y creían en Él: “Ustedes serán mis verdaderos discípulos si guardan siempre mi palabra, entonces conocerán la Verdad, y la Verdad los hará libres”.”En verdad, en verdad, les digo, el que comete pecado es esclavo del pecado”.

Jesús vino al mundo como el Rey del Reino de la Verdad, y quienes están en la verdad están con Él, sean cual fuere sus ideas. Él no es bandera oficial de ningún grupo específico. El Reino de la verdad no requiere propaganda con partidarios y seguidores que se glorían de poseer argumentos para hablar de Él con citas bíblicas, ¡NO!, Él requiere de hombres y mujeres que den un testimonio de su presencia y que vivan la experiencia del encuentro, siendo signos del amor.

Un cristiano es fiel a la verdad, cuando cree que Jesús es el Señor, el Hijo de Dios, el Enviado por Dios, el Salvador, el Camino, la Verdad y la Vida. Ha de tener además, una fe sólida, ser fiel, desprendido del pecado y no ha de permitir que la debilidad lo arrastre a vivir la antigua vida. Ha de controlar sus impulsos.


“En verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre y no bebe su sangre, no viven de verdad. Mi carne es comida verdadera y mi sangre es bebida verdadera. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mi, y yo en él.”
Jn. 6.53.55
 
posted by Laureano García Muentes at 4:29 a.m. | Permalink | 0 comments
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