sábado, julio 07, 2012
COMO PODEMOS ALCANZAR LA SANTIDAD


En una conversación que realizaba cierto dia con un Religioso, se nos vino a la mente tratar el tema de cómo un hombre puede llegar a ser santo.

Después de compartir experiencias y situaciones puntuales que a diario vivimos en el mundo de hoy, llegamos a la conclusión siguiente:
Nadie nace santo. La santidad se consigue con mucho esfuerzo, pero también con la ayuda y la gracia de Dios. Todos, sin exclusión, estamos llamados a reproducir en sí mismos la vida y el ejemplo de Jesucristo y caminar detrás de sus huellas.
El secreto de la santidad es la oración constante la cual puede ser definida como el continuo contacto con la Santísima Trinidad. En el Evangelio de San Lucas 18:1, podemos encontrar la respuesta a nuestra inquietud: El nos dice: "reza siempre y sin desfallecer"
Mira Fernando, me decía: Si hoy nos situáramos en aquella linda experiencia vivida por los apóstoles y en este momento pasara a nuestro lado Jesús y  de frente nosotros a Él nos propusiera dejarlo todo para seguirle, ¿cómo nos sentiríamos? o ¿cómo le responderíamos?
Bueno Padre, le dije Yo, estaría dispuesto a seguirle y a dejarlo todo para ser su apóstol.
Mire Padre yo creo que hoy además de la oración hay varios caminos para llegar a conocer a Jesús. Y eso se lo digo hoy para quienes nos leen y escuchan opten por encontrar la manera de allanar los caminos para conocer, escuchar, amar y seguir a Jesús Maestro y Guía.
Uno de los secretos para alcanzar la santidad es éste: no desviar nunca la mente de un pensamiento que debe regir toda la vida: Dios. El pensamiento de Dios debe ser como la nota sobre la cual todo el canto del alma se entona.
¿Has visto cómo hacen los artistas? Se mueven, van, vienen, parece que no miran abajo del escenario. Pero, en realidad, no pierden nunca de vista al maestro de música que les marca el tiempo.
También el alma, para no equivocarse y para no distraerse –lo que le haría equivocarse– debe tener el ojo del alma siempre fijo en Dios. Hablar, trabajar, caminar, pero el ojo mental no debe perder de vista a Dios.
Segundo punto para alcanzar la santidad: no perder nunca la fe en el Señor. Cualquier cosa que suceda, creer que sucede por bondad de Dios. Si es algo penoso, incluso malo, y por ello querido por fuerzas extrañas a Dios, pensar que Dios lo permite por bondad.
Las almas que saben ver a Dios en cualquier lugar, saben también cambiar todas las cosas en moneda eterna. Las cosas malas son monedas fuera de curso. Pero si las sabemos tratar como se debe, éstas se hacen legales y adquieren el Reino eterno.
Está en nosotros hacer bueno lo que no es bueno; hacer de las pruebas, tentaciones, desgracias –que arruinan completamente a las almas ya derrumbantes– puntales y fundamentos para edificar el templo que no muere.
 
La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.
Si queremos llegar a conocer, amar y servir a Jesús debemos ser corresponsables con El. De la misma forma como aprendemos a amar y enamorarnos de otras personas: la esposa, los miembros de la familia y amigos íntimos, etc. así, también, debemos amarle y a medida que le vamos conociendo, amarle más.
Bonita experiencia Padre, le dije. Bueno ya que conocemos estos principios, empecemos a ponerlos en práctica.

SEÑOR, ALIMENTA NUESTRA ALMA CON TU AMOR PARA SER CADA DIA COMPROMETIDOS CON ESA PERFECCION QUE NOS QUIERES DAR.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:44 a.m. | Permalink |


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