lunes, marzo 04, 2024

"Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿Cuándo veré el rostro de Dios?"...Salmo 42.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 4 de Marzo del 2024

INTRODUCCION:

Jesús se encuentra en la sinagoga de Nazaret leyendo el pasaje del profeta Isaías. La gente del pueblo lo cuestiona porque siente rabia por no haber hecho ningún milagros en Nazareth así como los que había hecho en Cafarnaún. Entonces, Jesús les responde: “ningún profeta es bien recibido en su tierra”. Frase similar que nosotros también usamos cuando nos sentimos incomprendidos. Lo cierto es que en el fondo ellos no aceptaban la nueva imagen de Dios que Jesús les comunicaba superando los límites de la raza de los judíos para acoger así a los excluidos y a toda la humanidad. Jesús retoma el episodio del profeta Eliseo con Naamán para enseñar a sus contemporáneos que Dios no se deja encerrar por nuestros criterios estrechos. Dios no pone fronteras, al contrario, quiere atravesarlas. Vivimos momentos confusos, cambios bruscos, donde la verdad se camufla fácilmente en realidades falsas. Las palabras de Jesús nos invitan hoy a la fidelidad a la verdad de Dios que hemos escuchado, esa que no se reduce a lo que anuncia una salvación adaptada a las circunstancias, sino una verdad salvadora, abierta a todos, hecha realidad en la persona de Jesús. Nosotros somos sus testigos. A nosotros nos corresponde llevar su verdad a un mundo muy apegado a la mentira.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 4, 24-30 nos muestra a Jesús en la Sinagoga Nazaret su patria, en un momento la gente mostró agresividad con Jesús y Él les dijo: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino". Lc 4, 24-30. 

Hermanos, hoy también nosotros podríamos ser rechazados por ir a predicar en las calles y casas de nuestros barrios, pero esa situación no debe enfriarnos no hacernos claudicar puesto que nuestro compromiso con Jesús es anunciar su Evangelio en cualquier lugar sin importar las dificultades que se nos presenten, pues aunque nos den las espaldas poseemos la fuerza del Espíritu Santo que nos acompaña para anunciar el amor, el perdón, la justicia y la paz hasta que los demás cambien y retomen su dignidad.

Recordemos que el mensaje de Dios es universal y no tiene ninguna distinción en cuanto a raza, religión o clases sociales; y estamos invitados a romper barreras.  

Señor, que no seamos sordos a tu voz. Que sepamos encontrar momentos, para poder escucharte y descansar. Que el ruido, tan presente en casa, en el trabajo y en todos lados, no nos impida escucharte y aceptarte como profeta y amigo.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:22 a.m. | Permalink |


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