jueves, agosto 23, 2012
LOS IDEALES DEL HOMBRE DE HOY


Me encontraba cierto día en un centro comercial de Bogotá, ciudad capital de Colombia y sentado junto a mi esposa e hijos en una heladería observaba con preocupación el actuar de la gente. Veía como unos con comportamientos pasivos caminaban charlando sobre sus necesidades y sus posibilidades de compra y otros como autómatas con sus miradas desviadas, caminaban apresurados y como si nada les importara observaban preocupados buscando la forma quizás, para obtener el dinero y así, darse los mejores gustos y placeres.

Recuerdo que era domingo, día de fiesta, día en que por lo general las familias salen a pasear poniéndose la mejor de la ropas queriendo estar todo el día juntos y con el deseo de participar en la  celebrracion de la Santa Misa.

Me preguntaba para sí.  Caramba la gente parece estar más preocupada por el dinero y el placer que por Dios. Eso lo pensaba porque notaba que muchos de los caminantes estaban en otra actitud, diferente a la mía. Parecía que ellos estaban desplazando al Ser más importante de la vida que es Dios, concentrado su mirada solo en unos modernos ídolos que tienden a ocupar el lugar más importante de la voluntad.  
Creyera que solo se vive para ganar dinero "hacer plata", o para "gozar la vida" y nada más.

Estando ya en casa de mi hija y preocupado por la vivencia percibida, me puse a reflexionar:
Si volcáramos la mirada a la época antigua, conoceremos que muchos eran los hombres que apartándose de Dios concentraban sus fuerzas e ideales en unas estatuas a quienes denominaban dioses y creian que representaban las fuerzas de la naturaleza y las realidades sociales;  según ellos, tenían poder sobre la vida de los seres humanos.

Sinceramente en el contexto moderno que  vivimos, hemos concebido ídolos a los actores del cine y la televisión, a los cantantes, a los deportistas e incluso a los líderes políticos a quienes aclamamos y seguimos  por una oportunidad de trabajo o para que nos sirva como fuente para obtener el dinero y de hecho el placer.
Y la verdad es que con el dinero que vamos obteniendo de una fuente de trabajo digno, esperamos abrigar la estabilidad económica, la seguridad, darle un poco de sentido al valor personal, como también obtener múltiples bienestares familiares como lo es, la vivienda, los enseres domésticos, etc. Pero miren, hay muchos  que quieren obtener los dineros de actividades ilícitas lo mal utilizan; y teniéndolo en abundancia, se creen superiores y con mucho poder para oprimir a los más, crean la envidia y su propio elogio y solo buscan el dinero por el dinero. Y siempre quieren tener mucho más.

Y es esto tan cierto que del placer de tenerlo se espera la sensación de sentirse bien, y de vivir intensamente. Pero ojo, en los placeres se esconden muchas venturas prohibidas cuando sobrepasamos los límites.
Lo más grave de todo esto es que en medio de tanta arrogancia y desenfreno despojan del lugar que le corresponde a Dios, sin pensar que en El hay que poner toda nuestra seguridad y todo el fundamento de nuestro valor personal. 

Cuando nos olvidamos de Dios, fácilmente nos convertimos en agentes de la destrucción y de la mentira que acaban con esclavizándonos, nos dañan y nos deshumaniza.  
Jesús nos dice claramente que no se puede servir a la vez a dos Señores, es decir a Dios y al dinero y nos recuerda que si recibimos riquezas de cualquier tipo debemos considerarnos como simples administradores de ellas, por las que hemos de dar cuenta un día a quien nos las dio.

El placer con suma facilidad nos envicia y esclaviza, y al final nos deja a quien vivimos para él, vacíos y aislados de todo lo demás. También, cuando el placer llega a ser un ídolo, miente y degrada. Lo que antes gustaba, harta y aburre, y uno se ve arrastrado a buscar sensaciones cada vez más fuertes.
Miren, el dinero y el placer han establecido entre sí una alianza. Se busca tener dinero para gastarlo proponiéndonos el placer, que es ese falso fantasma de la felicidad. Tengamos mucho cuidado porque todo el consumismo está fundado en este binomio.

Después de meditar esta experiencia, pedí a nuestro Salvador que llenara de apasionamiento a esa gente que hoy vive aislada de Él y  les permitiera abrir su imaginación para que le conocieran y le busquen como el Único Camino que llena de felicidad verdadera.

SEÑOR, DANOS LA SABIDURIA PARA DISCERNIR TU PALABRA Y PODAMOS DARTE A CONOCER EN MEDIO DE TODA DIFICULTAD
 
posted by Laureano García Muentes at 9:43 a.m. | Permalink |


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