lunes, octubre 29, 2012
LA HUMILDAD UN FRUTO DEL ESPIRITU SANTO
“Háganse junto a Dios  bolsas que no se rompen de viejas y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche, ni polilla que destruya"
(Lc 12:33)
En una reunión de pastoral donde nos referíamos al tema de la humildad como meta que se logra cuando la persona establece un estrecho contacto con Dios y cultiva  los frutos que le son dados a través del Espíritu Santo, una señora que participaba en ella se levantó de su silla e interrumpiendo pregunto: “¿Cómo logro hacer ese contacto con Dios para que el Espíritu Santo me de esos dones y así alcanzar la humildad?”
Pregunte a las personas que allí se encontraban para ver si alguna podría darle una respuesta, pero ante la serie de explicaciones que se dieron, ninguna me pareció muy acerada. Entonces procedí a explicarle así:
Ser humilde es lo contrario a ser vanidoso, de mostrarse ante las demás personas siendo engreído o arrogante. Quien es humilde no especula sus virtudes, ni sus valores, ni sus propiedades materiales; y si así lo hace, pierde ante los demas la humildad que aparenta y trata de ostentar.
Algunos de nosotros aparentamos ser humildes y eso lo hacemos por aplicar alguna estrategia referente a una vida fingida o porque alguna persona nos recomienda de manera particular fingir así solo con el propósito de alcanzar un beneficio personal. Esos que actúan así, comenten un grave error, porque es más fácil descubrirles su falsa humildad que un billete falso.
La inquieta señora nuevamente se levanto y con la mano alzada para pedirme la palabra, me indicó: “Señor, aun no ha hecho referencia a mi inquietud” A lo que yo le respondí: No te apresures, es importante que antes de llegar a tocar el tema que insinúate en tu pregunta, es necesario que aclaremos y sentemos unas bases para comprender lo que significa ser humildes. Y si no aclaramos conceptos podemos seguir confundiendo, como muchos lo hacemos, que creemos que ser humildes es ser pobres.
Y es que la humildad y pobreza son palabras sinónimas Algunas personas humildes pueden ser pobres y un pobre puede elegir entre ser o no humilde.
Mira como son las cosas, le dije. Nuestro Dios, Creador del cielo y de la tierra, dueño y Señor de todo lo que existe, nos enseña a ser humildes. Si tomamos la Biblia y leemos el Salmo 113 podremos encontrar allí el siguiente texto: “¿Quien como el Señor, nuestro Dios, que tiene su trono en las alturas, y se humilla a mirar el cielo y la tierra?”
Qué maravilla, le dije. Nuestro Dios todopoderoso humillándose para mirar el cielo y la tierra, un Dios que no se engrandece con su poder. Eso es el mayor de los ejemplos. Esto nos da pie para afirmar con toda firmeza al mundo y a los hombres que no hay nadie, ni en el cielo ni en la tierra que se considere más grande que los demás. Solo Dios es el más Grande, El más poderoso y El más humilde.
Ser pobre no es una condición normal para los seres humanos. Dios es el gran Proveedor y desea que sus hijos disfruten de los bienes que ha creado. Sin embargo, existe la injusticia y la inequidad, creada por los hombres y, por lo tanto, algunos acumulan riquezas y otros carecen de lo necesario para vivir dignamente. Pero, está claro, humildad y pobreza, son conceptos diferentes.
Sobre los bienes materiales ha dicho Jesús: “Háganse junto a Dios  bolsas que no se rompen de viejas y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche, ni polilla que destruya (Lc 12:33)
Jesús se autodefinió como humilde cuando dijo:: “Ser humildes y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” Y más adelante agrega: “Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”
Por tanto, la humildad es, un estado del amor. La persona cuyo corazón está lleno de amor por los demás, se conoce porque ha superado la soberbia y no le interesa vociferar acerca de sus bienes materiales y virtudes.
Si alguien tiene el deseo sincero de agradar a Dios y de servir a los hombres debe despojarse del orgullo, la soberbia y la arrogancia y dedicar su vida a conquistar la cima del éxito, de la mano del Señor y abrazado a sus semejantes. Para él habrá sorprendentes gratificaciones, no solo en el cielo, sino durante su permanencia en este mundo.
Recordemos siempre esa bienaventuranza que dice así: “Dichosos los humildes de corazón, porque recibirán la tierra por herencia”
Si queremos que el Espíritu Santo nos provea de sus gracias y de sus dones, debemos estar en permanente contacto con El a través de la oración. No entremos en desesperanza cuando creemos que ella, a pesar de nuestras suplicas no es escuchada. Convenzámonos que Dios si las escucha y que su tiempo para realizarlas y concedérnosla no es igual al nuestro.
La señora se levanto una vez mas de su silla y como muestra de haber entendido y superado su inquietud, se dirigió a la asamblea y expuso su punto de vista de manera muy acerada. Ella agradeció la explicación a nombre de todos los asistentes.
SEÑOR, TÚ TE MUESTRAS EN CADA MOMENTO Y NOS DAS SABIDURÍA PARA INTERPRETAR TU PALABRA.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:31 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>