domingo, agosto 04, 2024

"El Señor les dio pan del cielo"...Salmo 78

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 4 de Agosto del 2024

INTRODUCCION:

El Evangelio de hoy nos invita a que nos preguntemos: ¿Por qué buscamos al Señor? ¿Por qué busco yo al Señor? ¿Cuáles son las motivaciones de mi fe, de nuestra fe? Necesitamos de un discernimiento, porque entre las muchas tentaciones que tenemos en la vida, entre las tantas tentaciones hay una que podríamos llamar idolátrica. Es quizás esa la que nos impulsa a buscar a Dios para nuestro propio provecho, para resolver los problemas, para tener gracias de Él porque lo que buscamos no lo podemos conseguir  nosotros mismos, por interés.  Pero así, la fe es superficial y es milagrera, porque buscamos a Dios para que nos alimente y luego nos olvidamos de Él cuando estamos satisfechos. Así lo vemos hoy en el texto del Evangelio. Y miren, nos puede ayudar una segunda pregunta que la multitud le dirige a Jesús: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?». Y Jesús indica cual es el camino: responde que la obra de Dios es acoger a quien el Padre ha enviado, es decir, acogerle a Él mismo, a Jesús. No es añadir prácticas religiosas u observar preceptos especiales; es acoger a Jesús, es acogerlo en la vida y vivir una historia de amor con Jesús. Será Él quien purifique nuestra fe. No podemos hacerlo nosotros mismos. Pero el Señor desea una relación de amor con nosotros: antes de las cosas que recibimos y hacemos. (SS Francisco. Ángelus, 1 de agosto de 2021)

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 6, 24-35, vemos que Jesús percibe el interés que tienen muchas de las personas que le siguen. Algunas muestran su egoísmo y otras reflejan un ideal y son honestas. Él las entiende y las escucha invitándoles a madurar en la fe para que puedan buscar a Dios en sus milagros.

Dice el texto del Evangelio que: Después de alimentar a unos cinco mil hombres, la multitud que se había quedado en la orilla vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí,  entonces se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿Cuándo has venido aquí?". Jesús les contestó: "En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios". Jn 6, 24-27.

La respuesta que les da Jesús va al fondo de la preocupación que sentían puesto que no le buscaban por el milagro como signo que habla de su grandeza sino que lo buscaban porque habían comido pan (alimento  temporal) hasta saciarse.

Entonces les dice: "Busquen no el alimento temporal sino el inmortal, el que permanece para la vida eterna el que dará el Hijo del Hombre". "Yo soy el pan de vida, el que viene a mi jamás tendrá hambre; el que cree en mí,  jamás tendrá sed". 

Y les aclara diciéndoles: "Fue Dios quien alimentó al pueblo con el maná para que no desfallecieran en el desierto". "Yo soy el Pan de Vida que ha bajado del cielo y da Vida al mundo".

Hermanos,  solo Jesús puede saciar nuestra hambre y calmar nuestra sed. Él nos entrega la verdad y seremos nosotros a quienes nos corresponde buscar con desesperación la verdad y la felicidad que nos ofrece. 

Ser seguidores de Jesús exige una identificación plena con su propuesta y tener un contacto vital con su Palabra. Somos sus discípulos en la medida que aprendamos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús. 

Señor, ¡danos siempre de tu pan! De ese pan Eucaristía que diviniza nuestra humanidad. De ese pan de tu Palabra que nos muestra el camino que hay que recorrer, con sus luces y sombras. No permitas que busquemos señales tuyas en otras partes sino que siempre confíemos en tu gran amor.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:23 a.m. | Permalink |


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