"Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia"...Salmo 123.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 7 de Julio del 2024
INTRODUCCION:
En la tierra de Jesús se vivía la incredulidad hacia El. El evangelio nos presenta hoy las preguntas que se
hacían sus paisanos, tras enterarse de que en otras partes hacía cosas
portentosas y transmitía un mensaje diferente al de los maestros de Israel.
Cuando sus pisanos se pregunta: ¿no es éste el hijo de María? Podrían estar
pensado que su padre no era José, sino alguien desconocido, pero María sí era
su madre. Estos argumentos les parecían suficientes para no creer en Jesús ni
aceptar su mensaje.
Así nos lo narra hoy este texto: "Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?” Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Mc 6, 1-4.
Miremos: Jesús, el chico al que conocían desde su infancia decían: ¿Cómo es que ahora es tan diferente? Ellos no aceptan el misterio de Dios presente en Jesús. Un ser humano como todos los demás y conocido por todos.
El conflicto no era sólo con los de fuera, sino que también con sus parientes y con la gente de Nazaret. Ellos tienen dificultad en creer en Jesús, porque no consiguen entender el misterio de Dios que envuelve a su persona
Hermanos, este Evangelio nos hace caer en cuenta hasta donde puede llegar nuestra ceguera espiritual. Cuando estamos cerrados en aceptar a Jesús, todo lo que nos dicen de Él no nos parece y por tanto, no podemos apreciar sus obras salvadoras porque nos cerramos en nuestros gustos.
Hagamos pues el esfuerzo de captar lo bueno y positivo que hay en quienes nos rodean y así, buscar acabar con los celos y las envidias que sentimos por los demás.
Señor, que quienes te buscan a tientas, te encuentren; que quienes dudan una y mil veces, no desistan; que quienes se extravían en su camino, vuelvan; que quienes creen conocerte y poseerte, sigan buscándote. Ábrete paso entre nosotros y sigue tu camino aunque nos escandalicemos!