jueves, febrero 29, 2024

"Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor"...Salmo 1

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 29 de Febrero del 2024

INTRODUCCION:

¡Ignorar al pobre es despreciar a Dios! Esto debemos aprenderlo bien, nos lo dice el Papa Francisco. Para descubrir qué me dice Dios a través de su palabra hay un método muy sencillo: ponerse en el lugar de cada uno de los personajes: A veces nos sentimos como Lázaro: pobres, olvidados, hambrientos... Y Dios sale a nuestro encuentro y nos da mucho más de lo que podríamos siquiera soñar. El Señor es para nosotros riqueza, cercanía, pan de vida. Pero no podemos negar que en muchísimas ocasiones nos parecemos más al rico Epulón: satisfechos, egoístas, insensibles... Y Dios nos advierte cuál es la meta de este camino: el sufrimiento, la angustia, la soledad... Dios nos llama a la conversión, porque quiere la salvación, la felicidad de todos. Estamos llamados a ser transparencia de Dios. Él consuela a los pobres e invita a los ricos a abrir su corazón a los necesitados.

Hoy el Evangelio tomado de Lc 16, 19-31 Jesús a través de una parábola interpela a los Fariseos para que ablanden su corazón y rechacen los estilos de vida que les llevan a la soberbia, la vanidad, la ira y el egoísmo, pues estos nutren la forma desvergonzada la moral de los hombres. 

Él les dice: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan”. “Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.”. Lc 16, 19-25

En la parábola de hoy Jesús nos presenta la historia de un hombre rico que vivía una vida de lujo y de opulencia, sin prestar atención a un mendigo llamado Lázaro que estaba afuera de su casa, cubierto de llagas y hambriento. Este, a pesar de su estado de necesidad y su proximidad física al hombre rico, no recibía ayuda ni compasión de parte de este.

Hermanos esta parábola nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud hacia aquellos que están en necesidad a nuestro alrededor y nos desafía a examinar cómo estamos utilizando nuestros recursos a fin de considerar si estamos siendo fieles a los valores del Reino de Dios en nuestras interacciones diarias. También nos recuerda que nuestras acciones en esta vida tienen un impacto eterno, y que la actitud de indiferencia hacia el sufrimiento ajeno tiene consecuencias.

También esta parábola nos resalta la importancia de la compasión y la justicia social y ella nos llama a considerar cómo podemos contribuir a aliviar el sufrimiento de los más necesitados y a trabajar por un mundo más justo y equitativo.

Señor, ayúdanos a ser consciente de que estás siempre a nuestro lado, de que cada oración es un nuevo encuentro contigo, Tu eres nuestro Mejor Amigo. Señor, Tú sabes que somos débiles y que muchas veces nos olvidamos de ti, buscando nuestra satisfacción en las cosas de este mundo. Sabes que solemos pensar en nosotros mismo, en nuestros planes, gustos y nuestra propia voluntad. Por eso, te pedimos hoy, Señor, que cambies nuestros corazones de piedra en uno de carne y hueso, para así cumplir con la misión de ser sal de la tierra y luz para el mundo.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:21 a.m. | Permalink |


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