¿Qué tan cómodo estás contando historias sobre el
crecimiento de tu fe?
Si alguien te preguntara el por qué eres cristiano y cómo
sucedió, ¿qué le responderías? ¿Tendrías tu propia historia de conversión para compartir?
No importa
si fuiste criado católico o de otra
denominación religiosa, lo que nos interesa ahora es lo qué has descubierto en
la fe cristiana? ¿Tienes una historia que contar y que podría ayudar a otros?
En realidad, todos tenemos una de historia de conversión.
Mira, cada vez que nuestra vida cambia a raíz de descubrir algo
nuevo espiritualmente que nos llevará
más cerca de Dios y a vivir más profunda la vida cristiana, experimentamos la
conversión. Cada vez que un problema o un dolor
te acerca a Jesús en sus sufrimientos y en la cruz, experimentamos la
conversión.
Cada vez que nos arrepentimos de un pecado, experimentamos la
conversión y ello, podría ayudar a otros a hacer lo mismo, si a alguien hablas
de ella.
Cada vez que ponemos
a un lado el ajetreo diario de la vida y nos sentamos tranquilamente a leer, escuchar y aprender de Jesús, experimentamos la
conversión; tal como lo experimento María en el Evangelio de San Lucas 10.
38-42.
Hay mucha gente que están dispuestos a ser como María la del
evangelio, pero no saben cómo. Quieren sentarse a los pies de Jesús que vive en
nosotros; lo quieren escuchar de tu voz, quieren escuchar y compartir su
Palabra, tu experiencia de vida y vivir el camino de la conversión.
Dios te ha puesto en sus vidas para que seas Jesús para
ellos. Ellos quieren escuchar tus historias de amor y fe. Ellos quieren ser
amados por Jesús, en ti.
Ora en silencio y confía en que el Espíritu Santo te
inspirara tu historia y que ella, va a inspirar y conmover a muchos.
Algunos reflexionaran sobre lo que has dicho y responderán a
la guía del Espíritu con bastante rapidez. Otros van a cambiar su vida sólo
después de escuchar muchas otras historias de fe, porque en este momento no
quieren aceptar la verdad por completo.
¡Eso está bien! Dios te agradece por compartir la verdad con
ellos a su manera y con su propia historia de creación de la fe.
Te propongo que hagas este ejercicio y con papel y lápiz en
las manos; pídele la iluminación al Espíritu Santo y con toda disposición emprende
ese viaje interior para recordar en cada paso todo aquello que te ha hecho
cambiar por un mundo nuevo y mejor.
Primero elige esa experiencia de conversión y siéntete muy
familiarizado con ella. Respóndete las
siguientes preguntas: (1) ¿Cómo era mi vida antes de que esto sucedió y por qué
quería yo, que algo cambiara en mí? (2) ¿Qué me ayudó a encontrar a Dios? (3)
¿Cómo mejorar mi vida como resultado de esta conversión?
A continuación díselo a la gente que entiende, por ejemplo,
en un grupo de oración u otro grupo de fe de la comunidad en la iglesia o un
amigo. Entonces sabrás que realmente tienen la capacidad de compartir. Esta
confianza te autorizará para decírselo a alguien que necesita escucharte para
su propio crecimiento.
¡Nunca subestimes el poder de tu historia! ¡Tú puedes hacer
una gran diferencia en las vidas de otras personas sólo por ser un bocazas
sobre el amor de Dios!
DESCUBRE EN TU CORAZÓN LAS GRANDES MARAVILLA QUE HA HECHO EN TI Y COMPÁRTELAS CON TODAS LAS
PERSONAS QUE QUIERAS Y ENTRE TUS AMIGOS Y FAMILIARES.