martes, abril 02, 2024

"La misericordia del Señor llena la tierra"...Salmo 33.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 2 de Abril del 2024

INTRODUCCION:

Los testimonios de las apariciones del Resucitado a María Magdalena nos ayudan a prolongar y profundizar la experiencia de la Resurrección de Jesús. Ella, ha sido testigo privilegiado de este acontecimiento. La desorientación y la confusión son parte de esta experiencia, estas nos abren a una nueva intimidad con el Señor Resucitado. Es precisamente desde estas vivencias que somos enviados como María Magdalena a ser testigos de la Resurrección porque nos pone en marcha, nos hace implicarnos en nuestra realidad y nos lleva a un renovado compromiso. Hoy se hace oportuno recordar la expresión del Papa Pablo VI quien decía: proclamar la Pascua es vivir el paso de vida de condiciones inhumanas a condiciones  humanas y este sigue siendo el desafío del tiempo que vivimos. Como lo leemos en el Evangelio: Jesús llama por su nombre: ¡María! Y aquella mujer se vuelve, clava su mirada en Jesús, su corazón se estremece y las lágrimas de la pena dan paso a las de la alegría, y le responde: ¡Maestro! Ojalá que en esta Pascua todos los cristianos escuchemos al Señor en nuestro corazón, pronunciado con amor nuestro nombre. Ojalá nos alegremos tanto como María.

El Evangelio de hoy tomado de Jn 20, 11-18 nos describe el hecho sublime de la aparición de Jesús a María Magdalena, quien había ido al sepulcro para encontrar aquel que la muerte le había arrebatado.

Dice el texto del Evangelio que: "María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?” María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”. Jesús le dijo: "¡María!” Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir, “¡Maestro!”. Jn 20, 11-16.

María Magdalena reconoció a Jesús por sus Palabras y transforma su tristeza en alegría y con prontitud sale a anunciar a sus compañeros lo que había visto, escuchado y sentido.

Hermanos, de María Magdalena podemos aprender algunas enseñanzas. Miremos: Ella fue una mujer pecadora que recibió de Jesús el perdón de su pecado. Ella también, fue testigo de la crucifixión y fue la única mujer que se acercó a la tumba donde estaba sepultado Jesús; y fue testigo ocular de ver y conocer sobre la Resurrección de Jesús.

María Magdalena recibió de Jesús la misión de anunciar tan significativa  experiencia de la resurrección a los Apóstoles 

Hoy también como a María Magdalena Jesús nos llama a que vivamos la alegría de la Pascua de la Resurrección y seamos  sus testigos en todos los lugares donde nos encontremos para decirles que tenemos un Dios cercano y dispuesto a secar nuestras lágrimas  de la desesperanza y acompañarnos en todos los momentos de nuestras vidas. 

Señor, cuánta ofuscación, cuántos miedos, cuántas tentaciones nos alejan fácilmente del camino. Nos cuesta rezar, nos cuesta guardar silencio, nos cuesta percibir y sentir que nos estés escuchando… Pero creemos en Ti y confíanos en que, a pesar de nuestras debilidades, Tú siempre estas a nuestro lado.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:32 a.m. | Permalink |


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