miércoles, mayo 22, 2024

"Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos"...Salmo 49.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 22 de Mayo del 2024

INTRODUCCION:

El Evangelio de hoy nos presenta una situación que seguro a Jesús le hizo sonreír, al ver que sus discípulos no se habían enterado de nada. Esta actitud de los discípulos de creerse los especiales, los únicos poseedores de la verdad, con exclusividad para hacer cosas por el Señor… es un modo muy humano de pensar y que, por supuesto no está en sintonía con el mensaje de Jesús, Él ha venido a salvar a todos, su enseñanza y misión no tiene muros ni fronteras. Cuando estamos pendientes de los otros, no para aprender de ellos sino para compararlos, eso hace que nuestra tarea apostólica pierda autenticidad y además es un atentado real a la unidad de la Iglesia. Ser verdaderos discípulos es no tener una mirada estrecha sino amplitud de miras, es saber reconocer los destellos de verdad que hay en todas las cosas y amarlas. Alejar de nuestro corazón la envidia y el creernos superiores; dejad que lo demás hagan su apostolado sin compararnos. En la Iglesia la unidad nunca es uniformidad, por eso hay muchos carismas y muchas formas de vivir el mensaje evangélico. Los hombres y las mujeres no podemos abarcar la totalidad del misterio de Cristo, nos necesitamos unos a otros. Todos formamos el cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia

En el Evangelio de hoy tomado de Mc 9, 38-40 vemos que Juan reclama a Jesús una acción para impedir que personas que no pertenecían al grupo pudieran predicar y hacer milagros. Así, se lee en el texto del Evangelio: "Juan le dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros”. Mc 9, 38-40.

Hermanos, este Evangelio de hoy es una gran lección para nosotros, puesto que nos hemos de sentir orgullosos cuando vemos algunas personas que no hacen parte de nuestros grupos pastorales trabajado afanosamente por el bien de los demás. Y es para nosotros un compromiso de apoyarlos y ayudarlos en su labor y no envidiarlos y criticarlos para confundir así, su labor.

El mensaje que hoy nos deja este Evangelio es el de trabajar por la Unidad y la de no generar división. Por ello, requerimos de la ayuda del Espíritu Santo para que nos infunda la gracia del discernimiento para poder así, aceptar y conducir como buenos pastores a otros al encuentro verdadero con Jesús.  

Señor, ayúdanos a vivir siempre en clave de amor generoso, desinteresado. Tener siempre una actitud de dar, a no buscar ser consolado, cuanto consolar; a no ser comprendido, como comprender; que no esperemos ser amado, sino que nos dediquemos a amar. 

 
posted by Laureano García Muentes at 5:35 a.m. | Permalink |


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