miércoles, agosto 07, 2024

"El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño"...Int. Jer 31.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 7 de Agosto el 2024

INTRODUCCION:

Jesús pone a prueba la fe de la mujer Cananea. Primero se calla y después contesta con dureza: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. Pero la fe de la mujer se crece ante la aparente frialdad del Maestro. Al final, Jesús la premia con un piropo: “Mujer, que grande es tu fe” y con la curación de su hija. La fe crece en el silencio de Dios y madura cuando parece que Él sólo se acuerda de nosotros para maldecirnos. Por eso el silencio y la cruz también pueden ser don de Dios, bendición de Dios. Cuando pasan estos “malos-buenos” momentos nos damos cuenta de Dios también muestra su amor en el silencio y el dolor. “Ten compasión de mí, Señor” Es una oración sencilla, pero muy rica. Con pocas palabras reconocemos nuestra pobreza, expresamos confianza en Dios y nos preparamos para poder recibir el don de Dios. ¡Que bien nos haría repetir muchas veces esta oración!

El Evangelio de hoy tomado de Mt 15, 21-26 nos presenta el suceso de una mujer Cananea, no judía, perteneciente a una región apartada. Quien insiste ante la indiferencia de Jesús, su compasión y sanación para su hija atormentada por un demonio. 

Dice el texto del Evangelio que: "la mujer Cananea comenzó a gritar: “¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Pero Él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: “Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos”. Jesús respondió: “Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”. Pero la mujer fue a postrarse ante Él y le dijo: “¡Señor, socórreme!” Jesús le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros”. Ella respondió: “¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!” Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!” Y en ese momento su hija quedó sana". Mt 15, 22-28.

La mujer le demuestra a Jesús una fe firme y además, su paciencia y perseverancia. Un gran ejemplo para nosotros hoy cuando frente a los ruegos que realizamos al Señor, nos desanimamos cuando pareciera que Dios no nos atiende a nuestras peticiones. Y afirmamos muchas veces que es un Dios indiferente. Pero...¿Será que rezamos mal o estamos pidiendo algo que el Señor sabe que no nos conviene?

La mujer Cananea no le está pidiendo a Jesús un favor para destacar sus méritos, sino que le súplica Misericordia y le dice: "¡Ten piedad de mí!". Ella siente el dolor por su hija: Su tormento y a pesar de sus preocupaciones se acerca y se arrodilló ante Jesús aplicándole".

Con este pasaje Jesús nos muestra su gran corazón y su gran ternura. Él ama por igual a todos los hombres y deja claro que debemos tener una gran confianza en Él. 

Por lo tanto hermanos,  roguémosle al Señor que nos regale una fe firme para que no podamos caer y perder nuestra confianza en su infinita misericordia. 

¡Señor, haznos testigos fieles de la fe! Humildemente recurrimos a ti, para que nos ayudes a aumentar nuestra fe, acrecentar nuestra esperanza y, sobre todo, sea este el medio para crecer en caridad, en amor a Ti y a los demás.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:44 a.m. | Permalink |


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