martes, diciembre 17, 2013
EL PREGUNTAR E INVESTIGAR NOS ABRE EL CAMINO A LA SEGURIDAD

Los días, meses y años van pasando y cuando se acercan las fechas de la navidad y del año nuevo, se nos vienen a nuestras mentes muchos recuerdos de aquellas etapa de la juventud inolvidables.Y podemos afirmar  con certeza, que ellas, están llenas de bellas y grandes experiencias.

Hoy recuerdo aquellos días en que nuestros padres y maestros de colegio nos incitaban a estudiar e investigar sobre nuestras dudas. Y nos afirmaban con gran confianza que ellas nos iban abriendo los caminos de la  fortaleza, de la certeza y  de la seguridad.

Al leer la vida de Jesús, podemos descubrir en ella, como Juan el Bautista al escuchar hablar lo que Él hacía, quiso dar seguridad a sus discípulos y quizás, para re-confirmar la certeza de su Misión de Anunciador del Enviado por Dios,  envío a a unos de sus discípulos a que fuesen a investigar y preguntarle personalmente a Él, diciéndole: « ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?» Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!» Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: « ¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquel de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino". Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.» (San Mateo 11, 2-11) 

Jesús le hace ver a Juan que todas las cosas que se habían anunciado para los días del Mesías, Él las estaba realizando. Efectivamente, es Él quien había de venir, a quien por siglos el pueblo de Israel había esperado, más bien, a quien los hombres de todos los siglos cada día estamos esperando al anhelar la paz, la felicidad, la plenitud. Estos días de Adviento reaniman y fortalecen nuestra conciencia de que Jesús cada día está viniendo a nosotros. 

Llama la atención la manera como Jesús concluye su respuesta: “Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí”. Tal vez muchos esperaban otra cosa del Mesías: una entrada triunfal y un actuar impresionante, despliegue de fuerza y poderío. Sencillamente Jesús anuncia a los pobres la Buena Noticia del amor de Dios Padre que se manifiesta en Él, y a la manera de la levadura  en la masa, esa Buena Noticia transforma la realidad llenándola de vida. 

La cercanía de la Navidad nos invita a alegrarnos por la venida de Jesús a nosotros. Pero no podemos olvidar que cada día viene como Buena Noticia para toda persona, en especial para los más necesitados, y que a cada uno de sus discípulos nos ha hecho portadores de esa Buena Nueva. 

Es tiempo de abrir los ojos y con mirada clara ver a nuestro alrededor. Veamos las casas de la manzana donde vivimos y caigamos a cuenta de los enfermos y ancianos que se alegrarían con nuestra visita. Echemos una mirada a nuestro guardarropa y compartamos con un pobre la ropa que tenemos en buen estado y no hemos usado este año. Veamos si podemos hacer algo semejante con un poco de despensa. Miremos el rostro de nuestros amigos y conocidos, y veamos si alguno de ellos ha perdido el sentido de la verdadera alegría y la busca donde no la puede encontrar: en la compra de cosas que ni necesita, en la embriaguez o la droga… Si el Señor nos da la oportunidad,  escuchémosle con grande paciencia, digámosle en forma adecuada una palabra que le hable de que Dios le ama, que le importa el momento que vive y está con él, y hagamos una pequeña oración a partir de la situación que vive.


MIRA, SEÑOR, A TU PUEBLO QUE ESPERA CON FE LA FIESTA DEL NACIMIENTO DE TU HIJO, Y CONCÉDELE CELEBRAR EL GRAN MISTERIO DE NUESTRA SALVACIÓN CON UN CORAZÓN NUEVO Y UNA INMENSA ALEGRÍA.

QUERIDOS SALVATORIANOS LES DESEA A TODOS SUS LECTORES UNA FELIZ FIESTA DE NAVIDAD. DESEAMOS QUE JESÚS RENAZCA EN NUESTROS CORAZONES Y QUE CADA DIA NOS LLENE DE SU BENDECIDO AMOR.
 
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sábado, diciembre 07, 2013
CUMPLEAÑOS 132 DE LA FUNDACIÓN DE LA SOCIEDAD DEL DIVINO SALVADOR SDS
“Jordán quiso para la Iglesia un ejército en orden de batalla, que fuese a todos y en todas partes y librase su combate. Por eso arrojó la semilla de ese que hoy es árbol enraizado por doquier. Surgió así la nueva familia en el jardín de la Iglesia y para salvación de las almas, sin distingo de edad o condición, sin limitaciones o excepciones”.
La universalidad vibró en el corazón del P. Jordán,  la que repercutió en su obra y aún perdura. Desde entonces, han pasado 132 años de vida y de apostolado. Hoy podemos afirmar: No se ha perdido esa nota específica y ese impulso de universalidad que le diera su Padre y Fundador.” Jordán Vida y Obra. P. David Restrepo Rodríguez SDS. 

Deseo que vivamos este 8 de Diciembre del 2.013 llenos de gozo y alegría, hermanados como una gran familia que comparte la firme convicción de que hemos sido llamados por nuestro Salvador para ser propagadores de su Evangelio en todo tiempo y lugar e inspirados por su amor y su bondad; enseñanza que asumió nuestro Venerable Padre Fundador Francisco María de la Cruz Jordán y que hoy nos las transmite a todos nosotros sus hijos espirituales que formamos parte de esta Gran Familia Salvatoriana. 

“No te dejes zarandear de aquí para allá como una caña por el viento, sino sé constante en el servicio de Dios, por mucha oscuridad que haya en tu interior. Tu Padre la disipará a su debido tiempo si eres fiel a El

P. Francisco María de la Cruz Jordán P. y E. – I-138
 
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jueves, diciembre 05, 2013
LA VERDADERA SABIDURÍA

Dios es la Verdadera Sabiduría, y debemos creer y sentir que realmente la poseemos, porque Él quiso entregarse a nosotros.
 
Del santo Evangelio según 
San Mateo 7, 21.24-27 


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.


Reflexión 



Dios es la Verdadera Sabiduría, y debemos creer y sentir que realmente la poseemos. La poseemos porque Él quiso entregarse a nosotros y nosotros libremente podemos acogerlo. Acoger su sabiduría es acoger su Palabra, y acoger su Palabra es vivir la síntesis del Evangelio que podríamos citarla en dos aspectos: Este es mi mandamiento: "Ámense los unos a los otros, como yo los he amado."(Jn 15, 12). 



Y el otro aspecto indica cómo nos ama Él: "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna." (Jn 3, 16). Esta es la simplicidad de Dios: Dios es simple, nos ama gratuitamente sin que hayamos hecho algo para merecerlo y sencillamente nos quiere con Él para la toda la eternidad a través de Jesús. 



Por tanto, tengamos un corazón abierto a la Palabra de Dios en este tiempo y no temamos compartir nuestra reflexión con aquellos que nos rodean, ya que todo hombre está llamado a conocer la Verdad, a conocerle a Él íntimamente y alcanzar la Eternidad con Él y en Él. 
Meditación del Papa Francisco 


La fe entiende que la Palabra, aparentemente efímera y pasajera, cuando es pronunciada por el Dios fiel, se convierte en lo más seguro e inquebrantable que pueda haber, en lo que hace posible que nuestro camino tenga continuidad en el tiempo. La fe acoge esta Palabra como roca firme, para construir sobre ella con sólido fundamento.
No hay diferencia entre la fe de "aquel que se destaca por su elocuencia" y de "quien es más débil en la palabra", entre quien es superior y quien tiene menos capacidad: ni el primero puede ampliar la fe, ni el segundo reducirla. Por último, la fe es una porque es compartida por toda la Iglesia, que forma un solo cuerpo y un solo espíritu. En la comunión del único sujeto que es la Iglesia, recibimos una mirada común. Confesando la misma fe, nos apoyamos sobre la misma roca, somos transformados por el mismo Espíritu de amor, irradiamos una única luz y tenemos una única mirada para penetrar la realidad.(S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei n. 10 y 47). 



Propósito 



Haré una oración espontánea junto con algún ser querido (hijo, hermano, marido, esposa, pariente, amigo...) donde le pida a Dios que me conceda la gracia de prepararme auténticamente para la Navidad. 



"PIDAMOS A DIOS CON CONFIANZA LA SABIDURÍA DEL CORAZÓN POR INTERCESIÓN DE AQUELLA QUE ACOGIÓ EN SU SENO Y ENGENDRÓ A LA SABIDURÍA ENCARNADA, JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. ¡MARÍA, SEDE DE LA SABIDURÍA, RUEGA POR NOSOTROS!" (BENEDICTO XVI, ÁNGELUS, 20 DE SEPTIEMBRE DE 2009). 

Autor: José Ignacio Olvera Mendoza | Fuente: Catholic.net
 
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domingo, diciembre 01, 2013
ESTAMOS EN TIEMPO DE GRACIA
Corona de Adviento

La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad


La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA.
Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo.
El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad. 


Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es

La corona o guirnalda de Adviento, es el primer anuncio de Navidad. 



Origen: 


La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre,

Colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera.
Pero la corona de adviento no representa una concesión al paganismo sino,
 al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura.
Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo.
El vino para hacer todas las cosas nuevas.


Nueva realidad:

Los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús:

Juan 8,12: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.».
La luz que prendemos en la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la oscuridad.
Nosotros, unidos a Jesús, también somos luz:
Mateo 5,14 «Vosotros sois la luz del mundo.
No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte."


En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el adviento: Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema:

Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria.
Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.


La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son violeta, una es rosa.

El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento encendemos una vela mas hasta llegar a la Navidad.
La vela rosa corresponde al tercer domingo y representa el gozo.
Mientras se encienden las velas se hace una oración,
utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos.
Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena.
Si no hay velas de esos colores aun se puede hacer la corona ya que lo mas importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo.
La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.


La corona de adviento encierra varios simbolismos:

La forma circular:

El círculo no tiene principio ni fin.
Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin,
y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.


Las ramas verdes:

Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia,
el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas.
El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión
más estrecha con Dios, nuestro Padre.


Las cuatro velas:

Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al

hombre y lo aleja de Dios.

 Después de la primera caída del hombre,
Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona.
Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos,
los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.


Las manzanas rojas que adornan la corona:

Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.


El listón rojo:

Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.




BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO


En algunas parroquias o colegios se hace la bendición de las Coronas de Adviento. Si no se puede asistir a estas celebraciones, se puede hacer la bendición en familia con la siguiente oración:

Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que,

al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. 

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.



La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús.


PROPONEMOS ESTE ESQUEMA SENCILLO PARA ORAR AL ENCENDER LA VELA DE ADVIENTO


PRIMER DOMINGO 


LLAMADA A LA VIGILANCIA
ENTRADA.

Se entona algún canto. 
Saludo. 
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
Acto de Contrición. 
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores. 
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA. Lectura del santo evangelio según san Marcos 13,33: “Estén preparados y vigilando, ya que nos saben cual será el momento”.

Palabra del Señor. (Breve pausa para meditar) 

Reflexión. 

Guía: Vigilar significa estar atentos, salir al encuentro del Señor,

que quiere entrar, este año más que el pasado, en nuestra existencia,
para darle sentido total y salvarnos.


ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.

Guía: Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene.

En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.


Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara,

la paz más profunda y la alegría más verdadera.
 ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!


PADRE NUESTRO
Guia: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro... 

CONCLUSION

Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. 
Todos: Y seremos salvos. Amén.




SEGUNDO DOMINGO 


ENTRADA. Se entona algún canto.

Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Acto de Contrición. 
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores. 
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la II carta de San Pedro 3,13-14: ”Nosotros esperamos según la promesa de Dios cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia. Por eso, queridos hermanos, durante esta espera, esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en paz". Palabra de Dios. 
Breve pausa para meditar

Reflexión
Guía: ¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿ Se notará que creemos de veras en Cristo?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.

Guía: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne... 

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador! 

PADRE NUESTRO. 
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro... 

CONCLUSION. 
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. 
Todos: Y seremos salvados. Amén. 


TERCER DOMINGO

ENTRADA.
Se entona algún canto. Saludo.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo Y del Espíritu Santo. Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23: ”Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar. Reflexión.

Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.

Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero!. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

PADRE NUESTRO.
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...

CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén 

CUARTO DOMINGO

Todos hacen la señal de la cruz.
Guía: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"

Liturgia de la Palabra:
Primera lectura: Rm 13,13-14 "Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestios del Señor Jesucristo". "Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

Segunda lectura: 2 Tes. 1,6-7 "Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a vosotros, los afligidos, y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo acompañado de sus poderosos ángeles, entre las aclamaciones de sus pueblo santo y la admiración de todos los creyentes." -"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
Guía: "Ven, Señor, y no tardes.
Todos: "Perdona los pecados de tu pueblo".

SE ENCIENDEN LAS CUATRO VELAS

Guía: "Bendigamos al Señor"
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".

Humildad y gloria
El Nacimiento de Jesús

Guía: Lectura del Evangelio según San Lucas (2:6-7)
"Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron
los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito,
le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento."
"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".

MEDITACION

La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace. Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.

Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.

Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro / Ave María.

ORACIÓN FINAL

Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.


Todos: "Amén"
 
posted by Laureano García Muentes at 7:49 a.m. | Permalink | 0 comments
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