viernes, febrero 09, 2024

"Yo soy el Señor, Dios tuyo: Escucha mi voz"...Salmo 81

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 9 de Febrero del 2024

INTRODUCCION:

El evangelio nos presenta hoy a un Sordomudo, una persona incapaz de escuchar ni comunicarse verbalmente y condenada al aislamiento, a una vida marginada y sin esperanza. Pero las gentes de aquel lugar esperan un milagro, y lo llevan ante Jesús para que “le imponga las manos”, le cure. Sin embargo, los que presencian el gesto sanador de Jesús al devolver a este hombre su capacidad de oír y hablar, dicen asombrados: “Todo lo hace bien”. El contraste es evidente. Y Jesús les dice con radical insistencia que guardaran silencio sobre lo que había sucedido. Miremos: Jesús no es el mesías victorioso que esperan los judíos. Es un mesías que ha de pasar por el fracaso más rotundo, que transita por el camino de la humildad y el servicio, que habla de amor, y hace gestos que sanan e integran a aquellos que sufren y viven marginados. A nosotros también nos cuesta mucho comprenderlo y aceptarlo así. Permanecemos sordos al mensaje del Evangelio y mudos, incapaces de anunciarlo y ser testigos del Reino de Dios. Porque no es tan sencillo ni evidente que estemos dispuestos a asumir lo que ello implica en nuestra vida, en los grupos, comunidades o instituciones de Iglesia. Nos gusta el triunfo y la comodidad.

En el Evangelio de hoy tomado de Mc 7, 31-37 se nos narra la sanación de un sordomudo que apenas podía hablar por parte de Jesús cuando dejando el territorio de Tiro, pasó por Sidón e iba de camino al mar de Galilea atravesando la Decápolis.

Dice el texto del Evangelio que la gente le pedían a Jesús que le impusiera las manos sobre él. Él lo tomó, lo apartó de la gente y, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Levantó la mirada al cielo, suspiró y le dijo: "Effetá" que quiere decir: "Ábrete" y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba normalmente". Mc 7, 31-35.

Como lo podemos apreciar Jesús demuestra a la gente su  poder sanador y su compasión por los que sufren. Él no solo restaura la capacidad física del hombre, sino que también le permite experimentar la plenitud de su ser al facilitarle abrirse a la convivencia y comunicación con los demás.

Hermanos, hoy Jesús nos está invitando a reflexionar sobre nuestra propia capacidad para escuchar, comprender y comunicarnos con las demás personas, porque al igual que el hombre sordomudo del pasaje, todos enfrentamos obstáculos que nos impiden escuchar claramente como también para expresarnos con claridad.

Seamos compasivos con los que necesitan y esperan de nosotros y no olvidemos que el poder sanador de Jesús nos ha sido dado para que otros mantengan una comunicación auténtica con Dios y fluya entre nosotros una conexión humana sin obstáculos y abierta entre todos. 

Jesús, hoy oramos por tus preferidos, los enfermos, los que sufren enfermedades del cuerpo y del alma; El hoy Compasivo y Misericordioso, llega a ellos e impone sus manos y por sus llagas son sanos. En oración te pedimos que quites de nosotros toda indiferencia y nos permitas brindarle lo que más necesitan: compañía, cariño, el regalo de tu Palabra que es medicina para el cuerpo y el alma.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:16 a.m. | Permalink |


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