lunes, mayo 20, 2024

"Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios"... Salmo 86.

REFLEXION AL EVANGELO DE HOY

Lunes 20 de Mayo del 2024

INTRODUCCION:

“Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: “He ahí a tu madre”. Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás. Y la “mujer” se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, y los ama como los amaba Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría. (Homilía de S.S. Francisco, 1 de enero de 2014).

Hoy celebra la Iglesia la memoria de la Santísima  Virgen María, Madre de la Iglesia a quien Jesús Crucificado encomendó a sus discípulos para que, perseverando en la oración al Espíritu Santo, cooperaran en la Misión del Anuncio del Evangelio. 

El Evangelio de hoy tomado de Jn 19, 25-34 nos relata los hechos significativos ocurridos a los pies de la cruz de Jesús el día de su crucifixión. 

Dice el texto que: "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él". Jn 19, 25-28. 

La Iglesia que se funda por la fe en la Palabra de Dios, es la Iglesia que nace al pie de la cruz. María es madre de Jesús, suscitándola en todo discípulo a quien Jesús ama. Pues María, queda así constituida como madre universal de toda la Iglesia. Es la Virgen María, que nos da ejemplo de esperanza y que a pesar del sufrimiento vive el drama del dolor en el calvario junto a su Hijo.

Al dirigirse a María como "Mujer", Jesús la reconoce no solo como su madre terrenal, sino también como un símbolo de la Iglesia y de la maternidad espiritual para todos los creyentes. Del mismo modo, al dirigirse al discípulo amado, Jesús establece una relación de cuidado y protección mutua entre los miembros de su comunidad.

Este gesto de confiar a su madre y al discípulo amado unos en otros es un ejemplo poderoso de amor y preocupación por los demás, incluso en medio del sufrimiento y la agonía. 

Hermanos, cuántas madres, viven hoy en día el sufrimiento, su propio calvario al ver sufrir a sus hijos  ante acciones injustas, leyes que buscan su propia conveniencia, en ellas, también se contempla el dolor, la lucha y la esperanza por las rebeldías de algunos que buscan su propio cometido. 

Dios mío, ¡qué gran misterio de amor nos propones hoy para meditar! A pesar de que una espada atravesó el corazón de tu Madre Santísima, ella siempre se mantuvo firme en la fe y con gran amor hoy nos acoge, nos ama y nos enseña las virtudes que nos pueden llevar a la santidad. ¡María, intercede por nosotros!

 
posted by Laureano García Muentes at 5:08 a.m. | Permalink |


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