viernes, junio 28, 2024

"Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti"...Salmo 137.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 28 de Junio del 2024

INTRODUCCION:

“Quiero, queda limpio”. Las palabras de Jesús no son palabras al aire, siempre se cumplen. El leproso queda sanado y queda salvado. Es curado de la enfermedad, es revestido de su dignidad y son restauradas sus relaciones comunitarias. Pero lo que ha ocurrido no puede quedar aislado y ocultado, pues la enfermedad tenía una dimensión social. Por eso, Jesús, aunque le pide silencio, para que su milagro no se confunda con un espectáculo, lo invita a que vaya al sacerdote que es según la ley el que puede declarar públicamente que el leproso ha pasado de la enfermedad a la salud, de la impureza a ser declarado puro. La comunidad ha de volver a integrar al que había excluido. Miren, la Buena Noticia que trae Jesús es una Noticia liberadora, salvadora que restaura la dignidad del ser humano, cuando se ha perdido, que lo devuelve a la “mejor versión de sí mismo”, que lo resitúa en la comunidad cuyas relaciones fraternas y sororales son propias de los que nos llamamos hijos de Dios. Preguntémonos: ¿Con que confianza me acerco al Señor? ¿Qué le pido que limpie o restaure en mí?

El Evangelio de hoy tomado de Mt 8, 1-4 nos narra el milagro realizado por Jesús a un hombre que tenía lepra cuando bajaba del monte donde había proclamado a la gente Las Bienaventuranzas.

Dice el texto que: "Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes purificarme”. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”. Y al instante quedó purificado de su lepra. Jesús le dijo: “No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio”. Mt 8, 1-4.

Con el milagro que Jesús realiza al hombre enfermo de lepra, Él les muestra a todos que al tender su mano a ese pobre hombre desvalido y marginado, le está  devolviendo su dignidad y les demuestra que es necesario romper las barreras que impiden actuar, para así restablecer los derechos tanto  culturales, sociales y religiosos a los que tienen apartados de la sociedad. 

Recordemos que era común en la sociedad judía de esa época separar de la sociedad a los enfermos de lepra porque los consideraban nocivos para la salubridad y porque estaban siendo castigados por Dios y por esa razón, eran impuros.

Y miren, Jesús atiende al leproso a pesar de estar "violando la ley" quien a gritos le decía: "Señor, si quieres, purifícame".

Hermanos: Cuando tú y yo  rompemos las barreras que nos vienen socavando nuestra amistad con Dios, Jesús toma de nosotros la humanidad enferma, nos libera, nos sana y nos cura.

No nos afanemos en buscar riquezas y fingir que vivimos a plenitud el encuentro con Jesús. Busquemos transformar en gracias y bendiciones nuestras vidas y veremos lo grande que es vivir en la verdadera libertad.

Señor, creemos en ti y en tu amor. Si quieres puedes convertir este momento de oración en una experiencia de amor que transforme toda nuestras vidas; sé que lo puedes hacer y humildemente te suplico que lo hagas. Cúranos de todo eso que nos aparta del camino del bien porque queremos vivir en todo, y sobre todo, en tu caridad y misericordia.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:22 a.m. | Permalink |


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