martes, julio 24, 2007
¿AYUDAMOS A NUESTRO PRÓJIMO?

Los cristianos de hoy, tenemos que hacernos preguntas sobre la manera como estamos sirviendo al hermano que se acerca a nuestro lado y que espera que lo oigamos, lo defendamos y le brindemos nuestras manos y nuestro corazón.
A todos, les propongo que interioricemos el Evangelio de San Lucas Cap.10.25-37 y reflexionemos sobre la manera como estamos realizando nuestro compromiso de seguidor de Jesús, en medio de una sociedad donde impera el egoísmo y los intereses personales. Descubrámonos con preguntas como estas:
¿Estaremos siendo sordomudos ante aquellos que nos plantean sus problemas de manera sincera y humilde? ¿Serán quizás sus necesidades poco importantes para nosotros? ¿No entendemos que las necesidades, sus problemas y sufrimientos que nos exponen, las manifiestan por creer ellos que somos el signo del amor de Dios?

Muchos de nosotros aún no hemos sido capaces de detenernos a escucharles y brindarles nuestra voz de aliento, ayudándolos con consejos y experiencias de vida, a la luz de la palabra, con gestos y acciones al estilo de Jesús.
El mandamiento del amor nos compromete a todos y cada uno a ser misericordiosos, generosos y bondadosos con aquel qué se acerca a nosotros o con aquel a quien nos acercamos, además nos invita, ha amarlo como nos amamos nosotros, es decir, volviéndonos prójimo.

Cuando nos detenemos, los escuchamos y actuamos de manera desinteresada entregando nuestro ser, dones y carismas sin intereses; estamos siendo coherentes y universales, es decir, expandimos el Reino de Dios por el mundo; siendo consecuentes con ellos, haciendo obras de misericordia ha esos hermanos que necesitan el amor de nosotros.

Las obras y acciones de caridad ayudan a que superen sus dificultades y con nuestro gesto humanitario, puedan conocer y amar a Dios y a Cristo Salvador. Es en este terreno grande y fértil, donde tenemos que trabajar unidos, porque en él, muchos son los hombres y mujeres que aún no conocen a Dios y son numerosos los que sufren y están llenos de calamidades y miserias, por falta de amor.

Hoy estamos invitados a continuar la caridad que nos enseño Jesús y sin ir muy lejos, promovámosla en nuestros hogares, sitios de trabajo o con todas aquellas personas que se relacionan con nosotros, practicándola a través de la corrección fraterna, la tolerancia, el perdón, gestos que dan un testimonio fiel al compromiso de ser cristianos que enseñan al hombre a ser sensible con sus hermanos.

PRACTICAR LAS OBRAS DE MISERICORDIA, ES UNA MANERA DE EVANGELIZAR.
ACTUAR POR AMOR A JESÚS HA DE MARCAR LA DIFERENCIA.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:31 a.m. | Permalink |


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