martes, enero 30, 2024

"Inclina tu oído, Señor, escúchame"... Salmo 86

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 30 de Enero del 2024

INTRODUCCION:

Todos tenemos alguna experiencia de una enfermedad grave en nuestra familia o en nosotros mismos, por lo que nos es fácil comprender que no hay nada sorprendente en lo que pide Jairo, Líder de la Sinagoga. Miren, cualquier padre cuyo hijo está moribundo haría lo que fuera para salvar a su hijo. En su desesperación, Jairo busca la ayuda de Jesús. En este texto también se nos presenta el caso de una mujer que padecía desde hace doce años flujos de sangre. Y en ambos casos vemos a un hombre y una mujer postrados a los pies de Jesús. Se acercan a Él porque por su Fe, saben que puede solucionar sus problemas a través de Jesús. Todo el mundo quiere ver y tocar al Señor. Saben que Él puede salvar sus vidas en tantos sentidos. Nosotros, ¿acudimos también así y confiamos de este modo en Dios?

El Evangelio de hoy tomado de Mc 5, 21-43 El Evangelio de Marcos 5, 21-43 relata dos milagros realizados por Jesús. Primero, la curación de la hija moribunda de Jairo, un líder de la sinagoga. Segundo, la curación de una mujer que sufría de hemorragia durante doce años. En estos milagros Jesús muestra a los discípulos y personas presentes el poder de la fe como también su compasión y misericordia hacia aquellos que sufren. 

Dice el texto del Evangelio que: "Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y Él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: “Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se sane y viva”. Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás,

entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: “Con sólo tocar su manto quedaré sanada”. Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba sanada de su mal". Mc 5, 21-29.

En ambos relatos hermanos lo que más nos llama la atención, es la confianza plena que tuvieron tanto la mujer con hemorragia y Jairo, jefe de la Sinagoga en el poder de Jesús, ambas personas fueron atendidas en sus necesidades, porque lo que a Él importa no es el modo como se acercaron a su encuentro, ni las situaciones económicas en que vivían sino la Fe y la Confianza que les impulsa a la búsqueda de la sanación y salvación.

Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el cuerpo; y el espíritu. Recordemos que Jesús vino a sanar el corazón del hombre y a darle la salvación, pero pide fe y compromiso en Él.

No podemos olvidar que la fe puede mover montañas y hasta el corazón del mismo Dios; y es ésta hermanos, la condición única que todo cristiano debe tener bien cimentada.

Señor, ¡Cuan infinito es tu poder y tu misericordia! Jesús, tú que te apiadas de todos, en este día te pedimos que podamos contemplar tu Sagrado Corazón y así, enamorarnos más de Ti para ser propagador de tu amor entre todos los hombres.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:09 a.m. | Permalink |


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