ORAR POR NUESTROS SUEÑOS
Muchos de nosotros en conversaciones familiares y sociales hemos escuchado y dicho muchas veces, que “soñar no cuesta nada” o que “los sueños, sueños son”, sin que por unos segundos detuviéramos nuestro ritmo de vida para sentarnos a ver si ellos, son los signos que Dios nos da para levantarnos y caminar de nuevo.
Hoy, por la mañana al llegar de caminar por el paseo peatonal de mi barrio de Manga en Cartagena y de volcar la mirada a la grandeza que Dios me ofrecía en el despertar del día; sentado en el sofá de la sala de mi casa, pensé que tan importante es para nosotros detenernos a mirar la naturaleza y ver a partir de ella, la realidad de la vida que manifiesta la presencia de Dios. Y… a partir de allí, empezar a orar por los sueños.
Tomé en mis manos la Biblia y agudice mis sentidos en el texto del Gen.13.14-17. donde Abraham sentado sobre una roca en el desierto soñó sobre el ideal de esas palabras que Yahvé le dijo: “ Levanta tus ojos y mira desde el lugar donde estas, hacia el norte, el sur, el oriente y el poniente. Pues bien, toda la tierra que ves, te la voy a dar a ti y a tu descendencia para siempre. Multiplicaré tu descendencia como polvo de la tierra, de tal manera, que si se pudiera contar el polvo de la tierra, también se podría contar tu descendencia. Levántate, recorre el país a lo largo y ancho, pues te lo voy a dar a ti.”
Texto optimista, que puso a Abraham a soñar sobre el futuro de la humanidad de la cual hoy todos los que por la fe, hacemos parte del pueblo de Dios.
Textos soñadores y predestinados de Dios hay en la Biblia.
Vemos el sueño de nuestro Padre Celestial, al querer rehacer la esperanza al hombre y devolverle en forma total su pureza perfecta.
Hombres y mujeres productos de sus manos, llenos de gracias y amor. A ellos, les envía a su Hijo unigénito Jesucristo como un regalo para su esperanza: Ser perfectos.
Soñó Jesús, sueñas Tú, sueño Yo y soñamos todos, cuando buscamos convencer al mundo que Él es, el único y verdadero Dios y que solo a través de Él se puede llegar al Padre.
¡ Sueños, cuantos sueños ! , por querer despertar, por vivir, ver, oler y sentir.
Soñar por ideales y deseos de nuestra familia y sociedad, para que sean modelos de vida acordes a los ideales que recibimos de herencia de nuestros padres y que el Señor ha puesto a nuestra disposición.
Sueños, que se convierten una realidad cuando todos y todas apostemos para que exista la paz, la justicia y la solidaridad en el mundo, cesen las guerras y muertes violentas y la vida siga por senderos de luz.
Solo nos basta, detener la vida un instante y Orar a Dios para que nos atrevamos a convertir los sueños en una realidad.
Pide a Dios con insistencia que nos regale el pan de cada día y que perdone todos aquellas cosas con las cuales le hemos ofendido, no de palabras sino con aquellas obras donde no hemos valorado al hermano que necesita de nosotros.
Digámosle a cada momento del día:
¡ Padre aquí estoy para realizar los sueños de acuerdo a tu infinita voluntad !
Laureano García Muentes SDS. Septiembre 30 del 2.006