Jesús
nos pide insistentemente en sus Evangelios que nunca debemos ocultar la luz que
Él nos ha entregado; y nos insta a que si queremos estar unidos a Él, todo lo
que tenemos que es de Él, debe ser compartido con los demás; porque la
naturaleza misma de Cristo es compartir todo lo que es bueno y es amor.
Cuando
nos aferramos a cualquier cosa diferente a Él, su luz dentro de nosotros se
debilita y hasta se desvanece, y lo que hemos construido se derrumba y hasta se
pierde.
Nuestra
capacidad de amar a los demás como amo Cristo, por ejemplo, se hace más fuerte
cuando servimos con sacrificio y con gusto, como lo hizo Él.
Al
leer Proverbios 3: 27-34 podemos precisar que, para recibir las bendiciones de
Dios, es necesario adoptar comportamientos que nos lleven a ser imagen de Él,
es decir, mostrar que en nuestro interior reina el amor y la misericordia.
Miren:
Cuando somos humildes, Dios nos muestra la misericordia para que podamos estar
llenos de bondad hacia los demás, incluso cuando no lo merecen.
La
bondad de Dios está siempre disponible para nosotros, pero para experimentarla
más, tenemos que estar unidos a Él y más, cuando la compartimos con los demás.
Cuando tratamos bien a los demás, avivamos su fuego - Amenizamos la luz y ello,
muestra a los demás nuestra unidad con Cristo, y en esa relación,
experimentamos más de su amor incondicional y de su bondad.
Cuando
rompemos la unidad y escondemos la luz de Cristo, cada vez que nos mostramos egoístas
en el amor, en la solidaridad, en brindar el amor fraternal y no hacemos el uso
indicado por Dios de nuestros talentos. La Luz que Él nos ofrece, se desvanece
y no brillaremos como sus estrellas.
Recordemos
que el egoísmo viene del miedo.
Cuando
tenemos miedo de entregarnos a los demás y presumimos que algo malo nos va a
pasar, allí, aflora el egoísmo. Todo ese interés por ser luz de Cristo en medio
de las dificultades y de las necesidades, se deteriora y pierde; entonces, toda la motivación que se sentía se desvía y
hasta se encauza con actos que van de acuerdo a criterios del mundo y ligados a
conveniencias.
Recordemos,
el amor incluye el sacrificio, y el miedo no es de Dios. El miedo es una
oscuridad que envuelve la luz de Cristo.
Jesús
dice: "Para cualquiera que tiene, más se le dará," pero sólo porque
lo damos. Si limitamos nuestra generosidad y retenemos el amor o bondad o
cualquier otra bendición que Dios nos ha dado, limitamos el combustible de Dios
para la llama. Y así, "al que no tiene, aun lo que parece tener le será
quitado." Es peligroso ocultar la luz de Cristo.
¿Cuán
ardiente - celosa y emocionada - es tu fe? ¿Está creciendo tu espíritu o
marchitándose? ¿Qué estas reteniendo, protegiéndolo para ti mismo? Para llegar
a ser más unidos a Cristo y toda su bondad, mira hacia adentro y entra en
contacto con la alegría que sentirías si te deshaces de los temores que han
oscurecido tu vida.
SEÑOR, DANOS CORAJE Y DECISIÓN PARA SER TU LUZ EN TODAS LAS OCASIONES DE LA VIDA.