miércoles, mayo 30, 2012
EL ESPÍRITU SANTO REVELACIÓN DE DIOS AL MUNDO
Dios a través de los tiempos se ha manifestado a los hombres en muchas ocasiones para darles a conocer el misterio de su voluntad, y lo  ha hecho de muchas maneras desde el origen mismo del mundo. Así, lo podemos conocer en muchos pasajes y escritos de las Santas Escrituras.

Miren, al crear y conservar el universo por su Palabra, Dios ha ofrecido a los hombres en la creación un testimonio perenne de sí mismo. Así lo afirma San Pablo en Romanos 1.20: «lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, se deja ver a la inteligencia desde la creación del mundo a través de sus obras». Cuando quiso abrir el camino de la salvación, Dios se fue revelando desde el principio del mundo llamando al hombre a vivir la esperanza de la salvación mediante la renovación de su ser.

El, ha cuidado continuamente del género humano, ha inscrito su ley en la conciencia de todo hombre para que sepa discernir entre el bien y el mal, y ha ofrecido la salvación a través de su Hijo Jesucristo a todos los que le buscan con sincero corazón.

Con sus palabras y obras, sus signos y milagros, y, sobre todo, con su muerte y gloriosa resurrección, Jesús nos ha revelado toda la hondura del amor que es Dios y su designio admirable sobre nosotros.

Su plenitud se vio de manera esplendorosa en  la resurrección y en la revelación que hizo cuando envió al Espíritu de la verdad a sus apóstoles. Anuncio, que con anticipación le había hecho a los apóstoles en el Cenáculo cuando les dijo: «Muchas cosas tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ellas. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga» (Jn. 16,12-13). Fue, pues, el Espíritu Santo quien concedió luz a los apóstoles para que conocieran la «verdad completa» del Evangelio, para que ellos y sus sucesores pudieran anunciarla a todas las gentes (cf. Mt 28,19).

Los apóstoles predicaron el Evangelio a todos los hombres, en todo los lugares y utilizando todos los medios que el Espíritu Santo les inspiraba como la fuente de la nueva vida y de toda verdad salvadora, además, como la fuente inspiradora de toda norma de conducta.

Los apóstoles así la cumplieron fielmente, transmitiéndonos hasta el día de hoy todo lo que habían aprendido de las obras y palabras de Jesús y lo que el Espíritu Santo les había enseñado.

GRACIAS SEÑOR, POR HABERNOS REGALADO EL ESPÍRITU DE LA VERDAD, EL ESPÍRITU QUE NOS INSPIRA Y QUE NOS CONMUEVE CON SU FUEGO Y SU SABIDURÍA PARA SEGUIR TRABAJANDO EN LA MISION QUE NOS HAS ENCOMENDADO DE DARTE A CONOCER EN TODOS LOS LUGARES DONDE AUN NO TE CONOCEN COMO ÚNICO Y VERDADERO DIOS.
 
posted by Laureano García Muentes at 10:11 a.m. | Permalink |


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