lunes, junio 24, 2024

"Te doy gracias porque me has escogido portentosamente"...Salmo 139.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 24 de Junio del 2024

INTRODUCCION:

Dios busca mediadores para mantener activo su diálogo con la humanidad que sean conformes a su corazón. Lo fue así, Juan el Bautista, profeta de la conversión. A través de la historia, Dios busca a hombres y mujeres que sean conformes a su corazón. Formados y moldeados por medio de su palabra, recreados por el dinamismo de su aliento, capaces de generar esperanza, amantes de la vida. El mismo Jesús atestigua la importancia de San Juan Bautista en la obra de la salvación: “Entre los nacidos de mujer, nadie más grande que Juan el Bautista". Juan llama a la conversión: Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos... Dad, pues, fruto digno de conversión. No busca protagonismos: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. 

Hoy celebra la Iglesia La Natividad de San Juan Bautista quien nace de un matrimonio de ancianos. Zacarías e Isabel quien era descendiente de Aarón y se dedicaba a las labores del hogar. Ella era estéril y con la poderosa acción de Dios vive la alegría de una maternidad inesperada. Su padre Zacarías, ejercía el servicio sacerdotal en el Templo de Jerusalén y al entrar a ejercer su servicio, se encuentra con el misterio de Dios cuando un ángel le anuncia que de Isabel, su esposa, nacería un hijo a quien le pondría el nombre de Juan. Dicha promesa se cumple y nació el niño anunciado por el Ángel. 

Dicen las Sagradas Escrituras que Zacarías enmudeció por los nueve meses y el día de la ceremonia de circuncisión su lengua dormida se desató y pudo hablar y confirmó el nombre que le pondría al niño: Juan. Por orden del Rey Herodes fue encarcelado y murió martirizado y degollado.

Hoy, el Evangelio tomado de Lc 1, 57-66.80 narra el acontecimiento de su nacimiento y posterior circuncisión, así: "Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». EL niño crecía, se fortalecía espiritualmente y vivió en el desierto hasta el día que se presentó a Israel." Lc1, 57-60, 80

Hermanos, como lo hemos leído y estudiado en las Sagradas Escrituras, en la historia de la salvación no es el hombre quien tiene la iniciativa, sino Dios. 

Como lo vemos en el texto del Evangelio de hoy, existe un acuerdo inesperado de Zacarías e Isabel y en ello se denota la señal que dio el Señor para que el nombre del niño fuera: Juan. 

Sin embargo a los familiares y amigos les pareció extraño porque según las tradiciones al niño primogénito se le colocaba el nombre del padre: Zacarías. 

Pero Zacarías que mudo y sordo escribió en una pizarra el nombre que quería para su hijo, recupera su habla y reafirma el nombre a colocar al niño. 

Hoy hermanos estamos invitados a romper esas barreras y despertar nuestros sentidos para activarlos y con la fuerza que nos regala el Espíritu Santo, bendecir al Señor y demostrarle nuestros agradecimientos por habernos dado la presencia de Juan y Jesús entre nosotros.

Gracias, Señor, por Juan y por todas las personas que, con su presencia, su cariño y su palabra, nos recuerdan que Tú nos has llamado, como a Juan, para que, a pesar de nuestra pequeñez y pecados, seamos una bendición para nuestras familias y amigos, también, para nuestra comunidad cristiana y para el mundo.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:24 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>