miércoles, marzo 13, 2024

"Acuérdate de mi, Señor, por amor a tu pueblo"...Salmo 106.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 13 de Marzo del 2024

INTRODUCCION:

El Evangelio que nos presenta hoy la Iglesia, es una revelación sobre el Padre: Él ama a Jesús y le muestra todo lo que Él hace, le confía el juicio sobre los hombres y la historia y el poder de disponer de la vida. Por el hecho de reivindicar esta relación especial con el Padre, Jesús va a ser condenado a muerte por blasfemo. El Padre ha entregado a su Hijo un poderío tan grande que incluso puede resucitar muertos. Es decir, el Padre le entrega lo que es más propio de él, la capacidad de producir la vida.  Dar vida a los carentes de esperanza y de sentido en la existencia, pero que escuchan y obedecen la voz de Jesús, y a los que yacen en los sepulcros, a quienes está misma voz pondrá en pie. La confianza en el Padre, el sentirnos amados por El, nos lleva como a Jesús a dejarnos guiar por el Espíritu, a no hacer nada por nuestra cuenta y a no cesar de trabajar en la construcción del Reino. 

El Evangelio de hoy tomado de Jn 5, 31-47, nos presenta una de las desavenencias presentadas entre Jesús y los judíos por la incomprensión y a su rechazo a pesar de haber demostrado su identidad como el Hijo de Dios.

Jesús les dice a los judíos: ""Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría.  Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero. Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.  No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.". Jn 5, 31-37.

Jesús pone testigos del Amor de Dios que siente por nosotros. Les  pone como testigo a Juan el Bautista que ha dado testimonio de la Verdad.

Bautista era para el pueblo no alguien pagado por intereses del poder corrupto de turno, ni era un mediocre que necesitara el aplauso ni los votos de la gente, era una lámpara, que ardía y resplandecía en la oscuridad, y el pueblo acudía a él para convertir sus corazones.  

Bien sabemos hermanos que un testigo, es aquel que ha visto, que puede decir la verdad de hechos; que no miente, que es veraz frente a los acontecimientos de la vida. Y Juan Bautista, es parte de su historia que nos demuestra que no es una fantasía o no es una ilusión, es una enseñanza y no un cuento. Juan nos afirma con veracidad lo que sus ojos vieron, lo que sus manos tocaron, lo que su razón captó y lo que su corazón creyó.

Preguntemos hoy: ¿Qué luz me acompaña en estos días?

Juan Bautista gozó de esa luz y la irradió en la lámpara de su misma vida. Esa luz brilla y sigue brillando en todo lo que Jesús hace por nosotros. Esa luz es Jesús, su fuerza y su calor es el mismo amor del Padre y el Hijo en el que, con el apoyo del Paráclito, estoy invitado a gozar y a perderme infinitamente en Él.

¿En estos días de la Cuaresma, en quién apoyo mi confianza? ¿Vemos a Jesús como nuestra luz que nos conduce al encuentro de una vida plena en un amor que le da reposo a nuestro corazón?

Señor, no permitas que vivamos nuestras vidas por nuestra cuenta. Ilumínala a todo momento para que tu gracia aumente nuestra fe, la esperanza y la caridad. No queremos terminar esta Cuaresma con las mismas mediocridades que nos alejan de tu amor.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:30 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>