martes, marzo 26, 2024

"Mi boca contará tu salvación, Señor"...Salmo 71

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 26 de Marzo del 2024

INTRODUCCION:

El Evangelio de hoy nos muestra los sentimientos de Jesús en la noche de su despedida. Jesús que ha hecho de su vida un servicio de amor a las personas; Él que ha dedicado su tiempo a mostrar un Dios Padre que es amor, siente profundamente el rechazo es angustiosa, la no aceptación del amor que está ofreciendo en nombre de Dios. No solo es el rechazo es la traición de Judas, la negación de Pedro, la incomprensión de todos la que provoca la conmoción`. Pero Jesús no reacciona descubriendo al que lo entrega o apartándole de su amor. Tendrá para el traidor el gesto de máxima estima dándole un trozo de pan untado; le tratará con todo respeto a su libertad: lo que tengas que hacer hazlo en seguida, no le niega la palabra aunque Judas permanece mudo. Ve que es el momento de ser glorificado de mostrar que no se va a volver atrás en la decisión de amar, ni ante la entrega, la negación, el abandono, de todos o la muerte. Ve que así va a ser evidente el amor-gloria de Dios para todos. Es el amor luminoso de Jesús que siente el discípulo amado al recostarse en el pecho de Jesús, y  que contrasta con la noche del que se aleja del amor, de la luz de la vida, de la experiencia de la gloria de Dios.

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 13, 21-33. 36-38, Jesús hace a sus discípulos el primer anuncio de traición. Él no entiende como entre sus amigos más cercanos, que han escuchado sus parábolas, sus enseñanzas y han sido testigos de sus milagros,  uno de ellos, lo va a traicionar.

Dice el texto del Evangelio que: "Estando Jesús sentado en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”. Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: “Pregúntale a quién se refiere”. Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: “Señor, ¿Quién es?” Jesús le respondió: “Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato”. Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote... Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero Yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: “A donde Yo voy, ustedes no pueden venir”. Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “Adonde Yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás”. Pedro le preguntó: “¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jesús le respondió: “¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”. Jn 13, 21-25. 36-38. 

Como lo leemos en el texto del Evangelio, hay tres actitudes distintas entre los discípulos: Simón muestra su incomprensión y el arrebato entusiasta de seguir a Jesús. La de Judas que tiene a su Maestro muy lejos de su corazón y pensando en su provechoso negocio le deja como también su aparta de su comunidad. La de Juan, el discípulo amado llega a tener un diálogo íntimo con Jesús al cual, ninguno de los otros se atreve. Allí muestra confianza y familiaridad.

Este episodio se realiza en el marco de ultima cena pascual que realizó Jesús y miren, todos de alguna manera nos sentimos retratados en Judas o en Pedro: Si, a veces somos capaces de vender a las personas por alcanzar nuestros objetivos particulares o retrocedemos ante las dificultades aún habiendo jurado ir hasta las últimas consecuencias. 

Y es que nos cuesta mucho ser fieles y radicales como Cristo. La intimidad, la traición instantánea y la traición diferida se dan cita en una cena que resume toda una vida y que anticipa su final. Lo que sucede en esta cena es una historia de entrega y de traición.

Pidámosle al Espíritu Santo que nos conceda la gracia de la perseverancia para seguir siendo fieles a Dios hasta el final de nuestras vidas. 

Señor, nos ponemos en tu presencia. Tú eres la fuente del amor. Tú eres luz y salvación. Creemos en ti porque eres fiel a tus promesas. Confíanos plenamente en Ti porque eres verdaderamente el amigo que se entrega por sus amigos. Señor, inspíranos el deseo de seguirte, de entregarnos a Ti sin reservas.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:19 a.m. | Permalink |


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