lunes, abril 01, 2024

"Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti"...Salmo 16.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 1 de Abril del 2024

INTRODUCCION AL EVANGELIO:

La fuerza de la resurrección puede resucitar a un muerto, pero no puede dar la fe a quien no la quiere, no puede abrir el corazón de aquellos que quieren estar cerrados. Ésta es la historia de los sumos sacerdotes. Y es también nuestra historia. Muchas veces no nos dejamos resucitar por el Resucitado, no abrimos el corazón. Cuando echamos una mirada a nuestra historia personal, experimentamos momentos de temor y momentos de alegría. Es difícil recuperar la alegría sin temor cuando la experiencia sufrida nos ha desencajado el alma, nos ha puesto a prueba la fe y ha atacado hasta sus cimientos el sentido de nuestra vida. Es necesario que alguien como Jesús, quien se solidarizó con nuestra historia humana, anime nuestra esperanza y nos llame a mantener el coraje de nuestra alegría. Pero el camino del dolor no se supera sólo con unas palabras de aliento; se necesita dejar cicatrizar la herida. Lo curioso no es sólo que has podido superar con paciencia la decepción, el desencanto, la enfermedad, la traición, la venganza, o la muerte de un ser querido. Sino que has podido contemplar una experiencia tan vital para la vida que ha sido Dios mismo quien te ha acompañado en ese camino donde sólo cabe la liberación. No cabe duda que el único que conoce la verdad de la vida que has vivido eres tú. Tú sabes qué dolor te ha provocado tu propia debilidad, los momentos de incomprensión, aquellos días que las tinieblas inundaron tu espíritu y dejaste de sentir el cobijo de Dios. Otros, por interés o por dinero, inventarán historias para que tu verdad se disipe en la memoria de los que lucharon a tu lado, o fueron testigos de ello, creando así una historia paralela para ensombrecer tu imagen o tu propia visión de las cosas. No temas, no hace falta convencer a la vida de las luchas por las que has pasado. En estos casos la mirada siempre será distinta cuando se es capaz de elevarla hacia aquel que la ilumina con mayor claridad. Dios estará siempre presente, como un amigo fiel, abriéndome paso al coraje de la alegría, y a una vida sin temor.

El Evangelio de hoy tomado de Mt 28, 8-15 nos relata los hechos ocurridos cuando Jesús Resucitado se les aparece a las mujeres que habían ido al sepulcro.

Dice el texto del Evangelio que: "Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: "Alégrense". Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él. Y Jesús les dijo: "No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán". Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido. Estos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: "Digan así: 'Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos'. Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo". Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy". Mt 28, 8-15.

Hermanos, el acontecimiento de la Resurrección de Jesús es  y será siempre una gran noticia en la historia de la humanidad. Jesús Resucitado se da a conocer en contra de las dudas y las desconfianzas.

Y es a las mujeres que la sociedad judía las habían sido marginadas de la vida social y religiosa las que fueron escogidas por Dios para testificar y anunciar a la gente la verdad de la Buena Noticia  de la Resurrección.

Y es que hoy esas mujeres representan a cada una de las personas que caminan en esta vida de fe. Y fueron ellas las que salieron en la búsqueda de Jesús a pesar de que todo a su alrededor estuviese destruido o derrotado por la desesperanza. 

Y es allí hermanos, donde Jesús Resucitado se aparece y se muestra cercano para invitar a nueva vida y a acrecentar la fe. 

Hoy los invito a que salgamos a prisa también  en la búsqueda de Jesús Resucitado para vivir un encuentro conmovedor con Él y con la alegría de esta buena noticia dispongamos a anunciarlo en todas partes maravillados de su grandeza divina. 

Gracias, Señor, porque al romper la piedra de tu sepulcro nos trajiste en las manos la vida verdadera, no sólo un trozo más de esto que los hombres llamamos vida, sino la inextinguible, la zarza ardiendo que no se consume, la misma vida que vive Dios. Gracias por este gozo, gracias por esta Gracia.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:48 a.m. | Permalink |


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