martes, agosto 14, 2007
RENOVAR LOS IDEALES

Cuantas veces hemos provocado desatar en nuestro interior iras que llegan a ser hasta vengativas por causa del orgullo o por nuestros egoísmos. Y todo esto, porque descubrimos que nuestros allegados o ha quienes le hemos depositado confianza, nos defraudan y traicionan; desencadenándose en nosotros, odios, rencores, venganzas y desilusiones.
Estimulamos la ira y ejercitamos la conjugación de comportamientos y expresiones que se entrelazan con proyectos de desagravio en contra de esas personas, acrecentando el conflicto e involucrando quizás a los que viven junto a nosotros o aquellos que están en nuestro entorno, con actuaciones que jamás han conocido o escuchado.

Provocamos dolor y ahondamos las heridas poniendo de manifiesto muchas veces frustraciones de sueños o fracasos de esperanzas pasadas. Se enlazan las cizañas con la envidia y se inician los cuestionamientos que lastiman. “Como quisiera vengarme y que todos vean que ese es un traidor”, “frustró todos mis anhelos de lograr el objetivo que soñé”, “me falta coraje, pero yo se que puedo, vengarme”, “no quisiera actuar, pero se que eso qué hizo no responde a la realidad”.

Al mismo tiempo en nuestro interior, como si la voz de nuestra conciencia nos repeliera esos pensamientos y esas actitudes egoístas, percibimos sentimientos y criterios que nos inspira Dios y que invitan a que actuemos de manera diferente, rechazando la violencia y los actos de venganza que queremos manifestar: “¿Yo quien soy para juzgar?”, “me hizo sufrir esta vez, pero estaré dispuesto a perdonarlo esta otra vez”, “basta ya de intrigas y sigamos adelante”. “los dos tenemos que hablar y buscar motivos que llevaron a estas discordias”, “estoy seguro que lo hizo para defenderse de mis errores, pero…”. En fin, se vivencia en nosotros votos de fe y de confianza, combinadas con ansias de perdonar, luchar y de seguir adelante con el ideal que soñamos.

Como vemos así transcurre nuestra vida envuelta en altibajos, alegría y frustraciones, gozos y desencantos. Y es allí, en esos momentos cuando nuestra vida se enfila hacia rumbos diferentes. Entonces, tenemos que actuar con prontitud, asumiendo actitudes inversas y reconociendo que es necesario cambiar de manera radical, nuestros comportamientos negativos, para darle cabida a la calidad de una vida fraterna y solidaria, aceptándonos tal como somos, reconociéndonos que no somos únicos y perfectos y que son muchas las veces donde erramos por nuestros egoísmos y por ser egocéntricos.

Es necesario recordar que en medio de las dificultades y conflictos, está la presencia de Dios y con Él, su fuerza que nos hace estremecer nuestro interior y a que sintamos la ayuda que nos brinda su Espíritu Santo.
Descubramos pues, nuestros vacíos y lo que tenemos valioso de nuestra vida y meditemos con la ayuda de Dios, como debemos forjar nuestros ideales junto a los demás sin quedarnos en los señalamientos y juzgamientos, sino que busquemos en el trasfondo, circunstancias de amor, cariño, comprensión y perdón, aceptando por recuperar la verdad frente a nuestros propios errores.

“Si uno de vosotros hiciese daño corporalmente a un cohermano o pusiese su vida en peligro, ¿Qué no se diría de él? Ahora, ¡considerad bien si no es un mal mucho mayor herir la reputación de un cohermano y privarlo del buen nombre”
P. Jordán P y E Cap. 41.2
 
posted by Laureano García Muentes at 4:50 a.m. | Permalink |


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