miércoles, abril 03, 2024

"Que se alegren los que buscan al Señor"...Salmo 105.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 3 de Abril del 2024

INTRODUCCION:

El Evangelio de los discípulos de Emaús es un texto riquísimo en imágenes, que no podemos dejar pasar de largo; por eso hoy es un día para meditar tranquilamente en cada frase, en cada palabra y sacar las consecuencias para nuestro propio camino de Emaús. Dos discípulos, uno se llama Cleofás, ¿y el otro? El otro discípulo eres tú, Juan, María, Pepe, Marta, Antonio, Dolores... Se hacían preguntas, estaban ofuscados y no eran capaces de reconocer la realidad. Así vivimos muchas veces, ofuscados con nuestras cosas, sin parar de darle vueltas a las cosas, perdiendo la distancia necesaria para ser objetivos y darnos cuenta de que los caminos de Dios no son nuestros caminos. Los dos hablan en pasado, “esperábamos, no encontraron, decían que está vivo, no lo vieron”. La desesperanza ha entrado de lleno en su corazón y por eso se vuelven a su vida de antes, ya no les interesa este Jesús libertador de Israel que les ha fallado. ¡Qué bien refleja nuestra poca fe y torpeza para comprender la historia de salvación que Dios hace con cada uno de nosotros! En cuanto las cosas no salen como queremos, abandonamos y nos volvemos a enfrascar en nuestros pequeños proyectos humanos. Y nuevamente dos realidades nos devuelven al centro: la Palabra y la Eucaristía. La Palabra de Jesús que explica, que hace arder, que devuelve la esperanza; y la Eucaristía, pan compartido que abre los ojos del alma para reconocer lo que ya estaba presente. El camino de vuelta no se hace pesado, en aquel mismo instante se pusieron de camino y regresaron a la comunidad, de donde nunca tenían que haber salido. Cuando una comunidad pone en el centro a Dios, presente en las Escrituras y la Eucaristía, puede hacer la experiencia del Señor Resucitado que está siempre presente donde se reúnen los hermanos. 

El Evangelio de hoy tomado de Lc 24, 13-35 nos describe toda la experiencia que vivieron dos de los discípulos de Jesús cuando se dirigían de regreso a su pueblo Emaús. 

Dice el texto del Evangelio que: "En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?” Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!". Lc 24, 15-18.

Jesús comienza a caminar con ellos y les pregunta acerca de las discusiones que tenían. Los discípulos, en su tristeza y confusión, hablan de la crucifixión de Jesús y cómo esperaban que Él fuera el Mesías liberador de Israel. Sin embargo, no entendían todavía el significado de Su muerte y resurrección.

Durante el camino, Jesús les explica las Escrituras y les muestra cómo todo lo que había sucedido estaba profetizado. Finalmente, cuando llegan a Emaús y comparten la cena, los ojos de los discípulos se abren y reconocen a Jesús en el momento en que Él parte el pan.

Este relato es una hermosa muestra de cómo Jesús camina con nosotros en nuestros momentos de duda y tristeza, revelándonos gradualmente Su verdad y su presencia amorosa. Nos recuerda que incluso cuando no lo reconocemos, Él está con nosotros, dispuesto a revelarse a nosotros y fortalecernos en nuestra fe. 

Señor, toma nuestras vidas y guíala por el camino que nos lleva a Ti; que en cada momento de nuestro actuar vayamos dirigidos a cumplir tu Voluntad con alegría y sencillez. ayúdanos a vivir de acuerdo con el Evangelio.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:37 a.m. | Permalink |


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