martes, julio 31, 2007
EDUCAR ES ACOMPAÑAR

Los jóvenes como los niños son como unos globos vacíos que hay que llenar con un volumen grande de aire. Los padres tenemos la obligación de ir colmando sus cabezas y el corazón, para moldearlos a que sean unos ciudadanos de bien, basándonos en unas normas morales y éticas. Sabemos por naturaleza, que todos los hombres tienden a ser libres, a pensar y decidir, a expresarse, a creer y crecer individualmente, pero todo dentro de un conjunto de prescripciones que se han determinado dentro de la sociedad, fundadas en experiencias vividas.

Cuantas veces nos hemos equivocado cuando a nuestros niños le complacemos en todo y los llenamos de regalitos para que sean felices. Los paseamos y le damos todos los gustos, pero caemos en el error, porque ellos no son bolsas vacías que llenamos con objetos. Ellos son seres humanos y como tal, están llenos de posibilidades, cualidades y particularidades y no podemos intervenir para cambiarlos sin guiarlos.

Cuando criamos, educamos y educar es acompañar. Educamos para que ellos descubran sus cualidades e inclinaciones y todas sus riquezas interiores. Así se cumple el ciclo normal de la crianza y crecimiento personal.
Educar, no es enseñar a hacer que ellos aprendan a concebir las cosas que nosotros los adultos sabemos, como subir una escalera, caminar, etc. ¡NO! Educar es el arte más difícil de todos los artes y para ello hay que contar una gran dosis de paciencia y desprendimiento, admitiendo que los niños logren formar su propia personalidad.

Recuerdo con lo expuesto, un caso que sucedió un día cualquiera al dialogar con una amiga quien me explicaba que su hija mayor, había escogido una carrera profesional que para ella, no le veía futuro. Que varias veces la había regañado haciéndole ver lo peligroso y arriesgado que era, porque podía llevarla a la perversión. Me comentó que le ha pedido muchas veces que cambie su profesión por una de mejor futuro personal y profesional. Pero que sus intentos habían sido vanos, por ser su hija una joven inexperta y que no había comprendido aún que su futuro no estaba en lo económico sino su crecimiento personal. Pero que ante su solicitud se mostraba indiferente y rebelde.

¿Como pensaríamos hoy nosotros para ayudarla a que ella entienda lo que desea su hija? ¿Será necesario disponer un momento de dialogo y que ambas expongan sus pensamientos y de común acuerdo lleguen a un entendimiento compartido?
Reflexiona cual sería tu posición al respecto. Tus ideas y aportes servirán para cuando en nuestro caminar, se presenten casos similares.

“En cualquier parte que estuviereis, considerad siempre como una de las obras principales de la Sociedad el trabajar en la formación de buenos elementos para sus propias filas. Esta es la esperanza de la Sociedad, la esperanza de la Iglesia”
P. Jordán Cap.37.1
 
posted by Laureano García Muentes at 4:49 a.m. | Permalink |


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