jueves, diciembre 13, 2012
PARA TENER FE, PONLE ATENCION A LO QUE ESCUCHAS

"El que tenga oidos para oir, que lo escuche"
Mt.11.11-15

Piensa en una montaña que has estado enfrentando: ¿Qué te ha estado afligiendo? ¿Qué necesidad no se está cumpliendo? ¿Qué es lo que has estado esperando que haga que tu vida sea mejor? ¿En otras palabras, por qué necesitas a un Mesías? ¿De qué necesita liberación?

Isaías dice, "Los pobres y los humildes buscan agua pero no la encuentran". ¿Qué es lo que has estado pidiendo que haya sido en vano?

Mire las ultimas palabra de Jesús en el Evangelio de Mt. 11.11-15: ¡"El que tenga oídos para oír, que lo escuche"! Dios te ha estado diciendo como rastrillar las montañas en tu vida y como triturarlas hasta hacerlas polvo. El te ha estado mandando una tempestad que dispersará las partículas de tu montaña molida. ¡Pero Ah! ¡Cómo no nos gustan a veces las soluciones de Dios para nuestros problemas!

La solución de Dios a una relación dividida es que tú hagas el bien a la persona que ha pecado contra ti, aun si ellos no se arrepienten. Eso es lo que Jesús hizo en la cruz: El murió, aún para los que nunca aceptaron su regalo de misericordia.

La solución de Dios a los problemas financieros es la limosna (donando 10% de nuestros ingresos) inclusive si parece que no podemos dar tanto.

La solución de Dios, a la montaña de la miseria que aguantamos por enfermedades físicas o una mala situación en la vida es de alabarlo en todas las circunstancias y ofrecerle nuestros sufrimientos como penitencia por los pecados de alguien más.

La solución de Dios, al trato injusto es de amar a nuestros enemigos, hacer el bien a los que nos persiguen, ir más allá cuando algo es requerido de nosotros, y olvidarnos cuando alguien nos roba algo en vez de exigirles que lo regresen (ve el Sermón de la Montaña, Mateo 5, 6 y 7).

Siempre, que hacemos las cosas a la manera de Dios, entre más difícil sea para nosotros, mejores serán los resultados. Salvando las divisiones ganaremos amistades renovadas. Dando generosamente descubrimos que no podemos aventajar a Dios en la generosidad. Imitando a Cristo, la miseria se desmorona en paz y después alegría. El tratamiento injusto ya no nos molesta tanto. Dios dice, "No temas, yo te ayudaré" y la fe nos dice que esto es verdad, antes de que veamos que las cosas mejoren.

¡El que tenga oídos para oír, que lo escuche! Las soluciones de Dios no siempre son fáciles, porque van en contra de los deseos de nuestra naturaleza humana. Es por esto que Jesús dijo, "El reino de Dios ha sufrido la violencia, y el violento lo toma a la fuerza". Nosotros no podemos traer el reino de Dios a nuestros problemas sin ir en contra de nuestra propia carne y forzándonos a dejar nuestras propias maneras de resolver los problemas. Tal violencia a nosotros mismos requiere ayuda extra - ayuda que viene del Espíritu Santo.

SEÑOR, AYUDANOS A ENCONTRARTE EN CADA MOMENTO DE LAS DIFICULTADES Y QUE SEA NUESTRA DECISION SEGUIRTE POR SIEMPRE.  

Tomado de: REFLEXIONES PARA EL ALMA.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:07 a.m. | Permalink |


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