"La piedra desechada es ahora la piedra angular"...Salmo 118.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Viernes 5 de Abril del 2024
INTRODUCCION:
Sin Jesús nada es
posible: El encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos junto al lago de
Galilea está descrito con clara intención catequética. El relato nos describe,
en primer lugar, el trabajo que los discípulos llevan a cabo en la oscuridad de
la noche. Todo comienza con una decisión de Simón Pedro: «Me voy a pescar». Los
demás discípulos se adhieren a él: «También nosotros nos vamos contigo». Están
de nuevo juntos, pero falta Jesús. Salen a pescar, pero no se embarcan
escuchando su llamada, sino siguiendo la iniciativa de Simón Pedro. El narrador
deja claro que este trabajo se realiza de noche y resulta infructuoso: «aquella
noche no cogieron nada». La «noche» significa en el lenguaje del evangelista la
ausencia de Jesús que es la Luz. Sin la presencia de Jesús resucitado, sin su
aliento y su palabra orientadora, no hay evangelización fecunda. Con la llegada
del amanecer, se hace presente Jesús. Desde la orilla, se comunica con los
suyos por medio de su Palabra. Los discípulos no saben que es Jesús, solo lo
reconocerán cuando, siguiendo dócilmente sus indicaciones, logren una captura
sorprendente. Aquello solo se puede deber a Jesús, el Profeta que un día los
llamó a ser «pescadores de hombres”. La pregunta que el Resucitado dirige a
Pedro nos recuerda a todos los que nos decimos creyentes que la vitalidad de la
fe no es un asunto de comprensión intelectual, sino de amor a Jesucristo. Es el
amor lo que permite a Pedro entrar en una relación viva con Cristo resucitado y
lo que nos puede introducir también a nosotros en el misterio cristiano. El que
no ama apenas puede «entender» algo acerca de la fe cristiana. No hemos de
olvidar que el amor brota en nosotros cuando comenzamos a abrirnos a otra
persona en una actitud de confianza y entrega que va siempre más allá de
razones, pruebas y demostraciones. De alguna manera, amar es siempre
«aventurarse» en el otro. Así sucede también en la fe cristiana.
Como lo leemos en el texto, Jesús se aparece a sus discípulos mientras pescan y sin reconocerlo, desde la playa les preguntó: "Muchachos, ¿tienen algo de comer?" y ellos le respondieron: "No" y Él les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán", ellos hicieron lo que les decía y sacaron una cantidad de peces".
Hermanos, podemos reflexionar un poco en esta actitud la importancia de la fe, la obediencia y el amor incondicional de Jesús hacia sus seguidores.
Miren, a través de este encuentro, Jesús demuestra su poder de proveer y su capacidad para transformar las situaciones ordinarias en experiencias extraordinarias. Así lo vemos reflejado en la pesca milagrosa que experimentan los discípulos.
Este Evangelio nos está invitando a reflexionar sobre la importancia de seguir las indicaciones de Jesús, como lo hicieron los discípulos al echar la red al lado derecho de la barca. Este acto de obediencia resultó en una abundante pesca, lo cual nos enseña la importancia de confiar en las palabras y el plan de Dios, incluso cuando no entendemos completamente su propósito. Asimismo, vemos que su presencia siempre nos recuerda su constante amor y cuidado por todos nosotros, así como su deseo de tener una relación cercana y personal con cada uno de nosotros, recordándonos que siempre estamos invitados a su mesa y que su gracia es inagotable.
Preguntémonos: ¿Nos ha sucedido alguna vez vivir la desesperanza y encontrar en medio de ella a Jesús Resucitado que te pide echar la red del lado contrario al que venias haciendo las cosas? ¿Le has obedecido? ¿Qué sucedió?
Haznos, Señor, cada día más conscientes de tu Amor. Cambia nuestro corazón de piedra por otro de carne. Cura, Señor, nuestra ceguera para descubrirte.