martes, agosto 07, 2007
EL EQUIPO DE JESÚS

Que importante sería que todos los cristianos en el mundo nos uniéramos como un equipo de gran solidez, que conjuga esfuerzos y que batalla por llevar juntos a todos los pueblos y naciones lo que Jesús sembró en nuestros corazones.
Esta necesidad se nos hace inexcusable a todos como bautizados, porque como cristianos hemos sido enviados por el mismo Jesús al mundo a cumplir la misión que nos encargó. Misión que lleva dogmatizada con sello, la visión que anhelo y que forjó durante su vida como un testimonio ejemplar que muestra el camino que nos transporta a conseguir la salvación.

Para formar y hacer parte ese gran equipo, necesitamos optar por rechazar las ambiciones de prestigio y de poder. ¿Hoy cuantos somos los que afanosamente buscamos reconocimientos y honores, ser centro de decisiones y que nos complazcan o aplaudan por esos “estados” que ejercemos?

Jesús, nos reveló cuales eran los gustos de Dios. En cierta ocasión le dijo a sus discípulos: “Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos”. Con estas palabras, nos dio a entender que Él no comparte la hipocresía, el dinero, ni mucho menos la ambición.
Muchas fueron las veces que amonestó a sus seguidores, a quienes les decía “que no había venido a traer la paz sino la espada y que quien optara por seguirle tenía que tomar su propia cruz y le siguiera y quienes no se atrevían hacerlo, no eran dignos de su presencia”. Mt.10.34.38. Su actitud siempre fue de servir y dar amor.

Pero muchos somos los que nos hemos equivocado cuando mezclamos los deseos del servicio con la codicia y el dominio sobre el otro. ¿Cuantos vivimos hoy preocupados por tener y cuantos descuidamos lo que verdaderamente nos da vida abundante?
Quien ya hacemos parte de este equipo, sabemos que encontrar la felicidad, es procurar crear en la familia y en el medio donde convivimos unas relaciones sociales sanas, llenas de amor, comprensión y vivir los valores que enseño Jesús, sin ambicionar o conquistar cosas con egoísmo.

Un seguidor de Jesús, ha de ser humilde y sencillo, dispuesto a servir, a ser signo del amor de Dios y no debe tener aprecio exagerado a las cosas materiales.

Hoy somos muchos los que han hecho de la codicia el motor de la economía y lo peor de todo, es que por los medios de comunicación se pregona abiertamente que quien produce más, logra la felicidad. Pero es un montaje y una distracción para la sociedad ya que son muchos los pobres que actualmente viven en condiciones infrahumanas y despojadas de sus pertenencias y hasta de sus familias.

¿Te sientes hoy dispuesto a ser un verdadero jugador del equipo que lidera Jesús, el maestro, el guía, el Salvador del mundo? Atrévete.

“Feliz ese servidor al que su patrón, cuando llegue, encuentre también ocupado. Yo les declaro que lo pondré al frente de todo lo que tiene”.
Lc. 12.43-44.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:10 a.m. | Permalink |


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