jueves, marzo 14, 2024

"Acuérdate de mi, Señor, por amor a tu pueblo"...Salmo 106.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 14 de Marzo del 2024

INTRODUCCION:

Jesús desenmascara la actitud primigenia del corazón humano de buscar su propia gloria en lugar de la Gloria de Dios, negándose así la posibilidad de llenarse del Amor de Dios. Jesús llama a las Escrituras y a las obras que Él cumple como testigos de su misión. Es una llamada a la coherencia personal con respecto a la misión que Dios Padre le confía. La convicción, la fe en que Dios existe, no es una información como otras. Muchas informaciones no nos importan si son verdaderas o falsas, pues no cambian nuestra vida. Pero, si Dios no existe, la vida es vacía, el futuro es vacío. En cambio, si Dios existe, todo cambia, la vida es luz, nuestro futuro es luz y tenemos una orientación para saber cómo vivir. Por eso, creer constituye la orientación fundamental de nuestra vida.

El Evangelio de hoy tomado de Jn 5, 31-47, nos presenta una de las desavenencias presentadas entre Jesús y los judíos por la incomprensión y a su rechazo a pesar de haber demostrado su identidad como el Hijo de Dios.

Jesús les dice a los judíos: ""Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría.  Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero. Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.  No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.". Jn 5, 31-37.

Jesús pone testigos del Amor de Dios que siente por nosotros. Les  pone como testigo a Juan el Bautista que ha dado testimonio de la Verdad.

Bautista era para el pueblo no alguien pagado por intereses del poder corrupto de turno, ni era un mediocre que necesitara el aplauso ni los votos de la gente, era una lámpara, que ardía y resplandecía en la oscuridad, y el pueblo acudía a él para convertir sus corazones.  

Bien sabemos hermanos que un testigo, es aquel que ha visto, que puede decir la verdad de hechos; que no miente, que es veraz frente a los acontecimientos de la vida. Y Juan Bautista, es parte de su historia que nos demuestra que no es una fantasía o no es una ilusión, es una enseñanza y no un cuento. Juan nos afirma con veracidad lo que sus ojos vieron, lo que sus manos tocaron, lo que su razón captó y lo que su corazón creyó.

Preguntemos hoy: ¿Qué luz me acompaña en estos días?

Juan Bautista gozó de esa luz y la irradió en la lámpara de su misma vida. Esa luz brilla y sigue brillando en todo lo que Jesús hace por nosotros. Esa luz es Jesús, su fuerza y su calor es el mismo amor del Padre y el Hijo en el que, con el apoyo del Paráclito, estoy invitado a gozar y a perderme infinitamente en Él.

¿En estos días de la Cuaresma, en quién apoyo mi confianza? ¿Vemos a Jesús como nuestra luz que nos conduce al encuentro de una vida plena en un amor que le da reposo a nuestro corazón?

Señor, Tú que lo puedes todo, aumenta nuestra confianza para que podamos creer con una fe más desinteresada. Ayúdanos a olvidarnos de nosotros mismos y a lanzarnos a encontrar tu voluntad.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:02 a.m. | Permalink |


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