domingo, mayo 19, 2024

"El Señor puso en el cielo su trono"...Salmo 102.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 17 de Mayo del 2024

INTRODUCCION:

Después de comer, con los suyos, y a orillas del lago de Tiberiades, Jesús provoca un diálogo con Simón Pedro y le da a Pedro la posibilidad de reconciliarse consigo mismo dándole la oportunidad de una triple confesión de amor que borre la triple negación que hizo cuando era juzgado. Y miren: Pedro, impulsivo, capaz de dar la vida por Jesús con viento favorable, confiesa mucho más humilde, le dice: Señor “Tú lo sabes todo, sabes que te amo”. Jesús le confiere una autoridad, como cabeza de la Iglesia, pero sólo después de establecer con Él, el principio más importante de toda autoridad, de todo servicio, el amor con el que se debe de gobernar, el amor con el que se debe de cuidar a los que se ha confiado, estén en un lado o estén en otro.  La autoridad desde la Iglesia y ante cualquier ejercicio de autoridad sólo se sostiene desde el Amor.

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 21, 15-19, Jesús Resucitado después de su aparición en la orilla del mar de Galilea, se sentó a comer con sus discípulos y preguntó a Simón Pedro para poner a prueba su amor y su confianza hacia Él;  preguntándole tres veces: ¿Simón Pedro tú me quieres mas que estos? a lo que Contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos." Le preguntó por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Pedro volvió a contestar: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dijo: "Cuida de mis ovejas." Insistió Jesús por tercera vez: "Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Entonces Jesús le dijo: apacienta mis ovejas". Jn 21, 15-15.

Simón Pedro pasa por un examen de amor. Jesús le pone a prueba. Recordamos que durante la Pasión, él lo había negado tres veces y hoy Jesús mirándolo con bondad lo rehabilita ante sus compañeros haciéndole tres veces una pregunta. 

Hermanos este Evangelio de hoy nos deja una gran enseñanza. Jesús quiere que sus discípulos manifiesten también su docilidad al momento del  servicio sin olvidar que no hay amor más grande que el dar la vida por los demás y de manera muy especial a aquellos que lo necesitan todo. 

Me salta entonces estas preguntas: ¿Cómo asumiríamos una prueba igual a la practicada a Simón Pedro? ¿Será que la pasaríamos? No podemos olvidar que quien decide seguir y entregarse a Jesús lo hace por amor. Y amar a Jesús es darse sin medida ya que él amor no tiene límite alguno ni tiempo de espera. 

Hoy también nos dice a nosotros igual que a Simón Pedro "¡Sígueme!" y lo hace para que asumamos con libertad la vocación misional de salir de nuestras comodidades para anunciarle como el Verdadero y Único Camino que nos lleva al Padre Dios. 

Señor, que sepamos escucharte, limpia nuestros oídos de tanto ruido como nos envuelve, deja sitio en nuestro corazón para que resuene allí tu voz y nos abramos al diálogo contigo. Oigamos que, llamados por nuestro nombre, podamos responder, si Tu sabes todas las cosas, sabes de mi fragilidad, pero estoy contigo en un proyecto que es el Tuyo, hacer de este mundo, el mundo que tú quieres, adherirme a tu programa de vida que tú me propones. Crear fraternidad allí donde me encuentre. Gracias Señor por Tu Palabra.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:34 a.m. | Permalink |


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