"La boca del justo expone la sabiduría"...Salmo 37.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Miércoles 7 de Febrero del 2024
INTRODUCCION:
El Evangelio de hoy nos
lleva a echar una mirada sobre nuestro interior. Muchos de los males que
padecemos y que nos hace estar en conflicto con nosotros mismos y con los demás
son las cosas que provienen de nuestro interior, que provienen del corazón del hombre.
Así nos lo dice Jesús en el Evangelio “las malas intenciones, fornicaciones,
robos, homicidios, adulterios, avaricia, maldad, engaños, deshonestidades,
envidia, difamación, orgullo, desatino… todas estas cosas malas proceden del
interior y son las que manchan al hombre”. Una larga lista de cosas concretas y
claras nos tira Jesús y que no podemos hacernos los desentendidos. Muchos se
preguntan, muchos nos preguntamos porque hay tanto mal en el mundo, porque
tanta violencia, porque tanta pobreza y desigualdad… la Palabra de Dios nos da
una respuesta: el interior del hombre. Es por eso que hasta que el hombre no
cambie el corazón, no convierta su interior para Dios y para el bien sufrirá
los males que él mismo se provoca.
Dice el texto del Evangelio que Jesús, llamando a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”. Mc 7, 14-16
Este Evangelio nos presenta el contraste entre la perspectiva legalista de los fariseos y la enseñanza novedosa de Jesús. Y digo esto, porque Jesús desafía a los Fariseos por la noción que tenían de la pureza la cual, estaba determinada por las restricciones dietéticas y las prácticas externas; en cambio, Jesús les enseñaba que la verdadera pureza proviene y sale del corazón.
Hermanos, Jesús nos invita a examinar nuestras intenciones, actitudes y motivaciones, como también nos desafía a ser conscientes de lo que emana de nuestros corazones, ya que nuestras palabras y acciones reflejan lo que verdaderamente somos. Estamos pues llamados a cultivar una pureza interior, de vivir con autenticidad, compasión y amor hacia los demás, como también, a buscar una verdadera transformación del corazón para que podamos reflejar el amor de Dios en todo lo que hacemos.
Señor, tenemos que reconocer que a veces nos da pena que tú veas nuestros corazones, pero confiamos en ti y creemos que tú puedes cambiarlo. Hoy Señor te pedimos que con tu amor y tu misericordia los purifiques y los renueves, cambiándolo por uno como el tuyo para que podamos amar de un modo nuevo y diferente, así, como tú nos amas a nosotros.