domingo, mayo 26, 2024

"Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad"...Salmo 33.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 26 de Mayo del 2024

La Iglesia celebra hoy el día de La Santísima Trinidad, fiesta que se realiza el domingo siguiente a la celebración del Pentecostés. El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la Fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios mismo como verdadero y único Padre, Hijo y Espíritu Santo que se revela a los hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo. Esta celebración surgió de las Escrituras y de la oración Comunitaria de la Iglesia primitiva y fue promulgada en los Concilios de Nicea (325) y Constantinopla (381) y afirma la comunión íntima de Dios con nosotros a través de Jesucristo, en el Espíritu Santo.

INTRODUCCION:

Jesús es el Hijo de Dios, el Hijo que se ha hecho humano, pobre, pequeño, vulnerable. para manifestarnos el amor del Padre y la fuerza del Espíritu. El, nos ha descubierto que Dios no es en sí mismo un ser solitario, individualista... Es un Dios que es familia, es comunidad, es Trinidad. Aunque nunca podremos entender del todo cómo es Dios, sabemos que en la Trinidad las tres personas son distintas, pero tienen la misma dignidad. Son tres personas tan unidas, tan compenetradas, que son un único Dios. La Trinidad es una comunidad abierta. En esta comunidad todos cabemos. Es más: el Padre ha enviado a su Hijo Jesús y al Espíritu para invitarnos a compartir el amor, la alegría, la paz, la comunicación del Dios-Trinidad.  

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 28, 16-20, Jesús Resucitado envía a sus discípulos a Evangelizar al mundo ayudando a los hombres a reconocerlo como la Única Verdad que ilumina la existencia.

Dice el texto que los once partieron a Galilea donde Jesús los había citado. Cuando lo vieron, se postraron ante Él, aunque todavía desconfiaban. Entonces Jesús, acercándose, les habló diciéndoles: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.” Mt 28, 16-20.

Jesús no se acobardo  por la falta de valor de sus discípulos por sus dificultades, ni prescindió de ninguno por lo frágil que fueran. Ya Él los conocía y le apostaba a que iban a entender su propuesta, por eso les dice: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo".

Miremos: En este encuentro con el Señor, los discípulos son enviados a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, pero no para buscar adeptos, ni a enseñar doctrinas, sino para conformar en la tierra la familia de Dios haciendo discípulos para Él.

Si, conformar una familia que sepa actuar con los mismos sentimientos de Dios. Es decir, una familia o un grupo humano que se atreva a amar sin medida ni miramientos, que perdone sin reservas, que se arriesgue por las personas, incluso hasta perder la propia vida si es preciso, y cuanto más por quien está frágil, caído, enfermo, solitario, necesitado. Así es Dios y así quiere que sea su familia.

Salgamos pues a anunciar la vida y metámonos en el barro de la existencia comprometiéndonos a ayudar a los pobres y necesitados a salir al encuentro de la vida para que sientan y conozcan al Dios del amor y la Misericordia que les ama e invita a unirnos como familia. 

Gracias Señor por abrirnos las puertas de tu corazón. Hoy te pedimos Señor que ayudes a la Iglesia y a las familias a permanecer abiertas para invitar a todos a acercarse a ti.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:29 a.m. | Permalink |


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