jueves, agosto 30, 2007
ARRÁNCALE A TU CORAZÓN LAS INSEGURIDADES

Hoy el mundo se encuentra amenazado por muchas de fuerzas inhumanas que van socavando al hombre para acabarlo y destruirlo. Siembran el desasosiego, el temor, el horror y la desesperanza siendo muchos los que se dejan arrastrar por esas corrientes malignas y de pecado. Caemos en constantes violaciones a los derechos humanos y de justicia social y con ello, impedimos el reconocimiento de las aspiraciones del hombre que lo lleven a vivir la verdadera libertad.

Divinizamos la riqueza, el poder, el sexo, el placer y nos sentimos dioses y todopoderosos ante los demás, volviéndonos esclavos de esos males y lo peor de todo, nos creemos indestructibles.

¿Cuantos hoy viven en la miseria y la pobreza absoluta por culpa de esa dejadez del hombre y su falta de amor hacia los demás? ¿A cuantos le son violados sus derechos fundamentales de vivienda, educación y de tener una familia con dignidad? ¿Cuántos viven hoy en las grandes ciudades en medio del fango y en casas de cartón, porque han sido despojados de sus pertenencias por aquellos que tienen el poder, el dinero e ideas malignas que socavan la dignidad del hombre?

Tu y Yo como cristianos continuadores de la misión de Jesucristo en el mundo, tenemos un compromiso ineludible: Dar de comer y beber al hambriento la fe y el amor del Padre; emprendiendo acciones que consoliden obras concretas a favor de los que sufren, de aquellos que han olvidado a Dios y que han asumido de alguna forma el egoísmo, el odio y la animadversión, en contra de nuestros hermanos que se encuentran débiles y sin ayuda.

Cuando oremos el “Padre Nuestro”, no lo hagamos simplemente repitiendo unos vocablos que el mismo Jesús nos enseño, ¡NO!, Hagámoslo con un corazón sincero y abierto pidiéndole a Dios que Venga a nosotros su Reino de amor y que todos nos unamos para hacer su voluntad.
Que ese pan de vida que nos regala a diario y de manera desinteresada, lo reproduzcamos cuantas veces más y lo repartamos a muchos en el mundo que lo necesitan, sin ser indiferentes y egoístas y sin quedarnos con él en nuestras manos, para saciarnos nosotros, sino que a ejemplo de Jesús lo multipliquemos entre la multitud que ansía conocerle, seguirle y que tienen hambre de justicia, paz, solidaridad y amor.

Arráncale hoy a tu corazón esas inseguridades y llénate de la fuerza de su Espíritu, para que puedas perder el temor de hacer buenos propósitos y así, contribuyas junto a otros a resolver el problema del hambre y de la injusticia social en el mundo.

AMEMONOS DE CORAZÓN, NO DE LABIOS NI DE OIDOS.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:55 a.m. | Permalink |


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