"Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria"...Salmo 148.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Miércoles 8 de Mayo del 2024
INTRODUCCION:
Nos acercamos al final de la Pascua con la fiesta de Pentecostés
ya muy cercana; ¿Cómo nos preparamos para acoger al Espíritu Santo?, ¿lo
consideramos importante en nuestra vida?, ¿le daremos espacio?, ¿nos abriremos
a Él para que con libertad obre en nuestro interior conforme al plan que el
Padre tiene para cada uno?...
En el Evangelio de hoy tomado de Jn 16, 12-15 Jesús Resucitado le explica a los discípulos que es necesario que entendamos el misterio de Él como ser divino y su condición de Mesías y Redentor y les dice: "Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes". Jn 16, 12-15.
Jesús promete a sus discípulos que el Espíritu Santo les guiará hacia toda la verdad. Él nos hace ver que significativo es cultivar una relación íntima con Dios y estar en sintonía con su Espíritu y nos recuerda que, aunque podamos enfrentar desafíos y dificultades nunca estaremos solos, pues el Espíritu Santo estará presente para iluminar nuestros corazones y mentes, ayudándonos a comprender y vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
Y miren: Esta guía del Espíritu Santo va más allá de simplemente entender las Escrituras; también se relaciona con el discernir lo que es verdadero y justo en nuestras decisiones diarias.
Otra cosa importante: También nos desafía a permanecer abiertos a la voz de Dios, a buscar su dirección en todo lo que hacemos confiando en su sabiduría por encima de nuestra propia comprensión limitada.
Señor, gracias por tu paciencia para con nosotros. Ayúdanos a ser pacientes con nosotros mismos. Perdona y cura nuestra impaciencia y que nuestra palabra comprenda y anime, consuele y llame a la conversión de muchas personas, respete y ayude a crecer.