"Señor, Dios mío, a ti me acojo"... Salmo 7
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Sábado 16 de Marzo del 2024
INTRODUCCION:
El evangelio de hoy nos muestra las distintas reacciones que “los discursos” de Jesús producían entre sus oyentes. Desde los que le aceptaban declarándole “el profeta”, “el Mesías”, hasta los que buscaban prenderle y detenerle, como los sumos sacerdotes y fariseos que pidieron explicaciones a los guardias del Templo porqué no le habían detenido, a lo que respondieron: “Jamás ha hablado nadie así”. Impresiona la terquedad de los dirigentes religiosos en tiempos de Jesús: -escribas, saduceos, fariseos- hombres que se han pasado la vida con las Escrituras en las manos. Tienen una grave enfermedad. Podríamos llamar “cardio-esclerosis” (endurecimiento del corazón). Están viviendo a costa de la explicación de las Escrituras. Ellos se creen los maestros de Israel. Pero no aceptan a Jesús. Ni aceptaron las palabras de los mismos guardas enviados por ellos: “Jamás ha hablado un hombre como este hombre”. Les dicen que se han dejado “embaucar”. Jesús cautiva, Jesús seduce, Jesús fascina, Jesús arrastra, Jesús embauca. Y nosotros los cristianos de todos los tiempos nos debemos dejar seducir y cautivar por Jesús. Los que ponen la mano en el arado y miran atrás, no sirven para el reino.
Jesús asistía a la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén; y allí, se desata una gran controversia sobre quién era realmente Jesús. Algunas personas estaban convencidas de que era el Profeta prometido, también hay quienes no creen que algo bueno pueda venir de Nazaret, ya que las Escrituras dicen que el Mesías prometido vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de David.
Este Evangelio hoy nos esta invitando a considerar cómo confrontamos ideas y personas que desafían nuestras percepciones y creencias. La historia nos muestra que fácilmente podemos caer en el juicio y el rechazo sin un entendimiento completo. La disposición para escuchar y buscar la verdad con un corazón abierto y una mente dispuesta al aprendizaje sigue siendo un desafío vital para cualquier sociedad.
La diversidad de opiniones no debería llevarnos al conflicto, sino al diálogo respetuoso y al discernimiento colectivo.
Preguntemos: ¿Estamos rechazando a alguien o algo en base a suposiciones y expectativas, o estamos realmente buscando entender y conocer la verdad de la situación?
Gracias, Señor, por este rato tan agradable que hemos pasado contigo. Es para nosotros ha sido lo mejor del día. Te agradezco tu fuerza para conquistar los corazones.