"Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad"...Salmo 33.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 26 de Mayo del 2024
INTRODUCCION:
Jesús es el Hijo de Dios, el Hijo que se ha hecho humano, pobre, pequeño, vulnerable. para manifestarnos el amor del Padre y la fuerza del Espíritu. El, nos ha descubierto que Dios no es en sí mismo un ser solitario, individualista... Es un Dios que es familia, es comunidad, es Trinidad. Aunque nunca podremos entender del todo cómo es Dios, sabemos que en la Trinidad las tres personas son distintas, pero tienen la misma dignidad. Son tres personas tan unidas, tan compenetradas, que son un único Dios. La Trinidad es una comunidad abierta. En esta comunidad todos cabemos. Es más: el Padre ha enviado a su Hijo Jesús y al Espíritu para invitarnos a compartir el amor, la alegría, la paz, la comunicación del Dios-Trinidad.
En el Evangelio de hoy tomado de Mt 28, 16-20, Jesús Resucitado envía a sus discípulos a Evangelizar al mundo ayudando a los hombres a reconocerlo como la Única Verdad que ilumina la existencia.
Jesús no se acobardo por la falta de valor de sus discípulos por sus dificultades, ni prescindió de ninguno por lo frágil que fueran. Ya Él los conocía y le apostaba a que iban a entender su propuesta, por eso les dice: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo".
Miremos: En este encuentro con el Señor, los discípulos son enviados a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pero no para buscar adeptos, ni a enseñar doctrinas, sino para conformar en la tierra la familia de Dios haciendo discípulos para Él.
Si, conformar una familia que sepa actuar con los mismos sentimientos de Dios. Es decir, una familia o un grupo humano que se atreva a amar sin medida ni miramientos, que perdone sin reservas, que se arriesgue por las personas, incluso hasta perder la propia vida si es preciso, y cuanto más por quien está frágil, caído, enfermo, solitario, necesitado. Así es Dios y así quiere que sea su familia.
Salgamos pues a anunciar la vida y metámonos en el barro de la existencia comprometiéndonos a ayudar a los pobres y necesitados a salir al encuentro de la vida para que sientan y conozcan al Dios del amor y la Misericordia que les ama e invita a unirnos como familia.
Gracias Señor por abrirnos las puertas de tu corazón. Hoy te pedimos Señor que ayudes a la Iglesia y a las familias a permanecer abiertas para invitar a todos a acercarse a ti.