domingo, agosto 19, 2007
SER COMO RÍOS DE AGUA VIVA QUE NUNCA SE AGOTAN

Cuando estamos dispuestos a no apagarnos sin dejar huellas, cuando queremos romper el presente y anhelar por extendernos en el mundo como ríos de agua viva dejando rastros de nuestras pisadas y de nuestros ideales, es porque sentimos en nuestro interior, el ardor de la presencia de Dios que alimenta el sentido de la vida.

Tener a Dios consigo es concebir su aliento que anima, inspira y empuja, es tener y transmitir felicidad, es impulsar a los demás a que vivan y brinden el amor, la justicia, la paz, la fraternidad; es ser solidario y generoso, transmisor de valores, de dignidad, confianza, esperanza, y humildad; es ser sincero y portador de la verdad.

Un río de agua viva ha sido y será siempre el ejemplo extraordinario y digno de imitar de María la Madre de Dios, Madre del Salvador. Ella en su vida nos dio el modelo de la caridad, de entrega desinteresada e incondicional por el servicio al prójimo y a los más necesitados; esparció el amor a Dios en cada rincón del mundo y entre los hombres sin distingo de raza, religión y clase social; nos dejó sus huellas marcadas con una entrega total al seguimiento a su Hijo Jesús y una vida ejemplar que nos brinda la acogida de mamá.

Ser río de agua viva, es ser inquieto, tener aspiraciones y ser signo de liberación. Es llevar consigo y dejar actuar al Espíritu de Dios en nuestras capacidades emprendedoras, en nuestros proyectos de vida y aquellos que son para el bien de los demás, es convertirse en un instrumento de renovación y de gratitud a Dios, es aprender a levantarnos de donde estamos para servir y acompañar a los demás, es comprometerse en seguir a Jesús no solo de palabra sino con hechos concretos, es dejar nuestros gustos e intereses personales y egoístas, es ser compasivo y misericordioso, es saber perdonar a los que ofendemos y nos ofenden. En fin, ser un buen samaritano que se levanta presuroso para brindar el amor de Dios a los hombres dejando de lado los intereses de poder y dinero.

Jesús, con voz alta y de pie en el templo le decía a los judíos y a sus seguidores:”Venga a mí el que tiene sed; el que crea en mí tendrá de beber”.Jn.7.38. ¿Cuántas veces nos quedamos solamente en las buenas intenciones, en el quisiera seguirlo, en el querer ser su discípulo, en el ser un buen cristiano, en el querer ser un testimonio de vida ejemplar…pero... que será lo que nos pasa?, nos quedamos ahí, en el “quisiera ser”.

Por ello, todos los cristianos tenemos que esforzarnos en responderle a Dios como sus hijos y como ríos de agua viva que llevan corrientes de renovación, vayamos construyendo el ideal de mundo que Cristo ha soñado: Un mundo fraterno y solidario.

“Feliz el que tome parte del banquete del Reino de Dios”dice San Lucas en el Cap.14.15,
 
posted by Laureano García Muentes at 6:44 a.m. | Permalink |


1 Comments:


  • At 7:26 p.m., Blogger gamardojho

    http://pvirgendelcarmen.spaces.live.com
    visite es pagina de los salvatorianos de san felix

     
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