viernes, agosto 16, 2024

"Ha cesado tu ira y me has consolado"...Is 12 Interleccional.

REFLEXION A EVANGELIO DE HOY

Viernes 16 de Agosto del 2024

INTRODUCCION:

Las relaciones que forjamos a lo largo de la vida no siempre hacen el bien que quisieran al otro, hacemos daño y nos dañan, y muchas se rompen.  Por eso necesitamos alimentarnos del amor de Dios, encontrar el sentido profundo de la salvación, que es dejar que Dios penetre nuestra realidad personal, la cure, la haga sentirse amada, la libere para la fraternidad y la entrega. Nuestro sentido y felicidad está en el amor. El matrimonio cristiano no es sólo una convivencia entre un hombre y una mujer que se quieren. Es mucho más. Es un sacramento, es decir, algo sagrado y querido por Dios. Luego es compartir un proyecto de vida para alcanzar la felicidad en esta vida.

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 19, 3-12, Jesús le aclara a sus contradictores, los fariseos, sobre lo indisoluble del vínculo matrimonial y les dice: "Lo que Dios unió, no lo separe el hombre".

Dice el texto del Evangelio que: "Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?” Él respondió: “¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, ‘los hizo varón y mujer’; y que dijo: ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne’? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Mt 19, 3-6

Hermanos, el amor que prometemos al casarnos es un amor para siempre; si ello no lo cumplimos, no estamos siendo honestos y sinceros.

Sabemos muy bien que el hombre por naturaleza es inconstante y tiene la facilidad para cambiar las cosas. Somos volubles y con esa actitud amenazamos la permanencia del amor.

El matrimonio es un Sacramento y con él, se garantiza la indisolubilidad de este, pues es una obra creada por Dios en la que ningún hombre puede intervenir. 

Tú y yo sabemos que sobrellevar el matrimonio no es cosa fácil porque este, tiene su cruz y algunas veces se nos hace muy pesada. Pero la paciencia, la persistencia y la confianza en Dios nos deberá hacer tomar conciencia de que es éste, un Sacramento que tiene una gran riqueza. 

Señor, concédenos vivir la auténtica caridad fraterna especialmente con mi familia y amigos. Que nos ayudemos unos a otros a vivir santamente y a perseverar en nuestra vocación cristiana y de manera muy especial el matrimonio.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:44 a.m. | Permalink |


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